“No se puede seguir a Jesús sin seguir a la Iglesia. Quien cede a la tentación de ir por su cuenta corre el riesgo de no encontrar nunca a Cristo". (Papa Benedicto XVI).
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20 enero 2017
Viernes. Rezamos por la Unidad de los Cristianos.
- Isaías 53, 4-12
Entregó su vida como ofrenda expiatoria
- Salmo 118, 1. 14-29
No me ha entregado a la muerte
- 1 Juan 2, 1-2.
Jesucristo murió para que nuestros pecados sean perdonados
- Juan 15, 13-17.
Dar la vida por los amigos
- Comentario
Cuando Pablo se convirtió a Cristo llegó a un entendimiento radicalmente nuevo: una persona murió por todos. Jesús no murió solo por su pueblo, ni solo por aquellos que simpatizaban con sus enseñanzas. Murió por todos los pueblos, pasados, presentes y futuros. Muchos cristianos, fieles al Evangelio, han entregado sus vidas por sus amigos a lo largo de los siglos. Una de estas personas fue el franciscano Maximiliano Kolbe, que fue encarcelado en el campo de concentración nazi de Auschwitz, y que en 1941, voluntariamente, entregó su vida para que un compañero prisionero pudiera vivir.
Ya que Cristo murió por todos, «todos en cierto modo han muerto» (2 Co 5, 14). Muriendo con Cristo, nuestro viejo modo de vida se ha vuelto una cosa del pasado y hemos entrado en una nueva forma de existencia: la vida en abundancia –una vida en la que podemos experimentar consuelo, confianza y perdón, también hoy– una vida que continúa teniendo sentido también después de la muerte. Esta nueva vida es vida en Dios.
Habiendo llegado a este entendimiento, Pablo sentía que el amor de Cristo lo apremiaba a predicar la Buena Noticia de la reconciliación con Dios. Las Iglesias cristianas comparten este mismo mandato de proclamar el mensaje evangélico. Debemos preguntarnos a la luz de nuestras divisiones cómo podemos anunciar este Evangelio de la reconciliación.
- Preguntas
¿Qué significa decir que Jesús «murió por todos»?
El pastor alemán Dietrich Bonhoeffer escribía: «Soy hermano de otra persona gracias a lo que Jesucristo hizo por mí y me hizo a mí; la otra persona se ha vuelto un hermano para mí gracias a lo que Jesucristo hizo por él». ¿Cómo afecta esto a la forma en la que veo a los demás?
¿Cuáles son las consecuencias de esto para el diálogo ecuménico e interreligioso?
- Oración:
Dios y Padre,
en Jesús nos diste a aquel que murió por todos.
Él vivió nuestra vida y murió nuestra muerte.
Tú aceptaste su sacrificio y lo elevaste a una nueva vida junto a ti.
Concédenos a nosotros, que hemos muerto con él,
poder hacernos uno por el Espíritu Santo,
y vivir en la abundancia de tu divina presencia
ahora y por siempre. Amén
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