Llevamos nuestra vocación en vasijas de barro. Es como un tesoro que está escondido. Seamos valientes los que nos sentimos llamados por el Señor a buscarlo.
Porque el que busca, encuentra el amor de Dios que es infinito. No es nuestro mérito, si no, de Dios que nos escoge para trabajar en su viña y llevar su amor al mundo.
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