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28 noviembre 2018

Catequesis de hoy miércoles del Papa Francisco: Conclusión del itinerario sobre el Decálogo.


Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!

“En la catequesis de hoy, que concluye el itinerario sobre los Diez Mandamientos, podemos utilizar como tema-clave el de los deseos, que nos permite recorrer el camino hecho y resumir las etapas realizadas leyendo el texto del Decálogo, siempre a la luz de la plena revelación en Cristo”.

“Hemos comenzado por la gratitud como base de la relación de confianza y de obediencia: Dios, hemos visto, no pide nada antes de haber dado mucho más. Él nos invita a la obediencia para rescatarnos del engaño de las idolatrías que tienen tanto poder sobre nosotros”.

“De hecho, buscar la propia realización en los ídolos de este mundo nos vacía y nos esclaviza, mientras que lo que nos da estatura y consistencia es la relación con Él que, en Cristo, nos hace hijos a partir de su paternidad”.

“Esto implica un proceso de bendición y de liberación, que son el descanso auténtico. Como dice el Salmo 62: ‘Solo en Dios descansa mi alma: de Él mi salvación’”.

“Esta vida liberada se convierte en acogida de nuestra historia personal y nos reconcilia con lo que, desde la infancia hasta el presente, hemos vivido, haciéndonos adultos y capaces de dar el justo peso a las realidades y a las personas de nuestra vida. Por este camino entramos en la relación con el prójimo que, a partir del amor que Dios muestra en Jesucristo, es una llamada a la belleza de la fidelidad, de la generosidad y de la autenticidad”.

“Pero para vivir así necesitamos un corazón nuevo, inhabitado por el Espíritu Santo. Yo me pregunto: ¿Cómo ocurre este trasplante de corazón, del corazón viejo al corazón nuevo? A través del regalo de deseos nuevos; que son sembrados en nosotros por la gracia de Dios, en modo particular a través de los Diez Mandamientos cumplidos por Jesús, como Él enseña en el discurso de la montaña”.

“De hecho, en la contemplación de la vida descrita en el Decálogo, esa es una existencia agradecida, libre, auténtica, bendecida, adulta, custodio y amante de la vida, fiel, generosa y sincera, nosotros, casi sin darnos cuenta, nos encontramos delante a Cristo”.

“El Decálogo es su radiografía, lo describe como un negativo fotográfico que deja aparecer su rostro, como en la Sábana Santa. Y así, el Espíritu Santo fecunda nuestro corazón en él colocando los deseos que son su regalo, los deseos del Espíritu. Desear según el Espíritu, desear el ritmo del Espíritu, desear con la música del Espíritu”.

“Mirando a Cristo vemos la belleza, el bien, la verdad. Y el Espíritu genera una vida que, secundando estos deseos, suscita en nosotros la esperanza, la fe y el amor”.

“Así descubrimos mejor qué significa que el Señor Jesús no ha venido para abolir la ley sino para darle cumplimiento, para hacerla crecer, y mientras la ley según la carne era una serie de prescripciones y de prohibiciones, según el Espíritu esta misma ley se convierte en vida, porque no es más una norma sino la carne misma de Cristo, que nos ama, nos busca, nos perdona, nos consuela y en su Cuerpo recompone la comunión con el Padre, perdida por la desobediencia del pecado”.

“Y así la negatividad literaria, la negatividad en la expresión de los mandamientos –no robar, no insultar, no matar– aquél no se transforma en una actitud positiva: amar, dar lugar a los otros en mi corazón, todos deseamos que siembren lo positivo. Y esta es la plenitud de la ley que Jesús ha venido a traernos”.

“En Cristo, y solo en Él, el Decálogo deja de ser condena y se convierte en la auténtica verdad de la vida humana, es decir, deseo de amor –aquí nace el deseo del bien, de hacer el bien– deseo de alegría, deseo de paz, de magnanimidad, de benevolencia, de bondad, de fidelidad, de mansedumbre, dominio de sí. De aquellos no se pasa a este sí: la actitud positiva de un corazón que se abre con la fuerza del Espíritu Santo”.

“He aquí para qué sirve buscar a Cristo en el Decálogo: para fecundar nuestro corazón para que esté lleno de amor, y se abra a la obra de Dios. Cuando el hombre sigue el deseo de vivir según Cristo, entonces está abriendo la puerta a la salvación, la cual no puede no llegar, porque Dios Padre es generoso y, como dice el Catecismo, ha sed que nosotros tenemos sed de Él”.

“Si son los deseos malvados los que arruinan al hombre, el Espíritu coloca en nuestro corazón sus santos deseos, que son el germen de nueva vida. La vida nueva de hecho no es el titánico esfuerzo para ser coherentes con la norma, sino que la vida nueva es el Espíritu mismo de Dios que inicia a guiarnos hasta sus frutos, en una feliz sinergia entre nuestra alegría de ser amados y el gozo de amarnos. Se encuentran las dos alegrías: la alegría de Dios por amarnos y nuestro gozo por ser amados”.

“He aquí lo que es el Decálogo para nosotros cristianos: contemplar a Cristo para abrirnos a recibir su corazón, para recibir sus deseos, para recibir su Espíritu Santo”.


(Roma. 28/11/2018)

27 noviembre 2018

Hoy celebramos la fiesta de la Virgen de la Medalla Milagrosa.



El 27 de noviembre de 1830 la Virgen Santísima se apareció a Santa Catalina Labouré, humilde religiosa vicentina, y se le apareció de esta manera: La Virgen venía vestida de blanco. Junto a Ella había un globo luciente sobre el cual estaba la cruz. Nuestra Señora abrió sus manos y de sus dedos fulgentes salieron rayos luminosos que descendieron hacia la tierra. María Santísima dijo entonces a Sor Catalina:

"Este globo que has visto es el mundo entero donde viven mis hijos. Estos rayos luminosos son las gracias y bendiciones que yo expando sobre todos aquellos que me invocan como Madre. Me siento tan contenta al poder ayudar a los hijos que me imploran protección. ¡Pero hay tantos que no me invocan jamás! Y muchos de estos rayos preciosos quedan perdidos, porque pocas veces me rezan".

Entonces alrededor de la cabeza de la Virgen se formó un círculo o una aureola con estas palabras: "Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti". Y una voz dijo a Catalina: "Hay que hacer una medalla semejante a esto que estás viendo. Todas las personas que la lleven, sentirán la protección de la Virgen", y apareció una M, sobre la M una cruz, y debajo los corazones de Jesús y María. Es lo que hoy está en la Medalla Milagrosa.

25 noviembre 2018

Reflexión. Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.


En éstos días anteriores, la liturgia nos ha ido poniendo para nuesta consideración y reflexión, lecturas que hablaban del final de los tiempos. Lecturas apocalíptica que nos han ido situando como debemos vivir el presente pero sin dejar de considerar "el mañana", el final de los tiempos.

Hoy, la Iglesia celebra la Solemnidad de Cristo Rey del universo. Una fiesta, con la que se cierra el año litúrgico, ya que el próximo domingo, empezaremos con el primer domingo de adviento, un nuevo ciclo. Un nuevo año Ecclesial.

Pero, ¿qué significa la Solemnidad que estamos celebrando?
Seguramente pensamos cuando hablamos con el lenguaje de nuestros días, que la palabra REY, es una persona poderosa, que vive en un gran palacio, que tiene servicio doméstico, un bueno coche, dinero y muchos guardias que le protegen.

Pero, Jesús, viene a desmoronarnos el significado de la palabra Rey. Cuando Pilato le pregunta si él es el rey de los judíos, es porque el mismo tiene una idea de Rey como la nuestra. Y Jesús es Rey pero no como lo entendemos nosotros. Él viene a servir,  a ponerse el último. Su trono será una Cruz por la que nos redimirá de nuestros pecados. Viene con el arma de la paz, el perdón, la misericordia. Tendrá un ejército de seguidores humildes, sencillos y que a veces lo traicionarán.  Jesús es un rey que viene para ser amigo de los que nadie quiere serlo. Viene a ser uno más dando ejemplo con su vida, sus obras y sus palabras. En nuestas manos está el querer seguir a ese rey que su cetro es el amor para siempre, o seguir tras las huellas de los reyes de nuestro tiempo que son caducos.

Que la Virgen Maria nos ayude a ser cada día mejores cristianos y fieles seguidores de ese REY que no necesita votos, sino que su única campaña electoral es el PERDÓN Y EL AMOR por los hombres y mujeres. Sin discriminación ni poderes.

Evangelio. Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.


Según San Juan 18, 33 - 37.

En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús: «¿Eres tú el Rey de los judíos?». Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?». Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?». Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí». Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?». Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz».

Solemnidad de Jesucristo, Rey del universo.



24 noviembre 2018

Sierva de Dios: Madre Mariana Allsopp.



Hoy celebramos el 164 aniversario del nacimiento de la Fundadora de las Hermanas Trinitarias de Madrid: Madre Mariana Allsopp.



María Ana Allsopp nace el día 24 de Noviembre de 1854, en la ciudad de Tepic (México) donde su padre ejercía la carrera diplomática. Es la segunda de cinco hermanos, que crecen felices rodeados del amor de sus padres y de una educación cristiana impregnada de alegría y confianza. Pero un suceso inesperado abre un nuevo cauce a su vida: cuando sólo tiene ocho años muere su madre.

María Ana Allsopp, sor Mariana de la Santísima Trinidad, fue elegida por Dios para colaborar con él en su misión redentora y liberadora. Fundó junto al Padre Méndez el Instituto de Hermanas Trinitarias para que se dedicara a la acogida, liberación y promoción de la juventud más necesitada. Ella es en la Iglesia, y para cuantos llegan a conocerla, como “un faro que en medio del mar hace comprender al navegante su ruta”(Madre Mariana)

En la vida de Madre Mariana, desde su niñez hasta su vocación definitiva, encontramos episodios reveladores de su gran destino; también encontramos abundantes ejemplos de una capacidad intuitiva que la presentaban por encima de las habituales preocupaciones de la gente de su tiempo. Todos los que con ella se relacionaban quedaban admirados de sus hechos y dichos que parecían dictados directamente por Dios. De ahí su serena sonrisa y bondadosa mirada, con la que cautivaba lo mismo a gente sencilla que a gente culta.

Antes las declaraciones del nuevo secretario de la Conferencia Episcopal Española.


Ante las comparecencia del nuevo secretario general de la Conferencia Episcopal Española el Obispo D. Luis Argüello García, y como perteneciente a la Iglesia que me considero por el Bautismo, NO ESTOY DE ACUERDO con las declaraciones tan desafortunadas que ha dado sobre los candidatos al sacerdocio.

Una vez más, un representante de la Iglesia vuelve a mencionar que ser "homosexual" y sacerdote no pueden ir de la mano.

Un miembro de la Iglesia vuelve a manchar de homofobia la imagen de la Iglesia.

Y no nos damos cuenta, pero cada vez nos estamos alejando del Evangelio, del mandado de Jesús... Hasta que no nos demos cuenta que nuestra actitud puede no sólo dañar la imagen de la Iglesia sino que podemos hacer que otros la rechacen por culpa de nuestra palabra, de nuestra actitud...

Que todos somos IGLESIA. Sea negro, blanco, alto, bajo, guapo, feo, homosexual, lesbiana, bisexual, heterosexual, con o sin estudio... Que Iglesia somos T O D O S lo lo que hemos sido bautizado, aunque a veces públicamente parezca que sea de unos "cuántos elegidos".

Que un joven si quiere ser sacerdote, da igual que sea homosexual que heterosexual. Él tendrá que guardar la misma promesa que uno que no es. El tendrá que hacer las mismas cosas que el resto hace. Y la castidad - celibato es para TODO el mundo igual.

Empezar un servicio haciendo declaraciones así, es arriesgado. Como dijo el Papa Francisco hace algún tiempo refiriéndose a los homosexuales: "Yo no los juzgo. Son hijos de Dios".

Que el Señor nos conceda fortaleza para saber respetar a las personas que no piensan como nosotros, a no tener miedo a la pluralidad dentro de la Iglesia y sobre todo a tener cuidado con ciertas actitudes y palabras a nivel público por parte de los que nos consideramos Iglesia.

21 noviembre 2018

Hoy celebramos la Presentación de la Virgen Niña.



Cada 21 de noviembre la Iglesia celebra la Presentación de María Santísima en el Templo y por ello también realiza la “Jornada Pro Orantibus”, día en que los fieles son invitados a dar gracias a Dios por aquellos y aquellas que entregan su vida a Dios en los conventos de clausura.

Según la tradición, la niña María fue llevada al Templo por sus padres para que integrara el grupo de doncellas que allí eran consagradas a Dios e instruidas en la piedad.

Catequesis de hoy miércoles del Papa Francisco: “No codiciarás los bienes ajenos”.


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Nuestros encuentros sobre el Decálogo nos llevan hoy al último mandamiento. Lo escuchamos al principio. Estas no son solo las últimas palabras del texto, sino mucho más: son el cumplimiento del viaje a través del Decálogo, que llegan al fondo de todo lo que encierra. En efecto, a simple vista, no agregan un nuevo contenido: las palabras «no codiciarás la mujer de tu prójimo [...], ni los bienes de tu prójimo» están al menos latentes en los mandamientos sobre el adulterio y el robo. ¿Cuál es entonces la función de estas palabras? ¿Es un resumen? ¿Es algo más?

Tengamos muy en cuenta que todos los mandamientos tienen la tarea de indicar el límite de la vida, el límite más allá del cual el hombre se destruye y destruye a su prójimo, estropeando su relación con Dios. Si vas más allá, te destruyes, también destruyes la relación con Dios y la relación con los demás. Los mandamientos señalan esto.

Con esta última palabra, se destaca el hecho de que todas las transgresiones surgen de una raíz interna común: los deseos malvados. Todos los pecados nacen de un deseo malvado. Todos. Allí empieza a moverse el corazón, y uno entra en esa onda, y acaba en una transgresión. Pero no en una transgresión formal, legal: en una transgresión que hiere a uno mismo y a los demás.

En el Evangelio, el Señor Jesús dice explícitamente: "Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraudes, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre”."(Mc 7,21-23).

Entendemos así que todo el itinerario del Decálogo no tendría ninguna utilidad si no llegase a tocar este nivel, el corazón del hombre. ¿De dónde nacen todas estas cosas feas? El Decálogo se muestra lúcido y profundo en este aspecto: el punto de llegada –el último mandamiento- de este viaje es el corazón, y si éste, si el corazón, no se libera, el resto sirve de poco.

Este es el reto: liberar el corazón de todas estas cosas malvadas y feas. Los preceptos de Dios pueden reducirse a ser solo la hermosa fachada de una vida que sigue siendo una existencia de esclavos y no de hijos. A menudo, detrás de la máscara farisaica de la sofocante corrección, se esconde algo feo y sin resolver.

En cambio, debemos dejarnos desenmascarar por estos mandatos sobre el deseo, porque nos muestran nuestra pobreza, para llevarnos a una santa humillación. Cada uno de nosotros puede preguntarse: Pero ¿qué deseos feos siento a menudo? ¿La envidia, la codicia, el chismorreo? Todas estas cosas vienen desde dentro. Cada uno puede preguntárselo y le sentará bien. El hombre necesita esta bendita humillación, esa por la que descubre que no puede liberarse por sí mismo, esa por la que clama a Dios para que lo salve. San Pablo lo explica de una manera insuperable, refiriéndose al mandamiento de no desear (cf. Rom 7: 7-24).

Es vano pensar en poder corregirse sin el don del Espíritu Santo. Es vano pensar en purificar nuestro corazón solo con un esfuerzo titánico de nuestra voluntad: eso no es posible. Debemos abrirnos a la relación con Dios, en verdad y en libertad: solo de esta manera nuestras fatigas pueden dar frutos, porque es el Espíritu Santo el que nos lleva adelante.

La tarea de la Ley Bíblica no es la engañar al hombre con que una obediencia literal lo lleve a una salvación amañada y, además, inalcanzable. La tarea de la Ley es llevar al hombre a su verdad, es decir, a su pobreza, que se convierte en apertura auténtica, en apertura personal a la misericordia de Dios, que nos transforma y nos renueva.Dios es el único capaz de renovar nuestro corazón, a condición de que le abramos el corazón: es la única condición; Él lo hace todo; pero tenemos que abrirle el corazón.

Las últimas palabras del Decálogo educan a todos a reconocerse como mendigos; nos ayudan a enfrentar el desorden de nuestro corazón, para dejar de vivir egoístamente y volvernos pobres de espíritu, auténticos ante la presencia del Padre, dejándonos redimir por el Hijo y enseñar por el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el maestro que nos enseña. Somos mendigos, pidamos esta gracia.

"Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos" (Mt 5, 3). Sí, benditos aquellos que dejan de engañarse creyendo que pueden salvarse de su debilidad sin la misericordia de Dios, que es la sola que puede sanar el corazón. Solo la misericordia del Señor sana el corazón.

Bienaventurados los que reconocen sus malos deseos y con un corazón arrepentido y humilde, no se presentan ante Dios y ante los hombres como justos, sino como pecadores. Es hermoso lo que Pedro le dijo al Señor: “Aléjate de mí, Señor, que soy un pecador”. Hermosa oración ésta: “Aléjate de mí, Señor, que soy un pecador”.

Estos son los que saben tener compasión, los que saben tener misericordia de los demás, porque la experimentan en ellos mismos.


(Roma. 21-11-2018)

15 noviembre 2018

Vanesa Martín ha estrrnado esta mañana públicamente su nuevo CD que saldrá mañana viernes.



Ya están las fechas de los conciertos de Vanesa Martín.



Beato Mártir Juan Duarte Martín, ruega por nosotros.



Hoy celebramos al Diácono Mártir Malagueño: Beato Juan Duarte Martín.



El Beato Juan Duarte Martín nació en Yunquera (Málaga) el 17 de marzo de 1912 y fue bautizado el día 25. Sus padres se llamaban Juan y Dolores.

En 1924 entró en el seminario diocesano de Málaga. Pasaba las vacaciones con sus padres, ayudando en las labores del campo y en la catequesis. Fue ordenado de diácono el 6 de marzo de 1936.

La persecución religiosa de julio de 1936 le sorprendió de vacaciones en casa de sus padres. Estuvo escondido, en una especie de semisótano del piso de entrada, hasta que una vecina lo delató. Unos milicianos lo secuestraron y lo llevaron a la cárcel de Álora, donde fue torturado con corrientes eléctricas, clavándole agujas en el cuerpo.

Le quisieron hacer blasfemar y renegar de la fe, pero no cedió ante los tormentos. Cuando le proponían que dijera ¡Viva el Comunismo! él gritaba ¡Viva Cristo Rey!.

Fue martirizado en el Arroyo Bujía (Álora – Málaga) el 15 de noviembre de 1936. Tenía 24 años de edad.

Le rociaron con gasolina, y le prendieron fuego.

Durante varios días continuaron disparando al cadáver, que permaneció insepulto hasta que fue enterrado en el mismo arroyo. El día 3 de mayo de 1937 sus restos fueron trasladados al cementerio de Yunquera. Tenía las piernas partidas y estaba destrozado.

14 noviembre 2018

Muchas felicidades Vanesa Martin en el día de tu cumpleaños.



Muchas felicidades en este cumple especial ya que en pocos días sale uno de los CD más personales que has grabado... Hoy más que nunca, las mujeres que habitan en ti están orgullosas de todo lo que vas consiguiendo con tu esfuerzo y constancia.

Catequesis de hoy miércoles del Papa Francisco: ¿Qué es la verdad?


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En la catequesis de hoy abordaremos la Octava Palabra del Decálogo: "No darás falso testimonio contra tu prójimo".

Este mandamiento - dice el Catecismo - "prohíbe falsear la verdad en las relaciones con el prójimo". Vivir de comunicaciones que no son auténticas es grave porque impide las relaciones y, por lo tanto impide el amor. Donde hay mentira no hay amor, no puede haber amor. Y cuando hablamos de comunicación entre personas, no nos referimos solo a las palabras, sino también a los gestos, a las actitudes, incluso a los silencios y las ausencias.

Una persona habla con todo lo que es y lo que hace. Todos nosotros estamos en comunicación siempre. Todos vivimos comunicándonos y estamos constantemente en equilibrio entre la verdad y la falsedad.

¿Pero qué significa decir la verdad? ¿Significa ser sinceros? ¿O exactos? En realidad, esto no es suficiente, porque uno puede equivocarse sinceramente, o puede ser preciso en los detalle, pero no captar el significado del todo. A veces nos justificamos diciendo: "¡Pero yo he dicho lo que sentía!" Sí, pero has absolutizado tu punto de vista. O: "¡He dicho solamente la verdad!". Tal vez, pero has revelado algunos hechos personales o confidenciales.

¡Cuántos chismes destruyen la comunión por inoportunidad o falta de delicadeza! Más aun, los chismes matan, y esto lo ha dicho el apóstol Santiago en su Carta. El chismoso, la chismosa son gente que mata: mata a los demás, porque la lengua mata como un cuchillo. ¡Tened cuidado! Un chismoso o una chismosa es un terrorista porque con su lengua tira una bomba y se va tranquilo, pero lo que esa bomba que ha tirado destruye la fama de los demás. No lo olvidéis: chismorrear es matar.

Pero entonces, ¿Qué es la verdad? Esta es la pregunta de Pilatos, precisamente cuando Jesús, delante de él, cumplía el octavo mandamiento. De hecho, las palabras "No darás falso testimonio contra tu prójimo" pertenecen al lenguaje jurídico. Los evangelios culminan en el relato de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús; y esta es la historia de un proceso, de la ejecución de la sentencia y de una consecuencia inaudita.

Interrogado por Pilatos Jesús dice: "Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo para dar testimonio de la verdad". Y este "testimonio" Jesús lo da con su pasión y su muerte. El evangelista Marcos narra que "Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de esa manera, dijo: ¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios!". Sí, porque era coherente, fue coherente: con su forma de morir, Jesús manifiesta al Padre, su amor misericordioso y fiel.

La verdad encuentra su plena realización en la misma persona de Jesús, en su forma de vivir y morir, fruto de su relación con el Padre. Esta existencia de hijos de Dios, Él, resucitado, nos la otorga también a nosotros enviando al Espíritu Santo, que es Espíritu de verdad, que da testimonio a nuestros corazones de qur es nuestro Padre

En cada una de sus acciones, el hombre, las personas afirman o niegan esta verdad. Desde las pequeñas situaciones cotidianas hasta las decisiones más exigentes. Pero es siempre la misma lógica: la que los padres y los abuelos nos enseñan cuando nos dicen que no digamos mentiras.

Preguntémonos: ¿qué verdad atestiguan las obras de nosotros, los cristianos, nuestras palabras y nuestras decisiones? Cada uno puede preguntarse: ¿Yo soy un testigo de la verdad o soy más o menos un mentiroso disfrazado de verdadero? Que se lo pregunte cada uno.

Los cristianos no somos hombres y mujeres excepcionales. Somos, sin embargo, hijos del Padre celestial, que es bueno y no nos decepciona, y pone en sus corazones el amor por sus hermanos. Esta verdad no se dice tanto con los discursos, es una forma de existir, un modo de vivir, y se ve en cada acto. Este hombre es un hombre verdadero, esta mujer es una mujer verdadera: se nota. Pero ¿por qué, si no abre la boca? Pero se comporta como verdadero, como verdadera. Dice la verdad, actúa con la verdad. Una hermosa manera de vivir para nosotros.

La verdad es la maravillosa revelación de Dios, de su rostro de Padre, es su amor ilimitado. Esta verdad corresponde a la razón humana, pero la supera infinitamente, porque es un don que ha descendido a la tierra y se ha encarnado en Cristo crucificado y resucitado; se hace visible gracias a aquellos que le pertenecen y muestran sus mismas actitudes.

No dirás falso testimonio significa vivir como un hijo de Dios, que nunca, nunca se desmiente, nunca dice mentiras; vivir como hijos de Dios, dejando emerger en cada acto la gran verdad: que Dios es Padre y podemos fiarnos de Él. Yo me fio de Dios: esta es la gran verdad. De nuestra confianza en Dios, que es Padre y me ama, nos ama nace mi verdad y el ser veraz y no mentiroso.


(Papa Francisco. Roma. 14-11-2018)

Celebramos a los fieles difuntos de la Familia Trinitaria.



Ayer celebrábamos la fiesta de todos los Santos de la Familia Trinitaria.
Hoy conmemoramos a todos sus difuntos.

La palabra de Dios y, desde ella, la Iglesia nos invitan a orar por nuestros difuntos.
Ellos están destinados a participar de las bienaventuranzas eterna en que se encuentran todos los antepasados en la fe.
Esta conmemoración pone de manifiesto la dimisión escatologica, es decir, orientada hacia la otra vida, de todos los humanos en marcha hacia el Padre.

13 noviembre 2018

Santos de "zapatillas".




El P. Francisco de Asís Méndez (Venerable) y M. Mariana (Sierva), ambos fundadores de las Hermanas Trinitarias de Madrid pasaron por este mundo HACIENDO EL BIEN y la única preocupación de ambos fue acoger, cuidar y enseñar a lxs jóvenes de aquella sociedad que deambulaban por las calles frías y solitarias de Madrid.



Hoy la familia Trinitaria celebramos el Día de todos los Santos.



Hoy, la familia Trinitaria celebramos la conmemoración de los Santos.
No son sólo, ni principalmente, los Santos canonizados. Éstos ya tienen su día señalado de celebración.

Junto a ellos, figuras señoras, hay una pléyade de trinitarios y trinitarias, religiosos y laicos, que, a lo largo de ocho siglos de historia, han glorificado a la Santísima Trinidad, viviendo su consagración religiosa y su misión apostólica en la Iglesia o en el mundo.

Muchos han sido muy parecidos a nosotros.
Junto a sus virtudes han tenido también defectos. Pero creyeron, esperaron y amaron al Señor y al prójimo. Por eso, hoy están participando de la felicidad de Dios.

11 noviembre 2018

Hoy domingo celebramos el Día de la Iglesia Diocesana.



El 11 de noviembre se celebra el Día de la Iglesia Diocesana. Dando continuidad a las campañas de los dos últimos años, el lema es “Somos una gran familia CONTIGO”. Una gran familia en la que todos debemos colaborar y contribuir para que tu parroquia funcione. Todos somos uno a la hora de construir la gran familia de la Iglesia. Todos somos corresponsables de su labor y de su sostenimiento. Todos somos la gran familia de los hijos de Dios. ¿Cómo podemos colaborar? Cada uno aportando lo que tiene: nuestro tiempo, nuestras cualidades, nuestra aportación económica. Nuestra parroquia necesita nuestra ayuda para seguir ayudando a los demás.

Reliquias de Santa Margarita Maria Alacoque en la Iglesia de los Jesuitas Granada en la Archidiocesis de Granada.








"Cualquiera que tenga oídos y se acerque a las puertas de los Sagrarios oirá de modo de suspiro el ¡TENGO SED! de su última hora de Cruz."



10 noviembre 2018

Sabiendo que iba a doler, ¿hubieras amado?



Aquí os dejo los dos videclips de Vanesa Martín del próximo CD.



(Inventas)


(Pídeme feat) 

¿Qué me diría el P. Francisco Méndez hoy?


Carísimx Hijx:

Mañana es San Francisco de Asís ¿cómo no recordar con agradecimiento inmenso los obsequios y las felicitaciones de otros años? ¡Ah! sería ingratitud y bien saben que esta no cabe en mi corazón, y precisamente por no caber ese olvido ingrato es por lo que tanto sufro de continuo. Pero dejemos esto, Hijitas mías, y recibid desde esta apartada aldea el recuerdo de vuestro Padre que os desea toda la felicidad posible en la vida que se llena de gozo al ver todo lo que trabajáis, que comprende el sacrificio diario, continuo mejor dicho, de la vida Trinitaria y que admira los frutos que de esos trabajos sacáis. Sí, Hijas mías, trabajad, pero trabajad con vuestro corazón lleno de alegría locas de contentas de haber sido llamadas por la Trinidad Beatísima a Obra tan hermosa y siempre dispuestas y siempre ansiosas de que otras vengan a formar parte en la hermosa Obra en que trabajáis, facilitándoles los medios de realizar sus aspiraciones a aquellas a quienes Dios, por su misericordia, llama.

Yo de mi parte ya sabéis que poco puedo y que otra obra igualmente grande está reclamando las pocas fuerzas que me quedan, pero esto poco que puedo, ya sabéis que está a vuestra disposición; no olvidéis el consejo que tantísimas veces de palabra y por escrito os tengo dado, que en cualquier circunstancia que os halléis, en cualquier duda que os ocurra, en cualquier turbación que pueda sobreveniros, y cuando veáis una cosa como dificilísima o quizá contraria a lo que debe ser, os preguntéis pero con verdad: “¿Qué me diría el Padre si ahora le preguntara, o si me viera o me oyera?” y tened la seguridad, pero completa de que en contra de todo lo que el demonio os ponga por delante, os saldrá bien si seguís mi voz, luego de daréis las gracias.

Mirad, Hijas mías, que soy muy mayor  y los años me han hecho aprender mucho y además que al deciros que hagáis lo que yo os diría, no es que tenga la presunción de ser infalible, ni que fíe en mi inteligencia; es que como todos mis deseos y todos mis consejos son siempre el amor de Dios y la generosidad para con Él y el mirar todo lo de la tierra como medio para ganar el cielo, si lo hacéis, amaréis a Dios, veréis en todo lo que os rodea medios para perfeccionaros y gozaréis y ganaréis méritos extraordinarios en aquello que mirándolo de otro modo, sería causa de pérdida y de sufrimiento. No puedo más, quiero escribir a todas las casas y así termino dándoos la bendición y pidiéndoos un Padre nuestro al Santo. Vuestro verdadero Padre.

Francisco A. Méndez.

CARTA LXXXV           Villagarcía, 3 de Octubre de 1915.

Proceso de beatificación del siervo de Dios José Gálvez Ginachero.



Poesía de San Juan de la Cruz en boca de la cantante española Rosalía.




Qué bien sé yo la fuente que mana y corre
Aunque es de noche
Aquella eterna fuente está escondida
Qué bien sé yo donde tiene su manida
Aunque es de noche
En esta noche oscura de esta vida
Qué bien sé yo por fe la fuente fría
Aunque es de noche
Aunque es de noche
Aunque es de noche
Su origen no lo sé, pues no lo tiene
Mas sé que todo origen de ella viene
Aunque es de noche
Sé que no puede haber cosa tan bella
Y que cielos y tierra beben de ella
Aunque es de noche
Aunque es de noche
Aunque es de noche
Bien sé que suelo en ella no se halla
Y que ninguno puede vadearla
Aunque es de noche
Su claridad nunca es oscurecida
Y toda luz de ella es venida
Aunque es de noche
Y son tan caudalosas sus corrientes
Que cielos, infiernos riegan y la gente
Aunque es de noche
Aunque es de noche
Aunque es de noche
Aunque es de noche
La corriente que nace de esta fuente
Bien sé que es tan capaz y omnipotente
Aunque es de noche
La corriente que de estas dos procede
Sé que ninguna de ellas le precede
Aunque es de noche
Aquí se están llamando a las criaturas
Y de esta agua se hartan, aunque a oscuras
Aunque es de noche
En esta viva fuente de deseo
En este pan de vida, yo la veo
Aunque es de noche
En esta eterna fuente está escondida
En este vivo pan por darme vida
Aunque es de noche
Aunque es de noche
Aunque es de noche
Aunque es de noche
Aunque es de noche
Aunque es de noche, ah ah ah ah
Aunque es de noche
Aunque es de noche
Aunque es de noche, ah ah ah ah
Aunque es de noche
Aunque es de noche
Aunque es de noche
Aunque es de noche
Aunque es de noche
Aunque es de noche
Aunque es de noche

09 noviembre 2018

¡¡Ya tenemos fecha para las firmas del nuevo CD!!



Fiesta de la Virgen de la Almudena. Patrona de Madrid.



¿Los sacramentos se pagan?


Reflexionando con el pasaje del Evangelio de San Juan en el que Jesús expulsa a los mercaderes del templo, - que en la mente de esos vendedores “está el ídolo del dinero y los ídolos siempre son de oro -. Y los ídolos esclavizan”.

Esto nos llama la atención y nos hace pensar en cómo tratamos nuestros templos, nuestras iglesias. Si realmente son casa de Dios, casa de oración, de encuentro con el Señor, si los sacerdotes favorecen eso, o si se parecen a los mercados.

A veces he visto –no aquí en Roma sino en otra parte– he visto una lista de precios.
Pero, ¿Cómo, los sacramentos se pagan?. No, es una ofrenda. Pero si quieren dar una ofrenda –que la deben dar– que la pongan en la cesta de las ofrendas, escondido, que nadie vea cuánto dan.
También hoy hay este peligro. ‘Pero debemos mantener la Iglesia’. Sí, sí, es cierto.
Que la mantengan los fieles, pero en la cesta de las ofrendas, no con una lista de precios”.

Os advierto sobre el peligro de la mundanidad en las celebraciones de los sacramentos o en las iglesias.

Pensemos en algunas celebraciones de cualquier sacramento tal vez, o conmemoraciones donde tú vas y ves: no sabes si es un lugar de culto la casa de Dios o un salón social. Algunas celebraciones se aproximan a la mundanidad.

Es cierto que las celebraciones deben ser bellas pero no mundanas, porque la mundanidad depende del dios dinero. Es una idolatría. Esto nos hace pensar, y también a nosotros: cómo es nuestro celo por nuestras iglesias, el respeto que tenemos allí cuando entramos.

También,  en la primera lectura de San Pablo a los corintios, precisando que el corazón de cada uno es “un templo: el templo de Dios”. Así cada uno debe preguntarse en el corazón “si es mundano e idólatra”.

No pregunto cuál es tu pecado o mi pecado. Pregunto si dentro de ti hay un ídolo, si está el señor dinero. Porque cuando está el pecado, está el Señor Dios misericordioso que perdona si vas con Él. Pero si está el otro señor –el dios dinero– tú eres un idólatra, es decir un corrupto: no ya un pecador, sino un corrupto.

El núcleo de la corrupción es justamente una idolatría: es haber vendido el alma al dios dinero, al dios poder. Así se es un idólatra.


(Papa Francisco. Santa Marta. 09-11-2018).

Mensaje del Papa Francisco para este mes: Rezar por la paz.




Catequesis del pasado miércoles del Papa Francisco: "Propiedad de bienes".


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Continuando con la explicación del Decálogo, hoy llegamos a la Séptima Palabra: "No robarás". Al escuchar este mandamiento, pensamos en el robo y el respeto por la propiedad de otros. No hay cultura en la que el robo y el abuso de bienes sean lícitos; en efecto, la sensibilidad humana es muy susceptible por lo que respecta a la defensa de la posesión.

Pero vale la pena abrirnos a una lectura más amplia de esta Palabra, centrándonos en el tema de la propiedad de los bienes a la luz de la sabiduría cristiana.

En la doctrina social de la Iglesia se habla del destino universal de los bienes. ¿Qué significa esto? Escuchemos lo que dice el Catecismo: " Al comienzo Dios confió la tierra y sus recursos a la administración común de la humanidad para que tuviera cuidado de ellos, los dominara mediante su trabajo y se beneficiara de sus frutos (cf. Gen 1, 26-29).

Los bienes de la creación están destinados a todo el género humano "(No. 2402). Y nuevamente: " El destino universal de los bienes continúa siendo primordial, aunque la promoción del bien común exija el respeto de la propiedad privada, de su derecho y de su ejercicio. " (No. 2403).

La Providencia, sin embargo, no ha organizado un mundo en "serie", existen diferencias, condiciones diversas, culturas distintas, por lo que se puede vivir ayudándose unos a otros. El mundo es rico en recursos para asegurar a todos los bienes primarios. Sin embargo, muchos viven en una situación de pobreza escandalosa y los recursos naturales, mal utilizados, se van deteriorando. ¡Pero el mundo es uno solo! ¡La humanidad es solo una!

La riqueza del mundo, hoy, está en manos de una minoría, de pocos, y la pobreza, todavía más, la miseria y el sufrimiento, de tantos, de la mayoría.

Si hay hambre en la tierra, ¡no es porque falten alimentos! De hecho, las necesidades del mercado a veces llevan a destruirlos, a tirarlos. Lo que falta es una iniciativa empresarial libre y con visión de futuro, que garantice una producción adecuada y un enfoque solidario que asegure una distribución equitativa.

El Catecismo también dice: "El hombre, al servirse de esos bienes, debe considerar las cosas externas que posee legítimamente no sólo como suyas, sino también como comunes, en el sentido de que puedan aprovechar no sólo a él, sino también a los demás” " ( Nº 2404). Toda riqueza, para ser buena, debe tener una dimensión social.

En esta perspectiva, aparece el significado positivo y amplio del mandamiento "No robarás". "La propiedad de un bien hace de su dueño un administrador de la providencia" (ibíd.).  Nadie es dueño absoluto de los bienes: es un administrador de los bienes. La posesión es una responsabilidad: “Pero yo soy rico de todo...” – esta es una responsabilidad que tienes-. Y todo bien sustraído a la lógica de la Providencia de Dios es traicionado, traicionado, en su sentido más profundo.

Lo que poseo realmente es lo que sé dar. Esta es la medida para saber si administro bien o mal las riquezas; esta palabra es importante: lo que realmente poseo es lo que sé dar. Si yo sé dar, si estoy abierto, entonces soy rico, no solamente de lo que poseo, sino también de generosidad, generosidad también como un deber de dar riqueza para que todos participen de ella. De hecho, si no puedo dar algo, es porque eso me posee, tiene poder sobre mí y me esclaviza. La posesión de los bienes es una oportunidad para multiplicarlos con creatividad y usarlos con generosidad, y así crecer en amor y libertad.

Cristo mismo, a pesar de ser Dios, "no retuvo ávidamente el ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mimo" (Fil. 2: 6-7) y nos enriqueció con su pobreza (cf. 2 Co 8,9).

Mientras la humanidad se afana por tener más, Dios la redime haciéndose pobre: ​​ese Hombre Crucificado ha pagado por todos un rescate inestimable por parte de Dios Padre, "rico en misericordia" (Ef. 2, 4, ver St.5, 11). Lo que nos hace ricos no son los bienes sino el amor. Muchas veces hemos escuchado lo que dice el Pueblo de Dios: “El diablo se cuela por los bolsillos”.

Se empieza por el amor al dinero, la fama que hay que poseer; luego llega la vanidad: “Ah, soy rico y presumo de ello”; y al final, el orgullo y la soberbia. Así actúa el diablo en nosotros. Pero la puerta son los bolsillos.

Queridos hermanos y hermanas, una vez más Jesucristo nos revela el pleno sentido de las Escrituras. «No robarás» significa: ama con tus bienes, aprovecha tus medios para amar como puedas. Entonces tu vida será buena y la posesión se convertirá verdaderamente en un don.  Porque la vida no es el tiempo de poseer sino de amar. Gracias.


(Roma. 07-11-2018)

05 noviembre 2018

Hoy celebramos la Onomástica de Santa Ángela de la Cruz.




Ángela de la Cruz Guerrero nace en Sevilla el 30 de enero de 1846, hija de padres honrados y pobres. Su padre, José Guerrero, había venido a Sevilla, de Grazalema, pueblo de la serranía de Ronda, entre aquellas oleadas de emigrantes a las grandes ciudades en busca de mejor colocación, que suelen acompañar al desarrollo de la civilización industrial.

Casado en Sevilla con la joven Josefa González, cuyos padres eran también procedentes de Arahal y Zafra. Los dos esposos, Francisco Guerrero y Josefa González, piadosos cristianos, llegaron a tener hasta catorce hijos, de los cuales sólo seis, tres hijos y tres hijas, sobrevivieron hasta edad adulta. Ambos trabajaban para el convento de Padres Trinitarios, poco distante de la calle Santa Lucía, 13, donde ellos tenían su casa cuando nació Angelita. El padre hacía de cocinero y la madre lavaba, cosía y planchaba la ropa de los frailes. La niña fue bautizada en la parroquia de Santa Lucía, el 2 de febrero, con el nombre de María de los Ángeles, pero para los que la conocen será siempre Angelita.

El padre, hombre aficionado a la lectura de libros piadosos, se hizo querer y respetar de sus hijos. En el barrio tenía buena estimación. Llevará consigo a la niña aún pequeña a los rosarios de la aurora. La madre, bondadosa, vivaracha, imaginativa como buena sevillana, trabajadora y limpia, tenía a su cuidado un altar de la parroquia, lo cual facilitará a la niña Angelita entrar con frecuencia en la iglesia y postrarse a los pies de la Virgen de la Salud, donde la encontraban de niña rezando de rodillas.

En su casa aprendió los buenos ejemplos de piedad, pero también el celo de su madre, que cuidaba con sus pocos recursos que fueran bautizados cuanto antes los niños pobres del barrio, haciendo de madrina de muchos. En una habitación de la casa ponía un altar a la Virgen en el mes de mayo, y allí se rezaba el rosario y se obsequiaba particularmente a la Virgen.

Angelita fue siempre bajita, vivaz y expresiva. A los ocho años hizo su primera comunión. A los nueve fue confirmada. Asistiendo pocos años a la escuela, aprendió los elementos de gramática, cuentas, leer y escribir lo suficiente para comunicarse, pues aun en su mayor edad lo hará con faltas de ortografía. Llegada a la edad de poder trabajar, sus padres la colocaron como aprendiz en un taller de zapatería, con todas las garantías para que en el mundo del trabajo no perdiera su inocencia y virtud cristiana. La maestra de taller, doña Antonia Maldonado, era dirigida espiritual del canónigo don José Torres Padilla, que tenía en Sevilla fama de preparar santos, le llamaban «el santero» por el tipo de personas que con él se confesaban y dirigían. Con él pondrá en contacto doña Antonia a la ferviente discípula Angelita Guerrero. Allí se organizaba diariamente el rezo del rosario entre las empleadas y se leían las vidas de santos.

Cuando Angelita conoció al p. Torres Padilla, tenía 16 años. Tres años después pedirá su entrada como lega en el convento de las carmelitas descalzas del barrio de Santa Cruz. No la consideraron con la salud y energías físicas suficientes para los trabajos de lega y no la admitieron en el convento. Por aquel tiempo se declaró la epidemia de cólera en Sevilla y Angelita tuvo ocasión, bajo la dirección del p. Torres, de emplearse con generosa entrega al servicio de los pobres enfermos hacinados en los corrales de vecindad, las víctimas más propicias de esa enfermedad.

Sus deseos de vivir sólo para Dios y para el servicio en una consagración total de su persona en la vida religiosa aumentaban. Bajo el consejo del p. Torres intentó hacer el postulantado en el hospital de las Hijas de la Caridad de Sevilla. Lo comenzó en el año 1868. Y, aunque su salud era precaria, las religiosas hicieron esfuerzos por conservarla, procurando enviarla a Cuenca y a Valencia para ver si se fortalecía. Tuvieron que devolverla a Sevilla para probar de nuevo con sus aires natales, siendo novicia; pero todo fue inútil, sus vómitos frecuentes no le permitían retener la comida. Tuvo que salir del noviciado. Y lo más doloroso para ella es que todo esto sucedía cuando su director, el p. Torres, se encontraba en Roma, como consultor teólogo del concilio Vaticano I. En su casa la acogieron de nuevo con gran cariño, y en poco tiempo el Señor permitió que recobrara su salud. También volvió al taller de zapatería.

Regresó pronto el p. Torres, al tener que suspenderse el Concilio en 1870. También él la acogió con todo cariño y siguió guiándola por los caminos difíciles por los que Dios quería conducirla. Ambos preveían que Dios la quería para algo que no adivinaban aún. El 1 de noviembre de 1871 Angelita prometió en un acto privado, a los pies de Cristo en la cruz, vivir conforme a los consejos evangélicos.

En 1873 tendrá la visión fundamental que le definirá su carisma en la Iglesia: subir a la cruz, frente a Jesús, del modo más semejante posible a una criatura, para ofrecerse como víctima por la salvación de sus hermanos los pobres. Bajo la guía y mano firme de su director espiritual, irá recibiendo de Dios los caracteres específicos del instituto que Dios deseaba inaugurar por su medio en la Iglesia, la Compañía de las Hermanas de la Cruz. Ella siguió trabajando en el taller como «zapaterita», a la vez que, por encargo de su padre espiritual, dedicaba su tiempo libre a recoger las luces que Dios le daba sobre su vocación y futuro instituto, hasta que recibió la orden de dejar el taller y dedicar todo su tiempo a la fundación.

En junio de 1875 tenía ya otras tres que deseaban seguir la aventura de esa vida que el Señor inspiraba a Angelita. El 2 de agosto de ese mismo año se inauguraba la vida de comunidad en un cuartito con derecho a cocina, alquilado con el dinero que dejaba la mayor de las tres primeras compañeras, en la casa número 13 de la calle San Luis. Desde aquel día comenzaron sus visitas y asistencias a los pobres, con tal fervor que aquel día se olvidaron de preparar la propia comida. De aquella pobre habitación, en sucesivas etapas, irán pasando primero a una casa del barrio de San Lorenzo, donde encontrarán la protección del párroco (después cardenal, actualmente beato) don Marcelo Spínola. Luego, a la calle Lerena. Más tarde, en 1881, a la calle Cervantes y finalmente, en 1887, a la calle Alcázares (hoy denominada Sor Ángela de la Cruz), donde morirá sor Ángela.

En 1877 se había fundado la primera casa filial en Utrera, de la provincia de Sevilla. En 1878 falleció el p. Torres Padilla, que había conducido hasta entonces, como primer director, la Compañía. Ese mismo año es nombrado segundo director el p. don José María Álvarez y se inaugurará otra casa en Ayamonte (Huelva). En 1879 el señor arzobispo de Sevilla aprueba las Constituciones de la Compañía, redactadas por el p. Álvarez, en conformidad con los papeles e ideas recibidas por el p. Torres de las inspiraciones y conversaciones con sor Ángela. En 1880 se fundará la casa de Carmona (Sevilla). Y aún seguirán 23 fundaciones más en vida de sor Ángela de la Cruz. Entre otras, la de Málaga, propiciada particularmente por su obispo, don Manuel González, hoy también ya beato, y la de Madrid.

A la vez que las fundaciones, se multiplicaban las vocaciones de almas generosas. Los ejemplos de sacrificio, caridad y humildad de las Hermanas de la Cruz llegaron a ser un elemento connatural con el paisaje ciudadano de Sevilla. Tan querido que, aun en época de persecución, los sevillanos decidieron que a las Hermanas de la Cruz no se las tocaba, mientras se llegaron a quemar otros conventos e iglesias. Su ejemplo de caridad, pobreza y humildad se extendió por Andalucía, Extremadura y, poco a poco, a otras regiones de España. También a Argentina e Italia.

La Madre acudía a las fundaciones, trataba con los fundadores bienhechores, procuraba que las casas fueran de acuerdo con el espíritu de la Compañía: pobres y austeras, con lo necesario para su ministerio propio. Lo mejor, para la capilla. El resto, desprovisto de todo adorno y lo más propio de pobres y penitentes. Una vez establecida la superiora y las hermanas, exhortándolas a vivir según el Instituto, las dejaba en las manos de Dios y se comunicaba maternalmente con ellas por cartas, para fomentar ante todo su espíritu y responder a las cuestiones que se presentaban.

Así se inició una correspondencia epistolar de tal calidad espiritual, que la pobre «zapaterita, negrita, y tontita», como se consideraba ella ante Dios, ha dejado un verdadero tesoro de enseñanza espiritual. Pocos autores espirituales se le podrán comparar en la capacidad de penetración en las almas, la sintonía y luz que ofrece para encarnar la sabiduría de la cruz en la vida concreta.

En 1898 León XIII dio el «decretum laudis» del Instituto y san Pío X en 1904 su aprobación pontificia. La madre Angelita, como la llamaban con cariño en Sevilla, se convirtió también con su palabra hablada, de conversación sencilla y profunda, en una institución. La consultaban grandes y pequeños, y le pedían su consejo y bendición. Cuanto más se ocultaba y se humillaba, tanto más la buscaban.

En todos los capítulos celebrados durante su vida la reeligieron. Las hermanas no concebían otra cosa posible. Pero en el de 1928, cuando ya tenía 82 años de edad, la Santa Sede remitió el asunto de la confirmación de su elección a la discreción del cardenal, para que se eligiera otra religiosa distinta de la fundadora. Cuando se leyó, ante todas, que habría que elegir esta vez otra religiosa, quedaron consternadas las demás. La Madre se arrodilló ante los pies del visitador, se los besó y añadió una expresión originalísima suya: «Dios se lo pague a Dios», para indicar que agradecía a Dios la manifestación de su voluntad y que era lo que ella deseaba. Salió elegida la hermana Gloria. La Madre quedó oficialmente como superiora general honoraria y consejera espiritual de todas.

A los 85 años de edad, en junio de 1931, se presentaron los primeros síntomas de su última enfermedad: tuvo una embolia cerebral gravísima. En julio perdió el habla y, después de nueve meses clavada en la cruz, desde su tarima alzó el busto, levantó los brazos al cielo, abrió los ojos y sonrió dulcemente, suspiró tres veces y se apagó su respiro en este mundo, cayendo recostada sobre su tarima. Su espíritu estaba desde hacía tiempo en las manos del Señor.


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04 noviembre 2018

Espero la resurrección de los muertos. (Del Credo Niceno).


Según avanza nuestra vida y van cayendo hojas de su «calendario», vamos acumulando años en nuestra existencia y vemos como al «tren» de nuestra vida se suben nuevas personas, nuevas vidas. Aquellos pequeños que nacen, o los amigos que aparecen en nuestra existencia y nos acompañan en nuestro camino.

Pero, al mismo tiempo, nos encontramos con la dura realidad de ver como parten de nuestro lado algunos de nuestros seres queridos, como se bajan de nuestro «tren» en una estación de tránsito. Os hablo, como podéis imaginar, de todos esos familiares y amigos que la Solemnidad de todos los Santos y la Conmemoración de los fieles difuntos, nos traen especialmente a nuestro recuerdo.

Son días donde en el centro de nuestra fe brilla la realidad de estos hermanos, aquellos que confiamos a la misericordia del Señor. Porque es cierto que la muerte es una realidad muy dura, que nos enfrenta a preguntas claves, a esas que tienen una difícil respuesta: después de la muerte, ¿qué? ¿Es el final? ¿Puede tener la última palabra? Sabemos que esa duda es razonable, es algo tan humano como la vida misma.

Sin embargo, dar un simple sí como respuesta es lo que hace que para algunas personas estas celebraciones del inicio de Noviembre sean días de pesar y de añoranza por lo que fue, por lo que acabó al final de la vida de alguien a quien queríamos, ya que todo quedó ahí.

Por eso los cristianos, los que esperamos la resurrección de los muertos, no podemos hacer nuestra esa respuesta. Ese hecho sería la derrota de una de las convicciones más profundas de nuestra fe: el amor es más fuerte que la misma muerte.

Porque las personas de fe, igual que no nos olvidamos nunca de nuestros seres queridos, no podemos resignarnos y olvidar quien es nuestra Verdad, nuestro Camino, pero sobre todo nuestra Vida. Es Jesucristo, y de Él nace la verdadera vida, la que brota del amor.

Él se nos dio en la Eucaristía, para ser nuestro verdadero Pan de vida, ofreciendo en la cruz ofreció su existencia por la salvación de todos nosotros, sus hermanos. Aunque es de su resurrección de donde surge la verdadera fuente de nuestra esperanza: poder participar de la nueva vida de felicidad, esa que el amor de Dios había reservado para todos sus hijos.

Es nuestra manera de recordar a nuestros seres queridos estos días, porque aunque no los veamos están. Permanecen rodeados del cariño de Dios, disfrutando de su belleza. Y mientras llega el momento de unirnos con ellos, elevamos al buen Padre Dios nuestras oraciones por ellos, por si en algo las necesitan; y al mismo tiempo nos ponemos bajo su intercesión, su cuidado. Cuidaron de sus familias y amigos durante su vida y esperamos que lo sigan haciendo en la presencia del Amor.

Por ello, si en estos días afloran lágrimas en nuestros ojos, que estas no sean de pesar sino de agradecimiento a ellos y a Dios, que ha querido poner en nuestra vida Su amor a través de ellos. Que celebremos así estos días, desde un espíritu de recuerdo agradecido.

Juan Manuel Ortiz
Sacerdote de la Diócesis de Málaga en Roma

Evangelio. Domingo XXXI del Tiempo Ordinario.




Según San Marcos 12, 28 - 34.

En aquel tiempo, se acercó a Jesús uno de los escribas y le preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?». Jesús le contestó: «El primero es: ‘Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas’. El segundo es: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. No existe otro mandamiento mayor que éstos». 

Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: «No estás lejos del Reino de Dios». Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.

03 noviembre 2018

San Martín de Porres, ruega por nosotros.



Onomástica de San Martín de Porres.




Martín es bautizado en la iglesia de San Sebastián, donde años más tarde Santa Rosa de Lima también lo fuera.

Son misteriosos los caminos del Señor: no fue sino un santo quien lo confirmó en la fe de sus padres. Fue Santo Toribio de Mogrovejo, primer arzobispo de Lima, quien hizo descender el Espíritu sobre su moreno corazón, corazón que el Señor fue haciendo manso y humilde como el de su Madre.

A los doce Martín entró de aprendiz de peluquero, y asistente de un dentista. La fama de su santidad corre de boca en boca por la ciudad de Lima.

Martín conoció al Fraile Juan de Lorenzana, famoso dominico como teólogo y hombre de virtudes, quien lo invita a entrar en el Convento de Nuestra Señora del Rosario.

Las leyes de aquel entonces le impedían ser religioso por el color y por la raza, por lo que Martín de Porres ingresó como Donado, pero él se entrega a Dios y su vida está presidida por el servicio, la humildad, la obediencia y un amor sin medida.

San Martín tiene un sueño que Dios le desbarata: "Pasar desapercibido y ser el último". Su anhelo más profundo siempre es de seguir a Jesús. Se le confía la limpieza de la casa; por lo que la escoba será, con la cruz, la gran compañera de su vida.

Sirve y atiende a todos, pero no es comprendido por todos. Un día cortaba el pelo a un estudiante: éste molesto ante la mejor sonrisa de Fray Martín, no duda en insultarlo: ¡Perro mulato! ¡Hipócrita! La respuesta fue una generosa sonrisa.

San Martín llevaba ya dos años en el convento, y hacía seis que no veía a su padre, éste lo visita y… después de dialogar con el P. Provincial, éste y el Consejo Conventual deciden que Fray Martín se convierta en hermano cooperador.

El 2 de junio de 1603 se consagra a Dios por su profesión religiosa. El P. Fernando Aragonés testificará: "Se ejercitaba en la caridad día y noche, curando enfermos, dando limosna a españoles, indios y negros, a todos quería, amaba y curaba con singular amor". La portería del convento es un reguero de soldados humildes, indios, mulatos, y negros; él solía repetir: "No hay gusto mayor que dar a los pobres".

Su hermana Juana tenía buena posición social, por lo que, en una finca de ella, daba cobijo a enfermos y pobres. Y en su patio acoge a perros, gatos y ratones.

Pronto la virtud del moreno dejó de ser un secreto. Su servicio como enfermero se extendía desde sus hermanos dominicos hasta las personas más abandonadas que podía encontrar en la calle. Su humildad fue probada en el dolor de la injuria, incluso de parte de algunos religiosos dominicos. Incomprensión y envidias: camino de contradicciones que fue asemejando al mulato a su Reconciliador.

Los religiosos de la Ciudad Virreinal van de sorpresa en sorpresa, por lo que el Superior le prohíbe realizar nada extraordinario sin su consentimiento. Un día, cuando regresaba al Convento, un albañil le grita al caer del andamio; el Santo le hace señas y corre a pedir permiso al superior, éste y el interesado quedan cautivados por su docilidad.

Cuando vio que se acercaba el momento feliz de ir a gozar de la presencia de Dios, pidió a los religiosos que le rodeaban que entonasen el Credo. Mientras lo cantaban, entregó su alma a Dios. Era el 3 de noviembre de 1639.

Su muerte causó profunda conmoción en la ciudad. Había sido el hermano y enfermero de todos, singularmente de los más pobres. Todos se disputaban por conseguir alguna reliquia. Toda la ciudad le dio el último adiós.

Su culto se ha extendido prodigiosamente. Gregorio XVI lo declaró Beato en 1837. Fue canonizado por Juan XXIII en 1962. Recordaba el Papa, en la homilía de la canonización, las devociones en que se había distinguido el nuevo Santo: su profunda humildad que le hacía considerar a todos superiores a él, su celo apostólico, y sus continuos desvelos por atender a enfermos y necesitados, lo que le valió, por parte de todo el pueblo, el hermoso apelativo de "Martín de la caridad".

02 noviembre 2018

Recemos por todos nuestros familiares y amigos difuntos.


En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. 
Amén.


Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad 
en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos 
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.


Dios te salve María
llena eres de gracia
el Señor es contigo;
bendita tú eres 
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto 
de tu vientre, Jesús. 
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la ahora
de nuestra muerte. Amén


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo. Como era en el principio, ahora
y siempre, por los siglos de los siglos. 
Amén.


Señor, dale el descanso eterno.
Y brille sobre él (ella) la luz eterna.

Descanse en paz.
Amén.

Su alma y las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.
Amén.

Conmemoración de los Fieles Difuntos.



01 noviembre 2018

Evangelio. Solemnidad de Todos los Santos.




Según San Mateo 5, 1 - 12a.

En aquel tiempo, viendo Jesús la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: 

«Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. 
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. 
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. 
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. 
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. 
Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos».

Solemnidad de Todos los Santos.



El 1 de noviembre la Iglesia se llena de alegría al celebrar la Solemnidad de Todos los Santos, tanto aquellos conocidos como los desconocidos, que con su vida son ejemplo de que sí es posible llegar al cielo. Los que llamamos "santos de zapatillas".

"... Hoy nosotros estamos inmersos con el espíritu entre esta muchedumbre innumerable de santos, de salvados, los cuales, a partir del justo Abel, hasta el que quizá está muriendo en este momento en alguna parte del mundo, nos rodean, nos animan, y cantan todos juntos un poderoso himno de gloria”, decía San Juan Pablo II un primero de noviembre de 1980.

Esta celebración tuvo sus orígenes por el siglo IV debido a la gran cantidad de mártires en la Iglesia. Más adelante el 13 de mayo del 610 el Papa Bonifacio IV dedica el Panteón romano al culto cristiano, colocando de titulares a la Bienaventurada Madre de Dios y a todos los mártires. Es así que se les empieza a festejar en esta fecha.

El cuerpo humano no es un instrumento de placer.


El cuerpo humano no es un instrumento de placer, sino el lugar de nuestra llamada al amor, y en el amor auténtico no hay espacio para la lujuria ni para la superficialidad. ¡Cada hombre y mujer merecen más!.

Os recuerdo que “la criatura humana, en su inseparable unidad de espíritu y cuerpo, en su polaridad masculina y femenina, es una realidad muy buena destinada a amar y a ser amada”.

Por lo tanto, “el Mandamiento ‘No cometerás adulterio’ nos orienta a nuestra llamada originaria, que la del amor conyugal pleno y fiel, que Jesucristo no ha revelado y entregado”.

El amor fiel de Cristo es la luz para vivir la belleza de la afectividad humana. De hecho, nuestra dimensión afectiva es una llamada al amor que se manifiesta en la fidelidad, en la acogida y en la misericordia.
No se debe olvidar que este Mandamiento se refiere explícitamente a la fidelidad matrimonial, y, por lo tanto, es necesario reflexionar a fondo sobre su significado ‘conyugal’.

Además, en la Carta de San Pablo a los Efesios en la que dice: “Maridos, amen a su esposa, como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella, para santificarla”.

Este fragmento de la Escritura, de la Carta de San Pablo, es revolucionario. Pensar con la antropología de aquel tiempo en decir que el marido debe amar a la mujer como Cristo ama a la Iglesia…, ¡es una revolución! Quizás, en aquel tiempo fue la cosa más revolucionaria que se dijo sobre el matrimonio. Siempre en el camino del amor”.

En este sentido, este mandamiento de fidelidad, ¿a quién está dirigido? ¿Sólo a los esposos? En realidad, este mandamiento es para todos, es una Palabra paterna de Dios dirigida a cada hombre y mujer.

Recordemos que el camino de la maduración humana es el recorrido mismo del amor que va del recibir cuidados a la capacidad de ofrecer cuidados, de recibir la vida a la capacidad de dar la vida.

Ser hombres y mujeres adultos quiere decir llegar a vivir una actitud conyugal y paterna que se manifiesta en las diferentes situaciones de la vida, como la capacidad de tomar sobre sí el peso de otro y amarlo sin ambigüedad.

¿Quién es, por lo tanto, el adultero, el lujurioso, el infiel? Es una persona inmadura que sólo vive para sí mismo y que interpreta las situaciones en función de su propio bienestar y de su propio beneficio.

Por lo tanto, para casarse, no es suficiente con celebrar el matrimonio. Es necesario recorrer el camino que va del ‘yo’ al ‘nosotros’. Cuando lleguemos a descentralizarnos, entonces todo acto será conyugal: trabajamos, hablamos, decidimos, nos encontramos con los demás con una actitud de acogida.

Toda vocación cristiana, en este sentido, es conyugal. El sacerdocio lo es porque es la llamada, en Cristo y en la Iglesia, a servir a la comunidad con todo el afecto.
Toda vocación cristiana es conyugal, porque es fruto del vínculo de amor en el cual todos hemos sido regenerados, del vínculo de amor con Cristo.

A partir de su fidelidad, de su ternura, de su generosidad, miramos con fe el matrimonio y a toda vocación, y comprendemos el sentido pleno de la sexualidad.


(Roma. Papa Francisco. 31-10-2018)