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28 abril 2016

Testimonio de una Sierva del Hogar de la Madre que rescató a Jesús Sacramentado a pesar de que el terremoto hundió la casa


A las 18:58 horas del sábado 16 de abril de 2016, la tierra pareció estallar en Ecuador. Los temblores son algo frecuente en Ecuador, pero este no era un temblor más, sino un terrible terremoto de una magnitud de 7,8 que hizo estremecer todas las provincias de la costa ecuatoriana y afectó también las instalaciones del Colegio que las Siervas del Hogar de la Madre tenemos en Playa Prieta, en la provincia de Manabí. En esos momentos, se encontraban dentro de la casa cuatro hermanas profesas y siete postulantes. Estaban en el segundo piso, donde estaba la vivienda de la comunidad. De ellas, sobrevivieron tres hermanas y dos postulantes, mientras que una hermana, la hna. Clare Crockett (33 años, Irlanda), y cinco postulantes: Jazmina, Mayra, María Augusta, Valeria y Catalina, fueron encontradas muertas bajo los escombros, varias horas más tarde.

Las hermanas fueron inmediatamente conscientes de lo que pasaba y trataron de protegerse apresuradamente. La hna. Estela Morales, superiora de la comunidad (40 años, España), reaccionó a toda velocidad. Creo poder decir con verdad que su amor y su fe en Jesús Eucaristía superaron en esos momentos al instinto natural de supervivencia. Mientras todo se estremecía a su alrededor, en lugar de buscar un lugar donde protegerse – debajo de un dintel – corrió a la capilla con el deseo de rescatar el Santísimo Sacramento. Estando ya dentro de la capilla, vio cómo las cuatro paredes de la habitación se desplomaban sobre ella. Fue arrastrada en medio de los escombros que caían golpeándola por todas partes hasta aterrizar violentamente en la planta baja, sepultada bajo los cascotes. Con sus solas fuerzas, era imposible liberarse de las ruinas que la atrapaban. Tuvo que esperar la llegada de algunos vecinos de la zona que, al darse cuenta de lo sucedido, comenzaron apresuradamente a escarbar entre los escombros. El Señor quiso sufrir la misma suerte que nuestras hermanas y también el Sagrario fue aplastado por los restos del edificio.

El improvisado equipo de rescate trabajaba con herramientas insuficientes pero avanzaban guiados por las voces de las hermanas que aún estaban vivas. Así consiguieron liberar en primer lugar a la hna. Therésè Ryan (36 años, Irlanda), con un tobillo fracturado y diversas contusiones. Poco después consiguieron llegar hasta la hna. Estela, que les avisó inmediatamente de que el Sagrario había caído cerca de ella. Mientras era trasladada a una casa cercana para ser inmovilizada, en espera de que pudiera recibir atención médica, los voluntarios que la habían rescatado – vecinos y conocidos – localizaron el Sagrario y consumieron el Santísimo. Estamos convencidas de que la hna. Estela vive por un auténtico milagro del Señor. Y estamos convencidas de que su acto de amor ha sido un consuelo enorme para el Corazón de Jesús. Como el acto de fe de estos hombres, sencillos pero heroicos, que mientras arriesgaban sus propias vidas para rescatar a las hermanas, rescataron también a Jesús Eucaristía.

Un rato después consiguieron liberar a la hna. Merly Alcybar (34 años, Ecuador) y a dos jóvenes postulantes, Mercedes y Guadalupe.

Pero no era el primer rescate de la Eucaristía que tenía lugar esa semana. Las Siervas del Hogar de la Madre tenemos como primera misión “la defensa de la Eucaristía”. Hemos recibido la misión de defender la Eucaristía como el tesoro de amor de nuestro Esposo Jesucristo. Y por esta razón, además de nuestros votos de pobreza, castidad y obediencia, nos ligamos con voto de defenderla en y con nuestra vida, si llega el caso. Y, como digo, esa semana se dieron no una, sino dos ocasiones – al menos- de defender la Eucaristía de forma “heroica”. Me explico.

Días antes del terremoto, el martes 12 de abril nos llegó un preocupante e-mail de nuestras hermanas de la comunidad de Chone, también en la provincia de Manabí (Ecuador). Nos avisaban de que las hermanas de Playa Prieta estaban inundadas: “¡Queridas hermanas! Os escribo de parte de las hermanas de Playa Prieta para deciros que recéis. Está todo inundado. Ha llovido toda la noche y una palizada ha bloqueado el Puente de Pinpiguasí, desbordándose el Río Chico. (Los pueblos) Calderón, Alajuela y Pinpiguasí están inundados. La carretera de Calderón-Pichincha está cortada por deslaves. Es desolador, todo cubierto de agua”.

Más adelante, el mismo e-mail refería: “Se han subido el Santísimo de la Parroquia a casa. El agua les llega por encima de la cintura”. Solo dos sencillas frases. Pero basta ver la fotografía que acompaña este artículo y que venía como adjunto en el e-mail, para entender. En ella se ve a la hna. Estela, vestida con nuestro hábito azul de trabajo, avanzando dificultosamente con el agua – efectivamente- por encima de la cintura. Es agua enlodada, en la que se han mezclado aguas fecales y en la que proliferan culebras y todo tipo de insectos. Sin poder ver dónde se ponen los pies. En esas condiciones salieron de casa las hermanas: hna. Estela, hna. Clare, hna. Merly y hna. Therésè, para rescatar al Señor de la Parroquia anegada por el agua. Yo solo puedo darle gracias al Señor por ellas y por su ejemplo de fe y de amor a la Eucaristía.

Hay otra foto que quiero incluir en este artículo. Es de nuevo la hna. Estela, antes del terremoto. Está en una sencillísima casa, de paredes de ladrillo sin revocar, dando la comunión a una anciana enferma. Que su mirada de fe, con la que supo descubrir la presencia real de Cristo en la Eucaristía, nos guíe a todos nosotros a un crecimiento en la fe y el amor a Cristo Eucaristía.

Hna. Beatriz Liaño, SHM

https://www.hogardelamadre.org/es/noticias/2016/1249-abril/7490-jesus-eucaristia-rescatada

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