En nuestros corazones está vivo el dolor por la matanza que, la noche del jueves pasado en Niza, acabó con la vida de tantas víctimas inocentes incluidos muchos niños.
Estoy con cada familia y con toda la nación francesa de luto”.
Que Dios, Padre bueno, acoja todas las víctimas en su paz, sostenga a los heridos y reconforte a los familiares; Él disperse cada proyecto de terror y de muerte para que ningún hombre ose versar la sangre del hermano.
Un abrazo fraterno y paterno a todos los habitantes de Niza y a toda la nación francesa.
(Vaticano, 17-7-2016)
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