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11 enero 2017

La Confirmación "no es el sacramento del adiós".


Hay que proseguir el camino iniciado con el Sacramento de la Confirmación, no es una huida.

En esta ocasión subrayo que la Confirmación no es solo un punto de llegada, como algunos dicen, el ‘sacramento del adiós’ ¡no! ¡no! sino que es sobre todo un punto de partida en la vida cristiana”.

Hago referencia a una extendida “costumbre” de muchos fieles en Italia y otras partes del mundo que con el sacramento de la Confirmación se “despiden” de la Iglesia y abandonan la vida de fe por lo general en la adolescencia.
Jóvenes,  no consideréis la Confirmación como una despedida y a seguir adelante con la alegría del Evangelio.

El numeral 1285 del Catecismo de la Iglesia Católica explica que “con el Bautismo y la Eucaristía, el sacramento de la Confirmación constituye el conjunto de los ‘sacramentos de la iniciación cristiana’, cuya unidad debe ser salvaguardada”.

A los bautizados, indica el texto, “el sacramento de la Confirmación los une más íntimamente a la Iglesia y los enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo”.

De esta forma quedan obligados aún más, como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con sus palabras y sus obras.

Asimismo, el numeral 1317 indica que “la Confirmación, como el Bautismo, imprime en el alma del cristiano un signo espiritual o carácter indeleble; por eso este sacramento solo se puede recibir una vez en la vida”.


(Papa Francisco. 8-1-2017).

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