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11 enero 2016

A veces pensamos en el amor de las telenovelas. No, ese no parece amor.


Dios es amor, él nos amó primero, nos ama siempre, hago hincapié, en el mandamiento nuevo de Jesús, regalo de amor de Dios, y con la primera Carta de San Juan, en la exhortación de amarnos «los unos a los otros, porque el amor procede de Dios y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios», el Santo Padre recordó de dónde viene el amor verdadero:

«Esta palabra ‘amor’ es una palabra que se usa tantas veces y que cuando se usa no se sabe qué significa exactamente. ¿Qué es el amor? A veces pensamos en el amor de las telenovelas. No, ese no parece amor. El amor puede parecer un entusiasmo por una persona y después… se apaga. ¿De dónde viene el amor verdadero? Todo el que ama ha sido generado por Dios, porque Dios es amor. Juan no dice: todo amor es Dios, sino Dios es amor»

Cuando tenemos algo en el corazón y queremos pedir perdón al Señor, es Él el que nos espera para darnos su perdón. Este Año de la Misericordia es también esto: que recordemos que el Señor nos está esperando, a cada uno de nosotros. ¿Para qué? Para abrazarnos. Nada más. Para decir: hijo, hija, te amo. He dejado que crucificaran a mi Hijo por ti; éste es el precio de mi amor; éste es mi regalo de amor».

Tengamos siempre la certeza de que «el Señor me espera, el Señor quiere que yo abra la puerta de mi corazón», que si se asoma el escrúpulo de no sentirse dignos del amor de Dios, es mejor, porque Él nos espera como somos, como nos dicen que hay que ser: Ir ante el Señor y decir: ‘tú sabes Señor que te amo’. O si no: ‘tú sabes Señor que quisiera amarte, pero soy tan pecador, tan pecadora’. Y Él hará lo mismo que hizo con el hijo pródigo que se gastó todo el dinero en vicios: no dejará que termines tus palabras y con un abrazo te hará callar. El abrazo del amor de Dios».

(Homilía del Papa Francisco en la Misa en Santa Marta, 1-1-2016)

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