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20 enero 2018

"Vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo".


- (Éxodo 3, 4-10) 

Dios libera a los cautivos

- (Salmo 24, 1-6) 

es la generación de los que anhelan tu rostro, Dios de Jacob

- (1 Corintios 6, 9-20) 

Glorificad, pues, a Dios con vuestro cuerpo
- (Mateo 18, 1-7) ¡Ay de aquel que incite a pecar!
Muchas Iglesias cristianas del Caribe están preocupadas por el tema de la
pornografía, especialmente a través de internet. La pornografía tiene consecuencias
desastrosas para la dignidad humana, sobre todo para los adolescentes
y los jóvenes. Al igual que la esclavitud, la pornografía mercantiliza a los
seres humanos, afectando a los que son adictos a ella y dañando las relaciones
auténticas de amor.

- Reflexión
El libro del Éxodo muestra la solicitud de Dios por los cautivos. La revelación
de Dios a Moisés en el episodio de la zarza ardiente fue una declaración poderosa
de su voluntad de liberar a su pueblo. Dios vio sus penalidades, oyó
su grito y vino para liberarlos. Mientras que la sexualidad es un don de Dios
para las relaciones humanas y la expresión de la intimidad, el mal uso de este
don a través de la pornografía esclaviza y devalúa tanto al que se dedica a
producirla, como al que la consume. Dios no es insensible a esta situación y
los cristianos son llamados a ser igualmente solícitos.
San Pablo dice que estamos llamados a glorificar a Dios con nuestros cuerpos,
lo que significa que todas las dimensiones de nuestra vida, incluidas nuestras
relaciones, pueden y deben ser ofrenda agradable a Dios. Los cristianos deben
trabajar juntos para construir un modelo de sociedad que defienda la dignidad
del ser humano y que no incite a pecar a los más pequeños, sino que, al
contrario, los capacite para que vivan en libertad, que es la voluntad de Dios
para ellos.
- Oración
Por tu gracia divina, Señor,
restaura nuestra mente y nuestro cuerpo.
Crea en nosotros un corazón limpio y una mente pura
para que podamos dar gloria a tu Nombre.
Que tu Iglesia se mantenga unida en un mismo propósito
para la santificación de tu pueblo.
Te lo pedimos por medio de Jesucristo,
que vive y reina contigo,
en la unidad del Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos.
Amén.
La diestra de Dios está sanando en nuestra tierra, sanando cuerpos, mentes y almas quebrantados;
tan maravilloso es su roce, con un amor que tanto significa, cuando somos sanados
por la diestra de Dios.

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