Dada muy pronto a la vida espiritual, sufrió en su juventud un enfriamiento, cediendo a la seducción por las cosas del mundo.
Se casó en 1796 y tuvo cuatro hijas, de las que dos perdió a los pocos días de su nacimiento.
A los 27 años le sobrevino una grave enfermedad, en la que vivió una profunda experiencia de Dios, que la llevó a entregarse otra vez fervorosamente y de lleno al Señor.
Desde su entrega y experiencia de Dios. Vivió evangélicamente y en grado heroico la fidelidad conyugal, amando y perdonando de continuo a su marido infiel.
Desde esa misma entrega y experiencia de Dios, vivió también dura situación de pobreza, trabajando para procurar el sustento de sus hijas, a las que educó cristianamente.
Su pobreza no fue impedimento para el ejercicio de su caridad cristiana, que le impulsaba para compartir sus escasos recursos con la gente pobre y menesterosa.
Acudía a solícita a consolar y a aliviar las penas de quienes sufrían a su alrededor.
En 1807 ingresó en la Tercera Orden Trinitaria.
Murió en 1825. Sus reliquias se veneran en Roma.
Fue beatificada por el papa Juan Pablo II el 24 de abril de 1994.
Fue beatificada por el papa Juan Pablo II el 24 de abril de 1994.
Su festividad se celebra el 4 de febrero.
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