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31 mayo 2018

Dios te salve María.




Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.

Dios te salve.

A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Amén

30 mayo 2018

María. La esclava del Señor.


1.° Respuesta de María.
Represéntate la escena y asiste a ella en espíritu todo lo más cerca posible..., el Ángel ha terminado ya su embajada; ha cumplido su misión y guarda silencio..., espera la respuesta de María.
Mira al universo todo... al mismo Dios, en este momento solemnísimo..., ¡qué espectáculo más emocionante! Acércate a María y suplícala que no retarde la respuesta..., dila que todos los hijos, infelices hijos de Eva, que hemos nacido esclavos del pecado, esperamos su palabra de redención y de gracia..., que el mundo todo y el mismo Cielo, están en suspenso esperando su respuesta. Y, efectivamente, el silencio se rompe... María va a hablar..., el Ángel tiembla de emoción...
María se ha postrado en tierra, y del fondo de su alma han brotado estas sencillas y sublimes palabras: «He aquí la esclava del Señor»... Ahora es el Ángel el que se turba; con todo su entendimiento angélico, no acierta a comprender tanta humildad, tanta santidad.

La Reina de todas las Reinas, la Señora del Cielo y de la tierra, la bendita entre todas las mujeres..., es una esclava..., y Ella lo reconoce, lo cree así, no se avergüenza, no lo oculta. Ella misma, a la faz de todo el mundo lo proclama, y parece tener gran empeño en que sepamos que con toda su grandeza es siempre la esclava del Señor.
Entra en el Corazón del mismo Dios, ¿qué sentiría Dios al ver esta conducta, al escuchar estas palabras?... Si a los humildes y pobres de espíritu llena de sus bienes, ¿qué haría con aquella su esclavita?... Con qué gusto la diría: ¿Tú te haces esclava? Yo te hago Reina... y mandaría a todos los ángeles del Cielo que la adorasen en aquel mismo instante como a tal. Haz tú lo mismo y adora tanta grandeza en tan profunda humildad.

2.° Esclavitud verdadera.
Mas no te detengas en esta esclavitud de palabras. Tú también has dicho a Dios palabras de ofrecimiento, de entrega, de esclavitud a Él, pero, luego... ¿cómo las has cumplido? Mas en María no es así..., dice lo que siente y obra como dice..., por eso añade «hágase en mí según tu palabra». Medita mucho y saborea toda la significación de esta palabra hágase que es la fórmula de la verdadera esclavitud. Soy esclava y por eso no tengo nada, ni puedo querer nada, fuera de Dios. Todo ha de venir del Señor, nada de la esclava. Por tanto, esa palabra supone una renuncia total, completa, perfecta, absoluta de su ser... Ni voluntad, ni libertad, ni querer nada, sino sólo lo que Dios quiera y disponga... ¡Qué esclavitud! Pero aún más, esa esclavitud no se ha de detener ni aún ante el sacrificio por muy grande y doloroso que sea.

María, en este paso, obra conscientemente, esto es, dándose perfecta cuenta del paso que va a dar..., obra sin precipitación..., piensa, discurre, objeta al ángel, pone sus razones y sus soluciones, etc..., luego señal clara de que obra con todo conocimiento de causa; por tanto, conoce ya desde ahora todo lo que ha de sufrir, si ha de ser Madre de Dios..., sabe que la aguardan tormentos que la harán la reina de los mártires..., que será un verdadero mar de amarguras, y, no obstante..., sabe que es esa la voluntad de Dios y le basta. Hasta que conoce claramente lo que Dios quiere, pone reparos, pero cuando ya sabe el deseo de Dios, no tiene más que una palabra: Hágase. Recuerda las palabras de Cristo en su Pasión, también dice «hágase tu voluntad y no la mía». ¿No es lo mismo que el «hágase» de la Virgen?... ¡Qué coincidencia entre el Hijo y la Madre!

Esta es la esclavitud, esta es la santidad, esta es la única solución que puedes encontrar a tu amor propio. ¿Eres tú así? ¿También tienes tú el hágase práctico, sobre todo cuando el amor propio se rebela? Pide a María que la imites en el cumplimiento de esta palabra.

Santo Rosario.


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

- Credo

1º. LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

«Y he aquí que se produjo un gran terremoto, pues un ángel del Señor descendió del Cielo y, acercándose, removió la piedra y se sentó sobre ella. Llenos de miedo, los guardias se aterrorizaron y se quedaron como muertos. El ángel tomó la palabra y dijo a las mujeres: No temáis vosotras; ya sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí, porque ha resucitado, como había dicho».

Padre Nuestro,
10 Ave Marías,

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

2º. LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

«Los sacó hasta cerca de Betania y levantando sus manos los bendijo. Y sucedió que, mientras los bendecía, se alejó de ellos y se elevaba al Cielo. Y ellos le adoraron y regresaron a Jerusalén con gran gozo».

Padre Nuestro,
10 Ave Marías,

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

3º. LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO

«Al cumplirse el día de Pentecostés estaban los discípulos juntos en un lugar y se produjo de repente un ruido venido del Cielo, como de un viento impetuoso, que llenó toda la casa donde se encontraban. Aparecieron unas lenguas de fuego, que se posaron sobre cada uno de ellos, quedando todos llenos del Espíritu Santo; y comenzaron a hablar en lenguas extranjeras según el Espíritu Santo les inspiraba».

Padre Nuestro,
10 Ave Marías,

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

4º. LA ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

«Quién es ésta que sube del desierto, apoyada sobre su Amado, como columna de humo aromático, como aroma de incienso y mirra?».
«Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como novio que se pone le corona, o novia que se adorna con sus joyas».

Padre Nuestro,
10 Ave Marías,

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

5º. LA CORONACIÓN DE MARIA SANTÍSIMA
«En ese momento se abrió en el cielo el Santuario de Dios: dentro del Santuario uno podía ver el Arca de la Alianza de Dios».
«Apareció en el Cielo una mujer vestida de sol, la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza».

Padre Nuestro,
10 Ave Marías,

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Oh! Jesús mío, perdona nuestras culpas, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia.


- Letanías

Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.

Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,

Santa María,
ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

ORACIÓN.
Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo,
y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

29 mayo 2018

Ave María.


1.° Ave.
Es la palabra de saludo afectuoso, pero el Ángel la emplea en sentido de parabién y enhorabuena.  La Iglesia nos dice en sus himnos que es lo contrario de Eva, para indicarnos que así como por Eva nos vino la muerte, por María nos vendrá la vida. En este sentido la enhorabuena del Ángel debe extenderse a toda la humanidad. Da a María la enhorabuena por este paso de su vida, y dátela a ti, pues por Ella en este día, tu alma ha sido hecha hija de Dios...

2.° Llena de gracia.
Y bien llena a todos los demás santos y aún a los ángeles se les dio por partes... sólo a María, la plenitud y totalidad de la gracia. en esta plenitud se había de diferenciar de las demás criaturas. Sería necesario conocer lo que es la gracia para entender estas palabras del Ángel. Piensa lo que es la gracia para los demás..., es un ser divino, algo de Dios, que se comunica al hombre para divinizarle, pues realmente le da el título de hijo de Dios y le confiere el derecho de heredar del Padre Eterno..., pues si es hijo de Dios, es heredero del Cielo. Ahora piensa, si esto hace la gracia en los demás y así los santifica y diviniza..., ¿qué haría en la Virgen, al darla la plenitud total y completa de la misma? Si Ella la tiene toda, a Ella hay que acudir, si queremos particip ar de la gracia. Mas si estaba ya llena ¿cómo pudo aumentar en su vida la gracia?... Es un misterio. Un vaso lleno, ya no admite más agua; pero para Dios no hay imposibles. Dios pudo dilatar y aumentar en cada momento ese vaso preciosísimo de su alma, y así, estando siempre lleno, pudo siempre aumentar la gracia que encerraba.

3.° El Señor es contigo.
Esto es, más contigo que conmigo, diría el Ángel... y más que con todas las criaturas. Está contigo poseyéndote totalmente. No hay nada en María que no esté poseído y no sea de Dios. También Dios está con nosotros..., pero ¡qué a medias! No dejamos a Dios que nos domine totalmente como María. Además, contigo, siempre, desde la eternidad. En ti pensaba y contigo se deleitaba, aún antes de crear alguna otra cosa. Contigo para siempre, y por eso quiere, unirse tan íntimamente que seas tú su Madre y El sea tu Hijo. Piensa cómo Jesús quiere también esto contigo y para eso te busca y te llama y se une a ti por la gracia y más íntimamente por la comunión...

4.° Bendita entre las mujeres
Porque así como por una mujer entró en el mundo el pecado, por ti entrará la gracia y la redención. Todas las generaciones recordarán a Eva para maldecirla..., todas te recordarán a Ti para bendecirte. Aquella fue la mala madre, la madrastra que dio muerte a sus hijos... María la verdadera Madre, que nos da con amor la vida. La humanidad entera reconcentró contra la mujer todos sus odios; la trató con desprecio y crueldad. María es la que rehabilita y ensalza de tal modo a la mujer, que llega a ser la criatura más elevada y la que ocupa el puesto más alto en el Cielo...

5.° Bendito el fruto de tu vientre.
Palabras, no del Ángel, sino de Santa Isabel, pero tan ligadas a las del primero, que la Iglesia las junta en una sola oración. Palabras gloriosas para María, porque dicen lo que es y será su Hijo. Al fin, si Ella será dichosa y bendita por todos, será por su Hijo. En ese fruto bendito, encontraremos todos, la salvación. Eva nos perdió, dándonos el fruto del pecado. María nos salvará, dándonos ese fruto de santificación que se llama Jesús... Reza siempre con mucha veneración el Ave María. Cuida de su rutina en el Rosario, etcétera... No olvides de saludar a María en el Ángelus. Siempre que lo reces, acuérdate de este grandioso misterio de la Anunciación y pide a María que te llene de gracias, que el Señor 52 también quiera estar contigo y así que te haga partícipe de su dicha y bendición eternamente.

Santo Rosario.


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

- Credo

- Primer Misterio:
La Agonía en el Huerto

“Va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní, y dice a los discípulos: Sentaos aquí, mientras voy allá a orar. Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia. Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra,” y dijo: “Padre si quieres aparta de mí esta copa, pero no se haga mi voluntad sino la tuya. “Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra”.

Padre Nuestro,
10 Ave Marías,

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.


- Segundo Misterio:
La Flagelación de Nuestro Señor Jesucristo

(Pilato) “volvió a salir donde los judíos y les dijo: Yo no encuentro ningún delito en él (...). ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los judíos? Ellos volvieron a gritar diciendo: ¡A ése, no; a Barrabás! (...) Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle” .

Padre Nuestro,
10 Ave Marías,

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

- Tercer Misterio:
La Coronación de Espinas

Los soldados “trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos!; y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza.”

Padre Nuestro,
10 Ave Marías,

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

- Cuarto Misterio
Jesucristo, la cruz a cuestas y camino al Calvario.

“Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle”. “Y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario”. “Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, (...) a que llevara su cruz.”

Padre Nuestro,
10 Ave Marías,

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

- Quinto Misterio
La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor

“Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron. (...) Jesús decía: Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen (...). Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona (...). Jesús, dando un fuerte grito, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu y, dicho esto, expiró.” “Como le vieron muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua.”
Padre Nuestro,
10 Ave Marías,

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Oh! Jesús mío, perdona nuestras culpas, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia.


- Letanías

Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.

Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,

Santa María,
ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

ORACIÓN.
Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo,
y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

28 mayo 2018

María. Pureza Virginal.


1.° Reparos de María.
A las palabras del Ángel María contesta con un reparo, que es un temor. Eva en el paraíso teme al comer el fruto prohibido, pero no teme al pecado, sino al castigo de la muerte. María, al contrario, lo único que teme al oír al Ángel es faltar a la palabra dada a Dios. Su temor es justo, racional, santo, inspirado en el amor de Dios y a la virtud. ¿Son así tus reparos cuando oyes la voz de Dios..., o son inspirados por el amor propio que se resiste a someterse a esa voz divina?

2.° La virginidad.
¡Qué amor a la pureza virginal!
Se ofrecen a María glorias inauditas, grandezas inefables... de parte de Dios... por boca de un Ángel... y, no obstante, no se alucina... piensa en su virginidad, y entre la dignidad de ser Madre de Dios y el sacrificio de su virginidad no duda prefiere la gracia que la santifica, a la gracia que la ensalza y sublima ¡qué maravilla! Detente a contemplar en silencio este amor de María a su virginidad... y deja al corazón que se expansione en afectos de admiración a tu Madre. Recuerda su voto hecho a los tres años..., la fidelidad con que siempre le guardó y la prueba a que ahora la somete Dios... y cómo la Virgen prudente, humilde y castísima, triunfa de todo, sacando siempre victoriosa su virginidad. Con razón Dios, se enamora de María aún más, viéndola tan pura y tan virgen... y lo que Ella cree ser un obstáculo, es precisamente lo que más arrastra a Dios para elegirla como Madre.
Por ser virgen, por eso es la Madre de Dios.

3.° La Encarnación por la virginidad.
Penetra en tan sublime pensamiento y contempla a Dios trazando los planes de la obra grandiosa de la Encarnación a base de la virginidad. La Redención del hombre tenía dos dificultades insuperables, como ya hemos dicho en otra parte..., recuerda lo que entonces meditabas que humanamente no era posible la Redención, porque toda la humanidad no podía satisfacer por el pecado..., era necesario que lo hiciera Dios, pero Dios tampoco podía hacerlo, pues Dios no puede sacrificarse, inmolarse, padecer, ni morir por el hombre; divinamente tampoco era posible. Pero Dios busca la solución. Hacerse hombre y así tener ya un cuerpo para sufrir y morir. Mas este cuerpo, no podía formarse como los demás, porque nacería manchado como todos nacen; sería un cuerpo concebido en pecado y a este cuerpo no se podía unir el Hijo de Dios. La solución de este conflicto es María Inmaculada, sin mancha en su concepción y María Virgen, siendo Madre sin detrimento de su virginidad. Así, Jesús virgen, santo y puro como Dios, también lo será como hombre: porque su Madre también será santa, pura y virgen. La Encarnación por la Virginidad. ¡Qué hermosura y qué belleza la de esta virtud!

4.° Preferencias de Cristo.
El Señor tuvo un amor tan grande de preferencia a la virginidad, que la dedicó una de sus Bienaventuranzas..., tuvo un discípulo amado y fue... el que era virgen; a él le confió el tesoro de su Madre en la Cruz, como único digno por su virginidad de guardar a la Virgen de las vírgenes. Se quedó en la Eucaristía y dio a los sacerdotes potestad sobre su Cuerpo y Sangre, pero prefirió que su sacerdocio fuera virgen eligió almas predilectas para Esposas suyas y éstas son... las vírgenes en fin, reservó un premio especial que consistiera en acompañar al Cordero a donde quiera que fuera, y en cantar un cántico nuevo que nadie sino ellas podrían cantar, y éstas son... las almas vírgenes

5.° Tu virginidad.
Piensa mucho en la gracia tan inmensa que Dios concede a las almas que llama al estado de virginidad. Si tú eres una de ellas, penétrate bien de ella y procura ser muy agradecida. Demuestra este agradecimiento en obras, principalmente cuidando, ante todo, de la modestia interior y exterior que necesariamente ha de acompañarla, y esto llevarlo hasta la exageración, en miradas, curiosidades, posturas, vestidos, etc... Segundo, fomentando en ti la humildad, base de la castidad... Muchos por su soberbia han caído después en pecados impuros. Del mismo modo fomentarás la mortificación y penitencia, que son esenciales en esta virtud... Con tal de conservarla intacta y lozana, todo sacrificio ha de parecerte nada. En tercer lugar, pide mucho a la Virgen que la imites, en especial en su amor a la castidad virginal... y, en fin, que te ayude para trabajar con Ella por contribuir a establecer y dilatar en la medida de tus fuerzas por todo el mundo, el Reinado sublime de la pureza.

Santo Rosario.


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

- Credo

1º. LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

«Y he aquí que se produjo un gran terremoto, pues un ángel del Señor descendió del Cielo y, acercándose, removió la piedra y se sentó sobre ella. Llenos de miedo, los guardias se aterrorizaron y se quedaron como muertos. El ángel tomó la palabra y dijo a las mujeres: No temáis vosotras; ya sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí, porque ha resucitado, como había dicho».

Padre Nuestro,
10 Ave Marías,

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

2º. LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

«Los sacó hasta cerca de Betania y levantando sus manos los bendijo. Y sucedió que, mientras los bendecía, se alejó de ellos y se elevaba al Cielo. Y ellos le adoraron y regresaron a Jerusalén con gran gozo».

Padre Nuestro,
10 Ave Marías,

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

3º. LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO

«Al cumplirse el día de Pentecostés estaban los discípulos juntos en un lugar y se produjo de repente un ruido venido del Cielo, como de un viento impetuoso, que llenó toda la casa donde se encontraban. Aparecieron unas lenguas de fuego, que se posaron sobre cada uno de ellos, quedando todos llenos del Espíritu Santo; y comenzaron a hablar en lenguas extranjeras según el Espíritu Santo les inspiraba».

Padre Nuestro,
10 Ave Marías,

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

 4º. LA ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

«Quién es ésta que sube del desierto, apoyada sobre su Amado, como columna de humo aromático, como aroma de incienso y mirra?».
«Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como novio que se pone le corona, o novia que se adorna con sus joyas».

Padre Nuestro,
10 Ave Marías,

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

5º. LA CORONACIÓN DE MARIA SANTÍSIMA
«En ese momento se abrió en el cielo el Santuario de Dios: dentro del Santuario uno podía ver el Arca de la Alianza de Dios».
«Apareció en el Cielo una mujer vestida de sol, la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza».

Padre Nuestro,
10 Ave Marías,

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Oh! Jesús mío, perdona nuestras culpas, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia.


- Letanías

Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.

Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,

Santa María,
ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

ORACIÓN.
Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo,
y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

27 mayo 2018

Reflexión. Solemnidad de la Santísima Trinidad.




Celebrar la Solemnidad de la Santísima Trinidad es es celebrar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Ellos que nos acompañan cada día de nuestra vida. Tenemos una misión: "Id y haced discípulos".
No bastan las palabras. Necesitamos de nuestro testimonio del día a día. Que las personas con las que nos rodeamos, vean no solamente a una persona buena, sino a una persona cristiana.
En esta tarea no estamos somos.
Dios nos es la casa que nos acoge, el Hijo es la puerta que nos da acceso y el Espíritu es la llave con la que abrimos para adentrarnos en tan gloriosa y amorosa mansión. Dios AMOR nos acompaña porque necesitamos de su cercanía y compañía.
Pero... para poder verlo, necesitamos limpiarnos de esas manchas que nos impiden ver con los ojos de Dios.
Que en esta solemnidad que celebramos hoy, nos ayude el Señor a ser reflejo de ese AMOR y lo compartamos sin miedo ni vergüenza.

Evangelio. Solemnidad de la Santísima Trinidad.


Según San Mateo 28, 16 - 20.

En aquel tiempo, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. 

Y al verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron. 

Jesús se acercó a ellos y les habló así: 
«Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. 
Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo».

Trisagio a la Santísima Trinidad.




Dios mío, ven en mi auxilio.

Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos,

Amén.


– Primera Parte

Oremos y demos gracias a Dios Padre, que, en su sabiduría y bondad, ha creado el universo y, en el misterio de su amor, nos ha dado a su Hijo y al Espíritu Santo. A él, fuente de amor y de misericordia, le decimos:

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,

Ten piedad de nosotros.

Oración:

Bendito seas tú, Señor, Padre amantísimo, porque en tu infinita sabiduría y bondad has creado el universo y con amor particular te has acercado al hombre, haciéndolo partícipe de tu misma vida.

Gracias, Padre Bueno, por habernos dado a Je´sus, tu Hijo, nuestro salvador, amigo, hermano y redentor, y el Espíritu consolador.

Concédenos el gozo de experimentar en el camino hacia ti tu presencia y tu misericordia, para que toda nuestra existencia sea para ti, Padre de la vida, principio sin fin, suma bondad y eterna luz, suma bondad y eterna luz, un himno de gloria, alabanza, amor y gratitud.

Padre Nuestro..

A ti sea la alabanza, a ti la gloria, a ti la acción de gracias por los siglos de los siglos, oh, Beatísima Trinidad.

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo,

llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos,

Amén.


– Segunda Parte

Nos dirigimos al Hijo, que, para cumplir la voluntad del Padre y redimir al mundo, se hizo hermano nuestro y, en el don supremo de la Eucaristía, se ha quedado para siempre entre nosotros. A él, fuente de vida nueva y de paz, con el corazón lleno de esperanza, le decimos:

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,

Ten piedad de nosotros.

Oración:

Señor Jesús, Palabra eterna del Padre, danos un corazón puro para contemplar el misterio de tu Encarnación y el del don de tu amor en la Eucaristía. Haz que, fieles a las promesas de nuestro bautismo, vivamos con perseverante coherencia nuestra fe; enciende en nosotros el fuego de tu amor, que nos hace una sola cosa contigo y con los hermanos; envuélvenos en la luz de tu gracia; concédenos la abundancia de tu vida, inmolada por nosotros.
A ti, Redentor nuestro, al Padre, rico en bondad y de misericordia, y al Espíritu Santo, sello del infinito amor, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.

Padre Nuestro..

A ti sea la alabanza, a ti la gloria, a ti la acción de gracias por los siglos de los siglos, oh, Beatísima Trinidad.

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo,

llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos,

Amén.


– Tercera Parte

Nos dirigimos y nos abandonamos al Espíritu Santo, aliento divino que vivifica y renueva, fuente inagotable de comunión y de paz que inunda la Iglesia y vive en cada corazón. A él, sello del infinito amor, le decimos:

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,

Ten piedad de nosotros.

Oración:

Espíritu de Amor, don del Padre y del Hijo, ven a nosotros y renueva nuestra vida. Haznos dóciles a tu soplo divino, dispuestos a seguir tus indicaciones en las vías del Evangelio y del amor. Huésped dulcísimo de los corazones, revístenos del esplendor de tu luz, infunde en nosotros confianza y esperanza, transfórmanos en Jesús, para que, viviendo en él y con él, podamos ser siempre y en todas las partes, fervorosos testigos de la Santa Trinidad.


Padre Nuestro..

A ti sea la alabanza, a ti la gloria, a ti la acción de gracias por los siglos de los siglos, oh, Beatísima Trinidad.

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo,

llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos,

Amén.


– Final

Bendita sea, ahora y por siempre, y por todos los siglos, la santa y única Trinidad, que ha creado y gobierna todas las cosas.

Bendigamos al Padre y al Hijo y la Espíritu Santo,

Ensalcémoslo por los siglos.

Oración:

Dios, Padre rico en Misericordia, que has enviado al mundo la Palabra de la Verdad y el Espíritu de santificación para revelar a los hombres tu admirable misterio, concédenos profesar la fe verdadera, conocer la gloria de la eterna Trinidad y adorar su Unidad todopoderosa.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.


En ti creo + En ti Espero + Te amor y te Adoro Oh, Beatísima Trinidad +

Misterio de la Santísima Trinidad.


En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación,
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Que con tu único Hijo y el Espíritu Santo
eres un solo Dios, un solo Señor;
no una sola Persona, sino tres Personas
en una sola naturaleza.
Y lo que creemos de tu gloria,
porque tú lo revelaste,
lo afirmamos también de tu Hijo,
y también del Espíritu Santo,
sin diferencia ni distinción.
De modo que, al proclamar nuestra fe
en la verdadera y eterna Divinidad,
adoramos tres Personas distintas,
de única naturaleza e iguales en su dignidad.

A quien alaban los ángeles y los arcángeles
y todos los coros celestiales,
que no cesan de aclamarte con una sola voz.

Santísima Trinidad. Padre, Hijo y Espíritu Santo.


Solemnidad de la Santísima Trinidad.



26 mayo 2018

Magna Procesión de Santa María de la Victoria.

































Recorrido de la Magna Procesión Victoria.




Hoy sábado, con motivo del 150º Aniversario de la Proclamación de Santa María de la Victoria como principal Patrona de la Diócesis y el 75º Aniversario de su Coronación Canónica, se celebrará la Magna Procesión Victoria.

Dentro de la Jornada Mariana “Santa María, Madre de la Iglesia de Málaga”, como acto diocesano, Santa María de la Victoria (1943) procesionará acompañada de todas las imágenes de la Virgen coronadas de la ciudad (de Pasión y Gloria), en cuanto que gozan de un reconocimiento formal de devoción por parte de la Iglesia: María Auxiliadora (1907), María Santísima de los Dolores -Expiración- (1986), María Santísima de la Esperanza (1988), María Santísima de la Trinidad (2000), María Santísima de la Amargura –Zamarrilla- (2003), Nuestra Señora del Carmen (2004), Nuestra Señora de los Dolores -del Puente- (2004), María Santísima del Rocío (2015) y Nuestra Señora de la Soledad –Mena- (2016).

La Patrona de la ciudad de la Málaga y su Diócesis tiene prevista su salida a las 17.00 horas, desde la S.I. Catedral y el itinerario hasta el recorrido oficial será el siguiente: Patio de los Naranjos, Císter, San Agustín, Duque de la Victoria, Plaza del Siglo, Plaza del Carbón, Granada, Plaza de la Constitución y Marqués de Larios.

Santa María de la Victoria será la primera en pasar por el recorrido oficial de la Magna Procesión Victoria compuesto por: Rotonda Marqués de Larios, Plaza de la Marina, Molina Lario, Cortina del Muelle, Avenida Cervantes, Plaza de la Aduana, y Císter. Llegado este punto, girará hacia el Patio de los Naranjos para llegar de nuevo a la S.I. Catedral a las 20.00 horas. Una vez concluido su recorrido, realizará su salida al atrio de la Plaza del Obispo.

El resto de coronadas participantes continuará su recorrido por: San Agustín, Duque de la Victoria, Plaza del Siglo y Molina Lario para llegar a la Plaza del Obispo.


www.diocesismalaga.es

Hoy en Málaga sucederá algo extraordinario.



25 mayo 2018

La Victoria, Soledad de Mena, Dolores del Puente, Carmen de El Perchel, Rocío, María Auxiliadora, Amargura (Zamarrilla), Trinidad, Esperanza y Dolores de la Expiración.



El corazón de la Santísima Virgen.


1.° Corazón de Madre.
Otro de los simbolismos que acompañan a la imagen del purísimo Corazón de María, es el fuego o las llamas que le rodean... Está todo este Corazón envuelto en una atmósfera ardiente y abrasada que rompe en llamaradas de un incendio divino que le consumen interiormente, y que se manifiesta al exterior, como queriendo propagarse y prender en otros corazones... Es evidente, que estas llamas y este fuego han de significar el ardentísimo amor encerrado en el inmaculado Corazón de la Virgen.  Y ante todo, considera que este amor es un amor de Madre..., y con uso está dicho todo lo que acerca del amor natural de María puede decirse... ¿Qué cosa más grande..., más sublime que el corazón de una madre?... ¿Dónde encontrar, en la tierra, un amor que merezca mejor este nombre?... ¿Dónde habrá un amor que más se parezca al amor de Dios?... Ya hemos dicho que el hombre es lo que es, por su corazón... y que, por lo mismo, su amor retrata y resume todo lo que es el hombre... Pues también podemos decir que todo lo que es amor en la tierra, está resumido en el corazón de una madre... y que el corazón de madre, es la obra maestra salida de las manos del Creador. El mismo Dios, cuando quiere hablar de su amor a los hombres... y que éstos conozcan hasta dónde llega este amor..., se compara a una madre, y nos dice: «Pues qué, ¿puede quizá una madre olvidar a su hijo»?

El corazón de una madre es como un océano de amor que no tiene límites...; por eso, no hay nada que pueda compararse con él. He aquí por qué la naturaleza nos ha dado muchos amigos..., muchos hermanos y parientes que nos amen y nos quieran entrañablemente..., pero no nos ha dado más que una sola madre, porque nadie nos amará como ella... ¡Cuántas maravillas ha encerrado Dios en el corazón de una madre!... Pues ¿qué habrá hecho con el Corazón de María?... ¿No es Ella Madre?... Y ¿quién más madre que la Virgen?... Si es ¡Madre de Dios!... y ¡Madre de todos los hombres!..., ¿qué será entonces ese Corazón?... ¿Qué amor habrá en él?... Detente a hacer esta dulcísima consideración sobre el Corazón de la Madre de Dios... y el de la Madre de los hombres...

 2.° Corazón de Madre de Dios.
Parece que da miedo meterse en las profundidades de este grandioso y sublime misterio... ¡¡¡María Madre de Dios!!! ¡Qué cosa más grande y más incomprensible!... Tanto de parte de Dios, que haya querido tener a una mujer por Madre suya verdadera..., como por parte de María, para llegar a ser ciertamente la Madre de Dios. Abísmate en este pensamiento que encierra infinitas maravillas.  Según él, María fue el principio de la vida terrena de Dios, pues eso es ser madre..., dar vida a otro ser...; luego María tuvo que dar la vida humana al Hijo de Dios, que, por lo mismo, comenzó a ser verdadero hijo suyo. San Agustín, pensaba en esto y se extasiaba con esta idea... y trataba de comprender cómo podía ser esta dulcísima realidad de que «la carne de Cristo fuera la carne de María», como él decía. Y, efectivamente: su carne..., su sangre..., su vida..., su corazón fueron, en verdad, la carne, y la sangre, la vida y el corazón de Dios... ¡Un solo corazón para la Madre e Hijo!... ¡Un solo corazón dando la misma vida a Dios y a la Virgen!... ¿No es esto el colmo de las maravillas y de las grandezas de María? El Hijo de Dios era exclusivamente Hijo suyo..., sin intervención de ninguna otra paternidad más que la de Dios...; por eso es más madre que ninguna otra madre... — Dios y Ella.., y nadie más intervino en esta sublime maternidad. Ninguna madre puede decir con más razón que Ella, estrechando entre sus brazos a su hijo: «Tú eres mío y todo mío»... De suerte, que comprende bien que si Cristo fue hombre verdadero..., si tuvo un cuerpo pasible capaz de padecer y sufrir como el nuestro..., si tuvo un corazón humano semejante a nuestro corazón, capaz de enternecerse y sentir como propias nuestras penas y miserias..., fue por María. Y aún podemos añadir que todo esto fue por el Corazón Inmaculado de María, pues, como el mismo San Agustín dice, «María es Madre de Jesús..., Madre de Dios..., mucho más según el espíritu que según la carne»... María, por tanto, concibió a Jesús en su Corazón. Mira, por consiguiente, qué relaciones más admirables las del Corazón maternal de María y las del Corazón del Niño Dios.

Tan grandes e incomprensibles son estas relaciones, que cuando pensamos en ellas, parece que la humanidad de María desaparece para fundirse en la misma divinidad...; parece, a nuestros ojos, que se borra la distancia infinita que separa a Dios de su criatura...

3.° Corazón de Madre de los hombres.
Y con este mismo amor, verdaderamente divino, nos ama a nosotros la Virgen Santísima. No puede ser de otra manera... ¡Somos sus hijos!... ¡Ella es, en realidad, nuestra Madre!... ¿Cómo no ha de tener este Corazón de Madre para con los hombres?... El Corazón de María nunca, ciertamente, estuvo apartado en su amor de su Hijo divino... Él primeramente fue el objeto de su amor... ¡Era su Primogénito!... Y, en sentido propio y estricto, ¡era su único hijo!... Pero en Él y con Él, y en un sentido también cierto y verdadero, éramos nosotros sus hijos. — María nos veía así, como hijos desgraciados de Adán, que nos había conducido a la muerte y a la ruina..., pero que por la gracia y misericordia de Dios, habíamos sido regenerados en Cristo... y habíamos vuelto a la vida de Cristo..., pero por medio suyo... y por eso éramos y seremos siempre ¡hijos de María!... ¡Qué Madre tenemos! ¡Qué amor el de su Corazón maternal para con nosotros!...

Evidentemente, que ese Corazón se abrasa y se consume en una atmósfera de fuego divino, semejante a la que abrasa al Corazón sacratísimo de Jesús... Y ese amor de Madre le manifestó claramente al consentir esta maternidad que acompañaba a la maternidad divina, ofrecida por el Ángel de la Anunciación...; con su fiat, María acepta el ser Madre de Dios y Madre nuestra...; sabe que ésa es la voluntad de Dios y no repara ni hace distinción entre una y otra maternidad...; no acepta la primera y rechaza la segunda. — Su Corazón amantísimo se abraza con las dos: grandiosa..., sublime la primera...; triste..., penosa y difícil la segunda... Mira, pues, a aquel Corazón que fue la causa decisiva de la encarnación del Verbo..., de la salvación de los hombres..., de que Ella fuera nuestra Madre... Todo brotó de aquel amantísimo y maternal Corazón. Fíjate bien en otra prueba o manifestación de ese amor maternal... Es junto a la Cruz...; allí cumple lo que prometió..., allí se realiza su fiat..., pues allí es donde queda pública y solemnemente convertida en nuestra Madre... ¡Mas cuánto la costó esto!... ¿Quién podrá adivinarlo?... Aquella Madre tanto ama a sus hijos, que no duda en sufrir y en sacrificarse por ellos.
Mira, por consiguiente, en el Corazón de la Virgen el amor más grande de una Madre hacia sus hijos..., porque en ese Corazón se realizó el sacrificio más heroico en bien de ellos.

4.° Tu corazón filial.
Si has de corresponder al plan de Dios..., si no has de ser una nota discordante en este conjunto armónico de la obra más divina de Dios, la Redención y salvación de las almas..., tienes que tener un corazón filial para con esa Madre que Dios te ha dado...; sería un contrasentido y el mayor absurdo, el que exigié- ramos a la Virgen que nos amara con corazón de Madre porque ese era el plan de Dios... y nosotros no la amáramos con amor de hijos..., y mucho más todavía si la razón de no amarla así, fuera la falta de generosidad..., esto es, que este amor nos pidiera algún sacrificio... y tuviéramos la desvergüenza de negárselo... ¿Qué palabras pudiéramos encontrar para calificar esta conducta?... Y, sin embargo, por muy monstruosa que sea esta suposición..., lo espantoso y horrible es que verdaderamente así es..., que no es una suposición, sino una realidad.
Mira a tu corazón y esa mirada te confirmará esta triste verdad... Un corazón que no ame a su madre de la tierra, se le considera como algo monstruoso... Y ¿no lo será así el que no ame a su Madre del Cielo?... Haz examen detenido de tu corazón y mira si ese monstruo de la ingratitud anida en él..., si prácticamente obras así aunque con la boca digas otra cosa...; mira bien si por amor a tu Madre está tu corazón dispuesto a cualquier sacrificio... o si tienes que llorar muchas cobardías y faltas de generosidad en este punto... Pídela perdón y... anímate..., acércate a esas llamas..., a ese fuego del Corazón de la Virgen... y allí caliéntalo... y abrásate..., consume todo amor propio..., toda sensualidad..., toda pasión que te aparte de ese amor... San Pablo, decía: «Si alguien hay que no ame a Jesucristo, sea maldito.» ¿Y no podemos decir algo semejante de la Virgen?... Evidentemente que sí... Maldito de Dios y eternamente, será el corazón que no ame con amor filial a la Virgen..., que prácticamente renuncie a la maternidad dulcísima de María...

Santo Rosario.


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

- Credo

- Primer Misterio:
La Agonía en el Huerto

“Va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní, y dice a los discípulos: Sentaos aquí, mientras voy allá a orar. Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia. Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra,” y dijo: “Padre si quieres aparta de mí esta copa, pero no se haga mi voluntad sino la tuya. “Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra”.

Padre Nuestro,
10 Ave Marías,

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.


- Segundo Misterio:
La Flagelación de Nuestro Señor Jesucristo

(Pilato) “volvió a salir donde los judíos y les dijo: Yo no encuentro ningún delito en él (...). ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los judíos? Ellos volvieron a gritar diciendo: ¡A ése, no; a Barrabás! (...) Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle” .

Padre Nuestro,
10 Ave Marías,

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

- Tercer Misterio:
La Coronación de Espinas

Los soldados “trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos!; y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza.”

Padre Nuestro,
10 Ave Marías,

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

- Cuarto Misterio
Jesucristo, la cruz a cuestas y camino al Calvario.

“Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle”. “Y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario”. “Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, (...) a que llevara su cruz.”

Padre Nuestro,
10 Ave Marías,

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

- Quinto Misterio
La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor

“Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron. (...) Jesús decía: Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen (...). Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona (...). Jesús, dando un fuerte grito, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu y, dicho esto, expiró.” “Como le vieron muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua.”
Padre Nuestro,
10 Ave Marías,

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Oh! Jesús mío, perdona nuestras culpas, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia.


- Letanías

Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.

Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,

Santa María,
ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

ORACIÓN.
Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo,
y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

Málaga se vuelve Mariana y los malagueños de todas las edades pasan para venerar y besar a nuestra Patrona la Virgen de la Victoria.