La Cuaresma es un tiempo penitencial, de oración, ayuno y limosna, donde el color litúrgico es el morado. Entretanto, tenemos, en el transcurso de este tiempo, un momento de júbilo, donde el color litúrgico pasa del morado, al rosa.
Es el llamado "Domingo Laetare", o "Domingo de la Alegría"
El IV Domingo de la Cuaresma recibe este nombre porque así comienza, en este día, la Antífona de Entrada de la Eucaristía: "Laetare, Ierusalem” (¡Alégrate Jerusalén!).
Este domingo ya fue llamado también de "Domingo de las Rosas", pues, en la antigüedad, los cristianos acostumbraban obsequiarse rosas. Y es aquí que surge la "Rosa de Oro".
En el siglo X surgió, entonces, la tradición de la "Bendición de la Rosa", ocasión en que el Santo Padre, en el IV Domingo de la Cuaresma, iba del Palacio de Letrán a la Basílica Estacional de Santa Cruz de Jerusalén, llevando en la mano izquierda una rosa de oro que significaba la alegría por la proximidad de la Pascua.
Con la mano derecha, el Papa bendecía a la multitud. Regresando procesionalmente a caballo, el Papa veía su montura conducida por el prefecto de Roma. Al llegar, obsequiaba al prefecto la rosa, en reconocimiento por sus actos de respeto y homenaje.
De ahí, entonces, hasta nuestros días, tuvo inicio la costumbre de ofrecer la "Rosa de Oro".
No hay comentarios:
Publicar un comentario