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05 marzo 2017

Reflexión del I Domingo de Cuaresma.


El miércoles pasado comenzamos con la imposición de cenizas, el tiempo santo de la cuaresma. Durante estos cuarenta días vamos a ir preparándonos con ayunos, esfuerzos y penitencia hacia la Pascua, culmen y centro de nuestra vida cristiana.
Este tiempo cuaresmal nos debe ayudar a conocer nuestras debilidades y nuestras tentaciones para poder responder a ellas con esfuerzo y valentía. Es pararnos ante tanta rutina que tenemos en el día a día y poner aún más a Dios en el centro de nuestra vida. Darnos cuenta, que si el, no podemos avanzar. Que sin la oración somos frágiles.
Cuaresma es darnos cuenta que Dios nos espera con los brazos abiertos y corregir esos “malos hábitos” que nos hacen ser a veces pocos cristianos.

En este Domingo I del Tiempo de Cuaresma, escucharemos en las lecturas como aun habiendo pecado, la gracia es más desbordante. Podremos tener múltiples tentaciones, pero si le pedimos a Dios que nos de la fuerza y nosotros ponemos de nuestra parte, lo conseguiremos.
Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, pero nosotros somos libres de aceptarlo o no… Inclusive a veces queremos y jugamos a ser más que Dios por culpa del pecado. Jesús nos muestra hoy como el único que nos puede dar sentido a nuestra existencia y el que nuca nos falla es Dios.

En la Primera Lectura del Libro del Génesis, nos relata como entró el pecado. La tentación del árbol del bien y del mal viene reflejada la desobediencia del ser humano hacia su creador y el pecado de querer ser como él. Dios es el creador del ser humano y conoce nuestras limitaciones, pero nos da la libertad de seguirlos o vivir una vida al margen de él. La primera nos hace ser felices y la segunda nos hacemos libremente huérfanos.

En la Segunda Lectura de Carta Pablo a los Romanos, nos hace el paralelismo de que por Adán y la desobediencia entró el pecado y nos separamos voluntariamente de Dios, y Cristo que viene a salvarnos y nos da una nueva oportunidad. La desobediencia de Adán la llevamos toda la humanidad, estamos marcado por ese acontecimiento, nosotros somos pecadores, pero, por Cristo estamos salvados, tenemos la marca de la salvación. La segunda marca tenemos la libertad de acogerla o darle la espalda. Cristo es la última palabra, y él nos ha salvado.

En el Evangelio de Mateo, nos muestra como Jesús, igual que el resto de hombres y mujeres de nuestro tiempo son tentados. Él también tuvo tentaciones, y fueron con matices de necesidades humanas, pero a pesar de todas, supo afrontarla y superarlas.
Dios sacia al hombre, no sólo el pan. Sólo a Dios hay que adorar y si quieres autoridad, sirve. Tres pilares importantes para salvarse de las tentaciones. El tentador tiende a entrar para hacernos caer por el alimento, la adoración y el ser más que los otros, ninguna de estas es de Dos. Jesús revela la verdadera condición del ser humano, como dijimos antes: servicio y la verdad que libera; Esta es la historia no de un fracaso porque acabe en una muerte de Cruz, sino que es un camino de coherencia de amor pleno. Una fidelidad sin miedo al final.
Por eso en esta cuaresma nos deberíamos plantear que puntos débiles tenemos cada uno de nosotros y pedirle a Dios que nos ayude a fortalecerlos, porque si no estamos en profundo contacto con Dios, “el demonio está rondando, buscando a quién devorar” Debemos resistirle en la fe y en la confianza en Dios.

Pidamos a la Virgen María, que interceda por nosotros en esta tiempo santo de la cuaresma para que nos ayude a no recrearnos en el pecado, a no quedarnos tumbado cuando nos caigamos, sino que sepamos levantarnos y seguir el camino que Dios nos marca. No como marionetas, sino libres buscando la felicidad en esa persona que nos espera y nos puede dar la verdadera felicidad: Dios.

Que el Señor a través de su madre la Virgen del Buen Remedio en este Año Vocacional Trinitario nos conceda jóvenes dispuestos a dar gloria a la Trinidad y sean libertad para los cautivos de nuestra sociedad.
Que así sea.


Más en:
http://www.revistaecclesia.com/resistir-firme-la-fe-domingo-i-cuaresma-fray-jose-borja/

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