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31 octubre 2013

Destellos en la oscuridad...


Destellos en la oscuridad, cada pequeña semilla al amor, como gotas en el mar, como un hambriento un poco de pan.
Destellos en la oscuridad, esa chispa que puede despertar a un pueblo sin fuerzas para luchar, esa esperanza que te hace soñar.
En las cosas pequeñas puedes encontrar lo grande. No esperes a mañana para verlas. Sólo el corazón te hará ver lo importante: la vida es un regalo de tu Dios que hay que vivir a fondo, que hay que entregar.

Desde el corazón solo hay amor. Desde el corazón solo hay amor.

Destellos en la oscuridad, unas manos que ofrecen perdón, cercanas a quien sufre más, empujando este mundo a cambiar.
Destellos en la oscuridad, cada gesto de fraternidad, miradas que alejan la soledad, palabras para levantar.
Esto os servirá de señal: un pequeño pañal, un niño en una cueva sin más.

Esto os servirá de señal: un hombre en monte está colgado de un madero como un criminal por ti y por mí.
Desde el corazón solo hay amor. Desde el corazón solo hay amor.

27 octubre 2013

Evangelio. Domingo XXX del Tiempo Ordinario.


Según San Lucas 18, 9-14.

En aquel tiempo, a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, Jesús les dijo esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: ¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias. En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!. Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.


Reflexión.
(Tomada de la página web de la Diócesis de Cartagena. De su Obispo: José Manuel Lorca Planes)

Si bien es verdad que en la semana pasada vimos como se centraba la Palabra en la necesidad de orar, hoy nos ayuda bajando a los detalles, al estilo y a la calidad de la oración. El punto de partida, y que salta a la vista, es lo que destaca la primera lectura, el equilibrio y justicia de Dios, que no hace acepción de personas y que atiende las peticiones de todos, pero que si existe una preferencia es por los más necesitados, los pobres y afligidos, cuyos gritos atraviesan las nubes. Con este planteamiento concluimos que la oración es muy eficaz cuando la hacemos desde la verdad y con humildad, no cuando es utilizada con planteamientos falsos o con intereses personales para sacar provecho, queriendo manejar a Dios.

En el trasfondo del Evangelio existen unas claras advertencias contra la doble vida y sobre los deseos de sobresalir con bellas fachadas, que nos disponen a la vigilancia. Se nos advierte del pecado de los fariseos que presumían de justos, buenos, honrados, pero en realidad ni eran justos, ni buenos, sólo estaban movidos por los hilos de la soberbia, no por la mano de Dios. La prueba de su pecado es que les llevaba a despreciar a los demás. Quien actúa así, acaba mal.

Repasemos detenidamente la parábola que pone el Señor, la del fariseo y el publicano. Los dos acuden a pedir a Dios en oración, pero con dos estilos diferentes. El fariseo va a presentarle sus méritos, sus virtudes, sus grandezas, sus derechos con desprecios hacia los demás, pero no pide nada. El publicano, con la mirada baja, se presenta humilde, porque no se cree digno y le pide misericordia, porque se siente pecador. Ved el juicio de Dios en el acto de la oración: mientras que la oración del fariseo no sirve para nada, la del publicano alcanza la compasión y la misericordia. Sería bueno que sacáramos las consecuencias, que revisemos cuál es la actitud de nuestro corazón, la orientación de nuestra vida.

20 octubre 2013

Evangelio. Domingo XXIX del Tiempo Ordinario. DÍA DEL DOMUND


Según San Lucas 18, 1-8.

En aquel tiempo, Jesús les decía una parábola para inculcarles que es preciso orar siempre sin desfallecer. Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: ¡Hazme justicia contra mi adversario!. Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme.
Dijo, pues, el Señor: Oíd lo que dice el juez injusto; y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar? Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?.



Reflexión.
(Tomada de la página web de la Diócesis de Cartagena. De su Obispo: José Manuel Lorca Planes)

En el día del DOMUND recibimos el regalo de la Palabra de Dios. El Altísimo nos sorprende siempre en nuestra propia historia, también ahora, cuando escuchemos que podemos tener la certeza de que Dios atiende nuestras plegarias y que hace justicia a sus elegidos con prontitud. A pesar de nuestras debilidades y de la oscuridad en la que podamos estar metidos, el Señor transforma las impaciencias y dudas en esperanza, porque sostiene nuestros brazos en la batalla que libramos cada día contra las fuerzas del mal.

Será fácil captar el tema esencial que se plantea, la necesidad de la oración. Nos bastará con dejar que calen hondo las lecturas de la Palabra para darnos cuenta como, ante los gritos del Pueblo y por la intercesión de Moisés, Dios responde eficazmente. Esta situación la narra admirablemente Benedicto XVI cuando dice: “Cuando ya nadie me escucha, Dios todavía me escucha. Cuando ya no puedo hablar con ninguno, ni invocar a nadie, siempre puedo hablar con Dios. Si ya no hay nadie que pueda ayudarme –cuando se trata de una necesidad o de una expectativa que supera la capacidad humana de esperar-, Él puede ayudarme. Si me veo relegado a la extrema soledad..., se que el que reza nunca está totalmente solo”. El que ora y confía atrae la protección de Dios, por esta razón la insistencia a orar sin desanimarse.

Es preciso advertir sobre un matiz que me parece interesante dentro del texto del Evangelio. Jesús nos expone una parábola donde podemos concluir que no basta con pedir, sino que lo que tiene de particular es que nos dice que hay que insistir una y otra vez, pero sin cansarse. Debemos tener en cuenta esto, porque nuestra condición humana nos engaña haciéndonos creer que Dios no nos escucha. Por eso insiste el Señor que, aunque sea humano el cansarse, debemos insistir en nuestras plegarias, que Dios no duerme y nos concede el triunfo sobre el mal en tiempo oportuno.

Orad e insistid al Señor por la Jornada Mundial de Evangelización de los Pueblos, DOMUND, para que suscite vocaciones para la misión y para que los cristianos no nos desentendamos de esta tarea. ¡Ayudad con generosidad!

Que Dios os bendiga.


16 octubre 2013

Homilía del Cardenal Angelo Amato en la Beatificación de los mártires en Tarragona el pasado domingo.


l. La Iglesia española celebra hoy la beatificación de 522 (quinientos veintidós) hijos mártires, profetas desarmados de la caridad de Cristo. Es un extraordinario evento de gracia, que quita toda tristeza y llena de júbilo a la comunidad cristiana. Hoy recordamos con gratitud su sacrificio, que es la manifestación concreta de la civilización del amor predicada por Jesús: «Ahora -dice el libro del Apocalipsis de San Juan-se cumple la salvación, la fuerza y el reino de nuestro Dios y la potencia de su Cristo» (Ap 12, 10). Los mártires no se han avergonzado del Evangelio, sino que han permanecido fieles a Cristo, que dice: «Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Quien quiera salvar la propia vida, la perderá, pero quien pierda la propia vida por mí, la salvará» (Le 9, 23-24). Sepultados con Cristo en la muerte, con Él viven por la fe en la fuerza de Dios (cf. Col 2, 12).

España es una tierra bendecida por la sangre de los mártires. Si nos limitamos a los testigos heroicos de la fe, víctimas de la persecución religiosa de los años 30 (treinta) del siglo pasado, la Iglesia en 14 (catorce) distintas ceremonias ha beatificado más de mil. La primera, en 1987 (mil novecientos ochenta y siete), fue la beatificación de tres Carmelitas descalzas de Guadalajara. Entre las ceremonias más numerosas recordamos la del 11 (once) de marzo de 2001 (dos mil uno), con 233 (doscientos treinta y tres) mártires; la del 28 (veintiocho) de octubre de 2007 (dosmilsiete), con 498 (cuatrocientos noventa y ocho) mártires, entre los cuales los obispos de Ciudad Real y de Cuenca; y la celebrada en la catedral de la Almudena de Madrid, el 17 (diecisiete) de diciembre de 2011 (dosmil once), con 23 (veintitrés) testigos de la fe.

Hoy, aquí en Tarragona, el Papa Francisco beatifica 522 (quinientos veintidós) mártires, que «versaron su sangre para dar testimonio del Señor Jesús» (Carta Apostólica). Es la ceremonia de beatificación más grande que ha habido en tierra española. Este último grupo incluye tres obispos ­Manuel Basulto Jiménez, obispo de Jaén; Salvio Huix Miralpeix, obispo de Lleida e Manuel Borrás Ferré, obispo auxiliar de Tarragona -y, además, numerosos sacerdotes, seminaristas, consagrados y consagradas, jóvenes y ancianos, padres y madres de familia. Son todos víctimas inocentes que soportaron cárceles, torturas, procesos injustos, humillaciones y suplicios indescriptibles. Es un ejército inmenso de bautizados que, con el vestido blanco de la caridad, siguieron a Cristo hasta el Calvario para resucitar con Él en la gloria de la Jerusalén celestial.

2. En el periodo oscuro de la hostilidad anticatólica de los años 30 (treinta), vuestra noble nación fue envuelta en la niebla diabólica de una ideología, que anuló a millares y millares de ciudadanos pacíficos, incendiando iglesias y símbolos religiosos, cerrando conventos y escuelas católicas, detruyendo parte de vuestro precioso patrimonio artístico. El Papa Pío XI (once) con la encíclica Dilectissima nobis, del 3 (tres) de junio de 1933 (mil novecientos treinta y tres), denunció enérgicamente esta libertina política antirreligiosa.

Recordemos de antemano que los mártires no fueron caídos de la guerra civil, sino víctimas de una radical persecución religiosa, que se proponía el exterminio programado de la Iglesia. Estos hermanos y hermanas nuestros no eran combatientes, no tenían armas, no se encontraban en el frente, no apoyaban a ningún partido, no eran provocadores. Eran hombres y mujeres pacíficos. Fueron matados por odio a la fe, solo porque eran católicos, porque eran sacerdotes, porque eran seminaristas, porque eran religiosos, porque eran religiosas, porque creían en Dios, porque tenían a Jesús como único tesoro, más querido que la propia vida. No odiaban a nadie, amaban a todos, hacían el bien a todos. Su apostolado era la catequesis en las parroquias, la enseñanza en las escuelas, el cuidado de los enfermos, la caridad con los pobres, la asistencia a los ancianos y a los marginados. A la atrocidad de los perseguidores, no respondieron con la rebelión o con las armas, sino con la mansedumbre de los fuertes.

En aquel periodo, mientras se encontraba en el exilio, Don Luigi Sturzo, diplomático y sacerdote católico italiano, en un artículo de 1933 (mil novecientos treinta y tres), publicado en el periódico El Mati de Barcelona, escribía con intuición profética, que las modernas ideología son verdaderas religiones idolátricas, que exigen altares y víctimas, sobre todo víctimas, miles, e incluso millones. Y añadía que el aumento aberrante de la violencia hacía que las víctimas fueran con mucho más numerosas que en las antiguas persecuciones romanas.(2)

3. Queridos hermanos, ante la respuesta valiente y unánime de estos mártires, sobre todo de muchísimos sacerdotes y seminaristas, me he preguntado muchas veces: cómo se explica su fuerza sobrehumana de preferir la muerte antes que renegar la propia fe en Dios? Además de la eficacia de la gracia divina, la respuesta hay que buscarla en una buena preparación al sacerdocio. En los años previos a la persecución, en los seminarios y en las casas de formación los jóvenes eran informados claramente sobre el peligro mortal en el que se encontraban. Eran preparados espiritualmente para afrontar incluso la muerte por su vocación. Era una verdadera pedagogía martirial, que hizo a los jóvenes fuertes e incluso gozosos en su testimonio supremo.

4. Ahora planteémonos una pregunta: ¿por qué la Iglesia beatifica a estos mártires? La respuesta es sencilla: la Iglesia no quiere olvidar a estos sus hijos valientes. La Iglesia los honra con culto público, para que su intercesión obtenga del Señor una lluvia beneficiosa de gracias espirituales y temporales en toda España. La Iglesia, casa del perdón, no busca culpables. Quiere glorificar a estos testigos heroicos del evangelio de la caridad, porque merecen admiración e imitación.

La celebración de hoy quiere una vez más gritar fuertemente al mundo, que la humanidad necesita paz, fraternidad, concordia. Nada puede justificar la guerra, el odio fratricida, la muerte del prójimo. Con su caridad, los mártires se opusieron al furor del mal, como un potente muro se opone a la violencia monstruosa de un tsunami. Con su mansedumbre los mártires desactivaron las armas micidiales de los tiranos y de los verdugos, venciendo al mal con el bien. Ellos son los profetas siempre actuales de la paz en la tierra.

5. y ahora una segunda pregunta: ¿por qué la beatificación de los mártires de muchas diócesis españolas adviene aquí en Tarragona?

Hay dos motivos. Ante todo el grupo más numeroso de los mártires es el de esta antiquísima diócesis española, con 147 (ciento cuarenta y siete) mártires, incluido el obispo auxiliar Manuel Borrás Ferré y los jóvenes seminaristas Joan Montpeó Masip, de viente años, y Josep Gassol Montseny de veintidós.

El segundo motivo nos VIene del hecho que, en los pnmeros siglos cristianos, aquí en Tarragona, ecclesia Pauli, sedes Fructuosi, patria martyrum, tuvo lugar el martirio del obispo Fructuoso y de sus dos diáconos, Augurio y Eulogio, quemados vivos en el 259 (doscientos cincuenta y nueve) d.C. en el anfiteatro romano de la ciudad.

Recordemos brevemente el martirio de estos dos primeros testigos tarraconenses, porque repropone la dinámica esencial de toda persecución, que, por una parte, muestra la arbitrariedad de las acusaciones y la atrocidad de las torturas, y, por otra, la fortaleza sobrehumana de los mártires en el aceptar la pasión y la muerte con serenidad y con el perdón en los labios.

Tarragona, sede de una floreciente comunidad cristiana, en el siglo III (tercero) d. C. fue objeto de una violenta persecución, por obra del emperador Valeriano. Fueron víctimas de ella el obispo Fructuoso y los diáconos Augurio y Eulogio. De su martirio tenemos las Actas, que nos transmiten los protocolos notariales del proceso, del interrogatorio, de las respuestas, de la condena y de la ejecución.(3) La captura de Fructuoso y de sus diáconos tuvo lugar la mañana del domingo del 16 (dieciséis) de enero del 259 (doscientos cincuenta y nueve). Llevado a la cárcel, Fructuoso rezaba continuamente y daba gracias al Señor por la gracia del martirio. Además, también allí continuó su obra de pastor y de evangelizador, confortando a los fieles, bautizando y proclamando el Evangelio a los paganos. Después de algunos días, el 21 (veintiuno) de enero, los tres fueron convocados por el cónsul Emiliano para el interrogatorio. Fructuoso y los dos diáconos se negaron a ofrecer sacrificios a los ídolos, reafirmando su fidelidad a Cristo. Los tres fueron entonces condenados a ser quemados vivos. Llevados al anfiteatro, el santo Obispo gritó con fuerza que la Iglesia no quedaría nunca sin pastor y que Dios mantendría la promesa de protegerla en el futuro.

¿Qué mensaje nos ofrecen los mártires antiguos y modernos? Nos dejan un doble mensaje. Ante todo nos invitan a perdonar. El Papa Francisco recientemente nos ha recordado que «el gozo de Dios es perdonar!... Aquí está todo el Evangelio, todo el Cristianismo! No es sentimiento, no es "buenismo"! Al contrario, la misericordia es la verdadera fuerza que puede salvar al hombre y al mundo del "cáncer" que es el pecado, el mal moral, el mal espiritual. Sólo el amor colma los vacíos, la vorágine negativa que el mal abre en el corazón y en la historia. Sólo el amor puede hacer esto, y este es el gozo de Dios!»(4)

Estamos llamados pues al gozo del perdón, a eliminar de la mente y del corazón la tristeza del rencor y del odio. Jesús decía «Sed misericordiosos, como es misericordioso vuestro Padre celestial» (Le 6, 36). Conviene hacer un examen concreto, ahora, sobre nuestra voluntad de perdón. El Papa Francisco sugiere: «Cada uno piense en una persona con la que no esté bien, con la que se haya enfadado, a la que no quiera. Pensemos en esa persona y en silencio, en este momento, recemos por esta persona y seamos misericordiosos con esta personan.(5)

La celebración de hoy sea pues la fiesta de la reconciliación, del perdón dado y recibido, el triunfo del Señor de la paz.

7. De aquí surge un segundo mensaje: el de la conversión del corazón a la bondad y a la misericordia. Todos estamos invitados a convertirnos al bien, no sólo quien se declara cristiano sino también quien no lo es. La Iglesia invita también a los perseguidores a no temer la conversión, a no tener miedo del bien, a rechazar el mal. El Señor es padre bueno que perdona y acoge con los brazos abiertos a sus hijos alejados por los caminos del mal y del pecado.

Todos -buenos y malos -necesitamos la conversión. Todos estamos llamados a convertirnos a la paz, a la fraternidad, al respeto de la libertad del otro, a la serenidad en las relaciones humanas. Así han actuado nuestros mártires, así han obrado los santos, que -como dice el Papa Francisco ­siguen «el camino de la conversión, el camino de la humildad, del amor, del corazón, el camino de la belleza».(6)

Es un mensaje que concierne sobre todo a los jóvenes, llamados a vivir con fidelidad y gozo la vida cristiana. Pero hay que ir contra corriente: «Ir contra corriente hace bien al corazón, pero es necesario el coraje y Jesús nos da este coraje! No hay dificultades, tribulaciones, incomprensiones que den miedo si permanecemos unidos a Dios como los sarmientos están unidos a la vid, si no perdemos la amistad con Él, si le damos cada vez más espacio en nuestra vida. Esto sucede sobretodo si nos sentimos pobres, débiles, pecadores, porque Dios da fuerza a nuestra debilidad, riqueza a nuestra pobreza, conversión y perdón a nuestro pecado.(7)

Así se han comportado los mártires, jóvenes y ancianos, Sí, también jóvenes como, por ejemplo, los seminaristas de las diócesis de Tarragona y de Jaén y el laico de veintiún años, de la diócesis de Jaén. No han tenido miedo de la muerte, porque su mirada estaba proyectada hacia el cielo, hacia el gozo de la eternidad sin fin en la caridad de Dios. Si les faltó la misericordia de los hombres, estuvo presente y sobreabundante la misericordia de Dios.

Perdón y conversión son los dones que los mártires nos hacen a todos. El perdón lleva la paz a los corazones, la conversión crea fraternidad con los demás.

Nuestros Mártires, mensajeros de la vida y no de la muerte, sean nuestros intercesores por una existencia de paz y fraternidad. Será este el fruto precioso de esta celebración en el año de la fe.

María, Regina Martyrum, siga siendo la potente Auxiliadora de los cristianos. Amén.

Mensaje del Papa Francisco el pasado domingo en la Beatificación de los 522 mártires en Tarragona.

Queridos hermanos y hermanas, buenos días

Me uno de corazón a todos los participantes en la celebración, que tiene lugar en Tarragona, en la que un gran número de Pastores, personas consagradas y fieles laicos son proclamados Beatos mártires.

¿Quiénes son los mártires? Son cristianos ganados por Cristo, discípulos que han aprendido bien el sentido de aquel “amar hasta el extremo” que llevó a Jesús a la Cruz. No existe el amor por entregas, el amor en porciones. El amor es total: y cuando se ama, se ama hasta el extremo. En la Cruz, Jesús ha sentido el peso de la muerte, el peso del pecado, pero se confió enteramente al Padre, y ha perdonado. Apenas pronunció palabras, pero entregó la vida. Cristo nos “primerea” en el amor; los mártires lo han imitado en el amor hasta el final.

Dicen los Santos Padres: ¡Imitemos a los mártires! Siempre hay que morir un poco para salir de nosotros mismos, de nuestro egoísmo, de nuestro bienestar, de nuestra pereza, de nuestras tristezas, y abrirnos a Dios, a los demás, especialmente a los que más lo necesitan.

Imploremos la intercesión de los mártires para ser cristianos concretos, cristianos con obras y no de palabras; para no ser cristianos mediocres, cristianos barnizados de cristianismo pero sin sustancia, ellos no eran barnizados eran cristianos hasta el final, pidámosle su ayuda para mantener firme la fe, aunque haya dificultades, y seamos así fermento de esperanza y artífices de hermandad y solidaridad.

Y les pido que recen por mí. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide.

14 octubre 2013

Algunas fotos de la peregrinación a Tarragona por la Beatificación. Del 11 al 13 de octubre. 2013.

Tuve el privilegio de acolitar al lado del cardenal en la beatificación de los mártires de Tarragona 2013.














Algunas fotos de la peregrinación a Tarragona por la Beatificación. Del 11 al 13 de octubre. 2013.


Teatro del martirio de San Fructuoso (Obispo) y sus compañeros diáconos.


























Ayer domingo, beatificaron a 522 mártires incluidos 5 frailes Trinitarios.



Hoy le doy gracias a Dios por este fin de semana de Beatificación de los 522 beatos mártires en Tarragona. 
Antes de seguir, me gustaría pararme en una frase que dijo esta mañana el cardenal en la homilía: LA CEREMONIA DE BEATIFICACIONES DE LOS MARTIRES DE LA GUERRA, NO TIENEN UN CARÁCTER POLÍTICO. ES UN ACTO DE FE PORQUE DIERON SU VIDA POR CRISTO.
Osea, no mezclemos churras con meninas. Sigo.

Gracias al Señor por darme la oportunidad de asistir a la beatificación y encima siendo acólito (monaguillo) oficial de la celebración eucarística acompañando al cardenal.
He sido muy privilegiado por poder vivir todo en primera fila y más aún sin esperar que iba a estar donde he estado...
No tengo palabras para expresar mis sentimientos...Me invade una emoción, porque para los que nos gusta y vivimos las celebraciones como enamorados de ese AMOR, nos faltan palabras para poder expresar mis sentimientos ahora..
..A mis hermanos trinitarios mártires y ahora ya beatos, les agradezco su entrega, santidad, y valentía por la fe. Y que a ejemplo de ellos, Dios trinidad me ayude a ser valiente y fiel a mi vocación y fe.

Gracias Señor por todos/as mis amig@s (ojo digo amigo) no conocidos. Que son dos terminos muy diferente. Por su cercanía y acompañamiento hoy. Porque saben compartir mis alegrías como las de hoy, y mis penas como tantas veces.

GRACIAS SEÑOR POR EL.REGALO SE ESTE FIN DE SEMANA.

09 octubre 2013

Ayer martes 8 de octubre, Solemnidad de la Virgen del Buen Remedio (Patrona y protectora de la Orden de los Trinitarios) hice mi entrada al postulantado.


Hoy le tengo que dar GRACIAS A DIOS Trinidad y la Iglesia por la acogida.
Fue un momento muy importante para mi, para mi vocación y para mi futuro. Con el SI que dí yo, y con la ayuda y confianza de abandonarme en la manos del Señor, me hacía eco de las palabras de la Virgen cuando se le apreció el ángel: Hágase en mí, según tu palabra.
 Para mi, empieza un nuevo camino. Un camino, que casi siempre se anda entre espinas, pero que también llevan sus rosas... Abandonarse ciegamente en la manos del AMOR, conlleva sacrificios. Ya dice un refrán que lo que vale, cuesta. Y más cuando hablamos de Dios.

Pido que recéis por mí. Por mi vocación. Por mi llamado. Para que como dijeron en la homilía ayer en la Misa antes del rito de entrada, para que yo sea LIBERTADOR. Que todo sea para y con los pobres. Porque desde ellos, se llega a Jesús y encontraremos nuestra propia vocación.

Y desde aquí, doy las gracias a todos y todas las personas que me habéis mandado SMS, correos, llamadas..etc etc.
Ayer me di cuenta, de quién está en los momentos buenos y en los malos. Porque este acontecimiento, cambió mi vida, y mi historia de salvación.
GRACIAS SEÑOR POR HABERME ELEGIDO. PERO NO SOY DIGNO DE LLEVAR ESE GRAN TESORO. PERO AYÚDAME A SER FIEL A TU EVANGELIO.   





07 octubre 2013

Si el grano de trigo no muere...No da fruto.



Hoy lunes 7, subo una foto de mi padre...!!

Hace 6 años que se fue a la casa de la santa Trinidad. Van pasando los años, y la ausencia se nota... Me voy "haciendo grande", voy dando pasos que cambian el rumbo mi vida... Voy entrando en el camino que siempre he soñado y que tu tanto me apoyabas... Y noto que algo me falta... No estoy completo.

Este curso, a pesar del cambio de ciudad, la alegría de entrar y encauzar mi vida a ser Fraile Trinitario, esa alegría no es completa. No puedo compartirla contigo FISICAMENTE. Sé que espiritualmente estás a mi lado, y seguro que desde el cielo, me estás apoyando y viendo... Pero...!! Ains los peros... Que malos son!!

Y si tengo algún miedo, es por el futuro... Porque siempre quedará un sitio libre, un hueco en cada celebración que yo vaya realizando, en cada paso que yo vaya dando, siempre habrá una vela apagada (para mis ojos) pero encendida en mi corazón...

Hoy papá rezo y te ruego más que nunca...!!Intercede por mí para que Dios que en tanto confiaste, rezaste y tantas veces llevaste sobre tus hombros en semana santa, ahora EL te tiene a ti bajo sus brazos de PADRE Y MADRE, pídele para que yo sea FIEL y espero que siempre me ayudes. Sé tu mi ángel de la guarda.
Y que la Virgen de la Victoria te guarde siempre.


Firmado:
Tu hijo que te quiere. Tu "chico" Trinitario.