(Málaga),29 enero,
1922.
Srtas. Julia, Carmen y Mª Isabel
Mis buenas Hnas. en Cto. Jesús:
Hoy, día de S.
Francisco de Sales, todo dulzura y suavidad, no he de reñirles, y menos
trayéndome la noticia de que son tan
buenísimas todas y que hacen tanto bien a esas gentes.
Esto no quita que les
dé alguna lección acerca del modo de enseñar. Y es que lo hagan como si cada
niño fuera un príncipe encomendado por el rey al cuidado de Vds. y entregado
para que le instruyeran y educaran sin que su padre le perdiera de vista. Hijos
son del Señor por el que Vds. están ahí. Hijos, quizá, más queridos que
nosotros, y este Señor, su padre, no nos quita los ojos de encima. Que es igual
enseñar religión que lectura o cuentas, no necesitaran que se lo diga. La
medicina la compone el jarabe, el agua y la sal o alcaloide medicinal; entre
todos hacen la labor y la paga será mayor para quien con más recta intención
trabajó y más se esforzó porque se consiguiera el fin.
El tiempo se ha de
emplear todo en cada sección y de manera que todos participen de la enseñanza;
para eso mirarán el reloj y, si les toca a tres minutos cada uno, no se han de
entretener más, y, si se descuidan, porque no es cosa de estar con el reloj en
la mano, a los últimos se les abrevia un poco para que a todos se les dé
lección, y, al día siguiente, se puede empezar por los que tuvieron menos
tiempo el día anterior. No sé si Vds. verán otra cosa mejor, pero yo les quise
decir que se estén en la sección, leyendo o escribiendo, etc., hasta que, hecha
señal, se pasen todos de una sección a otra.
También les dije (y no me debí
explicar), que cada sección ha de pasar por todas Vds., de manera que todos son
de todas, pues que todos leen, escriben, etc.
No quiero escribir
más, pero les ruego pidan mucho al Señor espíritu de caridad que destierre todo
egoísmo; y tengan cuidado de anotar cada una cuántas veces suena el yo; y si
alguna se encuentra haberse puesto de modelo o dicho: yo no hago lo que esa
hace, o cosa semejante, faltando con eso notablemente a la humildad y caridad,
debería hacer una penitencia, como besar los pies a las demás o comer estando
de rodillas en vez de sentada a la mesa, sin reírse; mejor sería llorando de
confusión, al verse tan vacía de lo que va a repartir a otros.
Saben no les olvida ante el Señor su Hno en Cto. Jesús,
T. Arnaiz, S.J.
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