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28 marzo 2017

La Virgen de la Cabeza: Rosa y Madre.


Si seguimos a Jesús no es posible hacerlo sin pensar, sin volver el corazón y la mente a la imagen de su Madre de la Cabeza...

Por su SI, Cristo se formó en sus entrañas por obra del Espíritu Santo y ahí, en ese momento único, grandioso, empezó a crecer en su seno virginal hasta hacerse hombre el Hijo de Dios, que un día, en una cruz de madera, moriría por la Salvación de toda la humanidad.

Ella supo de despedidas.
Ella supo de soledades, de ausencias del que era todo el amor de su vida.
Ella sin comprender nada aceptó que su amado hijo Jesús, vivía del gran misterio de Dios y se alejaba de ella cada vez más... para cumplir una MISIÓN.

Y al pie de la cruz, mientras lo veía agonizar, con el amado rostro desfigurado, con los pies clavados y los brazos extendidos, como queriendo abrazarnos, aceptó, porque El se lo pedía.
En ese momento, se convertiría en Madre Universal.

"Madre del silencio y de la Humanidad, tu vives perdida y encontrada en el mar sin fondo del Misterio del Señor. Eres disponibilidad y receptividad, eres fecundidad y plenitud, eres atención por los hermanos, estás vestida de fortaleza" (P. Larrañaga)

Cuando el miedo nos invade acudimos a Ti, porque eres valiente.
Cuando dudamos volvemos los ojos a Ti, porque eres Verdad.
Cuando la tristeza nos invade acudimos a Ti, que fuiste Madre de dolores y recibimos tu fuerza. Cuando el creer se nos hace difícil… nos sentimos seguros porque tu, eres Madre Fiel, Espejo de Justicia, Rosa de Oro, Trono de sabiduría y estás llena de Gracia, de Consuelo y Misericordia.

¡Madre de la Cabeza, ruega por nosotros tus religiosos, tus peregrinos, devotos y por el mundo entero!

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