Buscar en este blog

18 febrero 2018

Reflexión. Domingo I del Tiempo de Cuaresma.


¡Feliz Domingo!

Con la celebración del miércoles de ceniza y hoy Domingo I, comenzamos el Tiempo de Cuaresma que nos ayudará a celebrar las próximas fiestas de la Pascua de la Resurrección.
Un camino que comienza en el desierto, pero que debemos mirarlo, no como un momento de tristeza, de miedo, o con la sensación de que Dios nos está apuntando con el dedo para pillarnos y condenarnos. Cuaresma, es un tiempo de tranquilidad, de encuentro con ese Dios que se hace hombre como nosotros. Que es tentado como nosotros, pero sabe confiar.

En este tiempo, debemos descubrir en nuestras tentaciones y dificultades, que Dios está a nuestro lado, que nos levanta cuando nos caemos, que ilumina nuestra vida a pesar de la oscuridad, que le pone colores a nuestro día, aunque esté pintado de negro por nuestra fragilidad y nuestro pecado.

Es un buen momento para poner un STOP en nuestra vida.
Reconocer mi desierto personal: Ese momento concreto que puedo estar pasando, que puede tener una dificultad, no sentirme valorado…
Ponerle nombre a mis tentaciones: Ser humilde y reconocer en que situaciones caigo, que es lo que me aparta de Dios, del Evangelio, del hermano que sufre…
Pedir ayuda al Señor: Contemplar a Jesús y pedirle fuerza para mi conversión.
No es otra cosa, que aceptar mis límites, pedirle valentía y proponerme cambiar. Poco a poco, así, iremos construyendo el camino cuaresmal.

Construir a pesar de las risas, del buen tiempo…
Nos pasará como le sucedió a Noé (En la Primera Lectura) que Dios le manda hacer un arca, y sus paisanos se reían. No entendían que hacía construyendo un arca, si hacía buen tiempo… Pero, a pesar del diluvio, viene el momento de la tranquilidad, del buen tiempo.
No debemos tirar la toalla en momentos en los que, como Noé, tengamos que construir. Dios hace un plan sobre cada uno de nosotros. Repito, esto no quiere decir que todo sea color de rosas, pero que la confianza, la valentía y la seguridad de que Dios no nos abandona, debe ser nuestro oxígeno. Ojalá que sepamos ser constantes como Noé y actuemos en nuestro mundo como Dios quiere.

Marcos, nos enseña en su Evangelio, que Jesús es llevado al desierto.
Lugar que representa la dureza, dificultad, aridez… Y que esto, aplicado a nuestra vida, pueden existir diferentes tipos: interior, exterior, problemas… Pero que nos ayudan a no tirar la toalla.
A seguir adelante, aunque en algunos momentos, no sepamos a donde dirigirnos o como salir de ello.

Juan el Bautista, termina su misión de precursor.
Jesús, comienza su misión de llevar a cumplimiento lo que Dios le ha confiado.
Muchos pensarán que ¿por qué hizo eso? Y la respuesta, es que Jesús se hace uno de nosotros.
Él tiene las mismas tentaciones, pero, se deja guiar por el Espíritu. Ese mismo que nosotros recibimos en el Bautismo, pero que lo ahogamos con nuestra comodidad en el pecado.Releer el texto y ver a un Jesús humano, que hace lo mismo que el resto, pero la diferencia es que no se deja vencer. La alianza que Dios ha hecho con su pueblo, no la rompe ni la tentación.
Por eso, el Espíritu lo empuja al desierto. Para que ahí se note que Dios no abandona a nadie.

Que este comienzo de la cuaresma, no nos dejemos arrastrar por las múltiples tentaciones que nuestro mundo nos pone. Con Dios, toda tentación es salvada.


Más en:
https://www.revistaecclesia.com/author/fray-jose-borja/

1 comentario:

  1. Felicidades hermano por llevar la palabra de dios a todos los rincones. sigue así.

    ResponderEliminar