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23 febrero 2017

Si perdonásemos más habría menos guerras.


Es muy importante rezar por los enemigos porque la oración es el antídoto a las guerras que “empiezan en casa".

Si todos los hombres y mujeres aprendiesen a perdonar, no existirían las guerras. Las guerras empiezan aquí, en la amargura, en el rencor, en el deseo de venganza, de hacerla pagar, pero esto destruye familias, amistades, barrios, destruye muchas cosas.
Existe un mensaje único en las lecturas: sean santos porque Él es santo, sean perfectos porque Él es perfecto. El lenguaje de “tú me la pagarás”, “no es un lenguaje cristiano”.

Tenemos que rezar “por aquél que nos hace mal, para que cambie de vida, para que el Señor lo perdone”. Esta es la magnanimidad de Dios, que perdona todo, que es misericordia”.
“Y tú, ¿eres misericordioso con las personas que te han hecho mal o que no te quieren?”.

Rezar por los enemigos “se puede hacer de manera sencilla. Quizás el rencor permanece, pero nosotros hacemos el esfuerzo de ir en este camino de este Dios que es tan bueno y misericordioso”.


(Visita a la parroquia de Santa María Josefa de Castelverde. 19-2-2017).

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