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27 marzo 2016

Luz de Cristo. Demos gracias a Dios.



Te rogamos, Señor, que este cirio, consagrado a tu nombre, arda sin apagarse para destruir la oscuridad de esta noche, y, como ofrenda agradable, se asocie a las lumbreras del cielo.
Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo, ese lucero que no conoce ocaso
y es Cristo, tu Hijo resucitado, que, al salir del sepulcro, brilla sereno para el linaje humano,
y vive y reina glorioso por los siglos de los siglos.
Amén.

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