El Amor lleva a desear y trabajar no por el propio bien, sino por el de Dios.
El Amor crea la pasión de Dios;
vincula a Él nuestro entendimiento;
hace que nos gocemos en El;
que nos dediquemos a El, a buscar su gloria, es decir,
que sea conocido y amado por todos;
que no sea ofendido ni por uno ni por los demás;
El Amor lleva a padecer todo lo que haga falta por el Amado.
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