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21 enero 2016

Llamados a ser mensajeros de alegría. Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.


El Espíritu del Señor Dios me acompaña, pues el propio Señor me ha ungido, me ha enviado a dar la buena noticia a los pobres. Is 61, 1-4 

¡Qué bueno, qué agradable es que los hermanos vivan juntos! Sal 133 

Llénenme de alegría teniendo el mismo pensar, alimentando el mismo amor, viviendo en armonía, compartiendo los mismos sentimientos. Flp 2, 1-5

Les he dicho esto para que participen de mi alegría y la alegría de ustedes sea completa. Jn 15, 9-12


La alegría del evangelio llama a los cristianos a vivir la profecía de Isaías: «El Espíritu del Señor Dios me acompaña, pues el propio Señor me ha ungido, me ha enviado a dar la buena noticia a los pobres». Anhelamos la Buena Noticia que sane nuestros corazones rotos y nos libere de todo lo que nos ata y nos hace prisioneros.
•Cuando estamos tristes a causa de nuestro propio sufrimiento, podríamos no tener la fuerza para proclamar la alegría que nos trae Jesús. Sin embargo, aun cuando nos sentimos incapaces de dar algo a los demás, si damos testimonio de lo poco que tenemos, Jesús lo multiplica en nosotros y en las personas que están a nuestro alrededor.
•En el evangelio Jesús dice: «Como el Padre me ama a mí, así los amo yo a ustedes» y «se amen los unos a los otros como yo los he amado». Es así que descubrimos su alegría en nosotros de modo que nuestra alegría pueda ser completa. Este amor mutuo y alegría mutua es el corazón de nuestra oración por la unidad. Como dice el salmista: «¡Qué bueno, qué agradable es que los hermanos vivan juntos!».


- ¿Qué es lo que sofoca la alegría en el mundo y en las Iglesias?

-¿Qué podríamos recibir de otros cristianos para que la alegría de Jesús esté en nosotros, haciéndonos así testigos de la Buena Noticia?

Oración

Dios de amor, mira nuestro deseo de servirte a pesar de nuestra pobreza espiritual y nuestras pocas habilidades. Colma el deseo más profundo de nuestro corazón con tu presencia. Llena nuestros corazones rotos con tu amor que sana para que podamos amar como tú nos has amado. Danos el don de la unidad para que podamos servirte con alegría y compartir tu amor con todos.
Esto pedimos en el nombre de tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor. Amén

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