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25 enero 2018

Construyendo la familia en la casa y en la Iglesia.


- (Éxodo 2, 1-10) 

El nacimiento de Moisés

- (Salmo 127) 

Si el Señor no construye la casa, en vano se afanan
sus constructores

- (Hebreos 11, 23-24) 

Por la fe los padres de Moisés, viéndolo tan hermoso,
lo escondieron

- (Mateo 2, 13-15) 

José se levantó, tomó al niño y a la madre en plena noche
y partió con ellos camino de Egipto
En el Caribe la familia se sigue viendo afectada negativamente por la herencia
de la esclavitud y por nuevos factores como la migración de los padres, los
problemas económicos y la violencia doméstica. Para afrontar esta realidad
las Iglesias del Caribe trabajan para proporcionar apoyo tanto a las familias
nucleares como a las más extensas.

- Reflexión

Las familias tienen una importancia capital para la protección y el cuidado de
los niños y las niñas. Los relatos bíblicos de la infancia de Moisés y de Jesús,
que estuvieron ambos en peligro mortal por las órdenes asesinas de gobernantes
enojados, expresan bien lo vulnerable que pueden ser los niños y las niñas
a las fuerzas externas. Estos relatos también reflejan como se pueden llevar a
cabo acciones para proteger a estos pequeños y pequeñas. Mateo nos presenta
un modelo de paternidad que es amorosamente fiel a la voluntad del Señor,
especialmente en tiempos difíciles.
La Escritura ve a los niños y a las niñas como una bendición y una esperanza
para el futuro. Para el salmista son «como flechas en la mano del guerrero».
Como cristianos compartimos una vocación común a vivir como redes de
apoyo familiar, confiando en el poder del Señor en la tarea de construir comunidades
fuertes en las que los niños y las niñas sean protegidos y puedan
florecer.

- Oración

Dios misericordioso,
enviaste a tu Hijo para que naciera en una familia como las nuestras,
con antepasados que eran tanto justos como pecadores.
Pedimos tu bendición sobre nuestras familias
en sus casas y en nuestras comunidades.
Oramos especialmente por la unidad de la familia cristiana,
para que el mundo crea.
Lo pedimos en el nombre de Jesús.

Amén.

La diestra de Dios está escribiendo en nuestra tierra, escribiendo con poder y con amor;
nuestros conflictos y nuestros miedos, nuestros triunfos y nuestras lágrimas, son grabados por la diestra de Dios.

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