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27 diciembre 2017

Mensaje de Navidad.



Con el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, se abre una nueva oportunidad de poder ser verdaderos cristianos en medio de nuestro mundo.

Vivimos en una sociedad donde todo tiene que ser demostrado, todo tiene un tiempo temporal, tú tienes que ser más que el otro… Ganar más, ser mejor…

Un mundo donde la competición es la clave para poder vivir.

Un niño pequeño ha venido al mundo. Nace en un sitio pobre, sencillo, que carece de medios de higiene y rodeados de animales.

Procede de una familia que no tiene lugar donde poder pasar la noche. Una madre con la incertidumbre que está a punto de dar a luz y no sabe donde cobijarse. Un padre que se preocupa por la situación que se le presenta, y, precisamente no muy agradable lo que se la avecina…

Pero ellos saben que aunque no tengan posada, un lugar digno, y todo el mundo le cierre la puerta, Dios no les abandona.

Dios quiere nacer pobre entre los pobres. No quiere encerrarse en un lugar para nacer… Elige el cielo como techo, la calle como casa y las personas sencillas como testigos de algo grande.

Nuestra verdad Navidad es aquella fiesta en la que todos somos iguales.

En la que podamos compartir los unos con los otros. Que no seamos más que nadie.

Una Navidad, donde lo esencial, no sea las mesas repletas de comidas y de bebidas de precios altos, sino, que mirando al pesebre, a ese establo donde nació Jesús, sea reflejo de una noche donde la humildad y la sencillez sea el mejor plato.

Navidad es ver en el otro, el rostro de Dios, hecho hombre.

Navidad es ver al necesitado, pobre, marginado, encarcelado, prostituta, maltratadas, enfermos… que Dios se hace presente en ellos.

Un Dios, creador de todo el mundo, que se abaja para compartir nuestra condición humana. Y parece difícil si, pero eso es lo que celebramos en estos días. Que Dios pudiendo haber tenido todo, se solidariza con cada uno de sus criaturas y nos ofrece su amor desde lo cotidiano y sencillo.

Ojalá, que podamos en estos días de Navidad hacer el esfuerzo de mirar a ese Niño humilde y sencillo, y seamos para los demás, Luz de esperanza para tantas personas que viven por múltiples circunstancias en oscuridad, estrellas que conduzcamos a Dios y manos que ayuden a personas que necesitan de nosotros.

Si hacemos todo esto, estaremos dándole a la Navidad el verdadero sentido porque estaremos llenos de Amor de Dios.

Feliz Navidad, y un año 2018 de bendiciones.


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