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11 mayo 2016

La Orden y Familia Trinitaria celebra hoy la memoria del Beato Domingo Iturrate. (Homilía del Santo Papa Juan Pablo II en lsu beatificación.


La segunda figura eclesial alto hoy en vía a los altares, es del religioso trinitario Domingo Iturrate Zubero, nació en la tierra de España, en el País Vasco. Su vida corta, de tan sólo veintiséis años, contiene un rico mensaje que se expresa en constante tensión hacia la santidad. En este viaje, hay algunas características peculiares que lo deseen revisar brevemente.


El fiel cumplimiento de la voluntad de Dios es una meta que alcanzó las cumbres más altas, sobre todo en los últimos años de su vida. Para ello, en 1922, escribió en sus notas espirituales, "Nuestro cumplimiento de la voluntad divina debe ser total, incondicional y consistente." En ese espíritu, y con el consentimiento de su director espiritual, se comprometió a "hacer lo que siempre hemos sabido máximamente perfecto", proponiendo también ser "no negar nada a Dios nuestro Señor, sino a seguir a lo largo de sus santas inspiraciones, con generosidad y alegría ".

Como un Trinitario religiosos, se aseguró de que vivir por los dos principales directrices de la espiritualidad de su orden: el misterio de la Santa Trinidad y la obra de la redención, que tuvo la experiencia de vivir la caridad. Y como sacerdote, que tenía una idea clara de su identidad como "mediador entre Dios y los hombres", o "representante del Eterno Sacerdote, Cristo." Todo esto lo llevó a vivir cada Eucaristía como un acto de sacrificio personal, unido a la Víctima Suprema, a favor de los hombres.

No menos significativa fue la presencia de María en el camino espiritual del nuevo Beato. Desde la infancia hasta la muerte. Una devoción que vivió con una gran intensidad y siempre se aseguró de transmitir a los demás, convencido como estaba de "lo bueno y seguro de esta manera:. Ir al Hijo a través de la madre"

Estos consejos sólo nos sitúan ante la fuerza de un modelo y ejemplo válido para hoy. Por su testimonio de fidelidad a la llamada interior y generosa respuesta a la misma, el padre Dominic muestra en nuestros días un camino a seguir: la de una fidelidad eclesial que da forma a nuestra identidad interior y que conduce a la santidad.

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