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11 enero 2018

Tres características que debe tener la autoridad del Sacerdote: Emoción, cercanía y coherencia.


Fue el mismo Jesús el que estableció esta autoridad pastoral, y así figura en el Evangelio de San Marcos en el que se narra cómo los asistentes a la sinagoga de Cafarnaúm quedaban asombrados de la autoridad de Cristo.

A diferencia de las enseñanzas de los escribas y doctores de la ley de Israel, que enseñaban desde sus cátedras alejados de la gente, la enseñanza de Jesús “provocaba el estupor de la gente, movía sus corazones”. “Jesús tenía autoridad porque se acercaba a la gente”.

“Debido a que era cercano, entendía; y también podía acoger, curar y enseñar con cercanía. Aquello que a un pastor da autoridad, o que despierta en él la autoridad que le ha dado el Padre, es la cercanía, la cercanía a Dios en la oración y la cercanía a la gente”.

Recuerdo que “el pastor apartado de la gente no llega al pueblo con el mensaje. Cercanía. Esa doble cercanía (a Dios y a la gente). Esa es la unción del pastor que se conmueve ante el don de Dios en la oración, y que se puede conmover ante los pecadores, ante los problemas, ante las enfermedades de la gente: permite al pastor conmoverse”.

En la época de Jesús, los escribas, los doctores de la ley, habían perdido la capacidad de conmoverse porque “no estaban cerca ni de la gente ni de Dios”. Como consecuencia, habían perdido la coherencia de vida. Eso es lo que Jesús advirtió cuando decía a la gente: “Haced lo que dicen, pero no lo que hacen”.

En este sentido, os advierto contra la doble vida.
“Es terrible ver a pastores con doble vida: es una herida en la Iglesia. Pastores que han perdido la autoridad y que siguen adelante con esta doble vida”.

“Jesús es muy duro con los que llevan una doble vida. Además de decir a la gente que les escuche pero que no hagan lo que hacen, ¿qué más dice? Les dice: ‘Sois sepulcros blanqueados’, es decir, bellos en la doctrina, por fuera, pero podridos por dentro. Este es el fin del pastor que no tiene cercanía con Dios en la oración, y con la gente en la compasión”.

A pesar de estas duras palabras, hay un mensaje de esperanza: “Yo diría a los pastores que han vivido la vida separados de Dios y del pueblo, de la gente: ‘A pesar de todo, no perdáis la esperanza. Siempre existe una posibilidad’”.

“La autoridad es un regalo de Dios. Sólo procede de Él y Jesús la da a los suyos. Autoridad en el hablar, que procede de la cercanía con Dios y con la gente, siempre juntos. Autoridad y coherencia, nada de doble vida. Y si un pastor pierde esa autoridad, que al menos con pierda la esperanza: siempre hay tiempo de acercarse y de revestirse de autoridad”.


(Papa Francisco. 9-1-2018).

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