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19 julio 2016

Fragmento del Congreso Eclesial Diocesano de Roma.


(...) Cada uno de nosotros tuvo una experiencia de familia. En algunos casos brota la acción de gracias con mayor facilidad que en otros, pero todos hemos vivido esta experiencia. En ese contexto, Dios vino a nuestro encuentro. Su Palabra vino a nosotros no como una secuencia de tesis abstractas, sino como una compañera de viaje que nos ha sostenido en medio del dolor, nos ha animado en la fiesta y nos ha indicado siempre la meta del camino. Esto nos recuerda que nuestras familias, las familias en nuestras parroquias con sus rostros, sus historias, con todas sus complicaciones no son un problema, son una oportunidad que Dios nos pone delante. Oportunidad que nos desafía a suscitar una creatividad misionera capaz de abrazar todas las situaciones concretas, en nuestro caso, de las familias romanas. No sólo de aquellas que vienen o están en las parroquias esto sería fácil, más o menos, sino poder llegar a las familias de nuestros barrios, a los que no vienen. Este encuentro nos desafía a no dar nada ni a nadie por perdido, sino a buscar, a renovar la esperanza de saber que Dios sigue actuando en el seno de nuestras familias. Nos desafía a no abandonar a nadie por no estar a la altura de lo que se le pide a él. (...)

Papa Francisco.

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