Segunda lectura del apóstol San Pablo a los Romanos.
Hermanos:
Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz.
Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo.
+ Según San Lucas 21, 5-19.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca, y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será también la venida del Hijo del hombre. Entonces, estarán dos en el campo: uno es tomado, el otro dejado; dos mujeres moliendo en el molino: una es tomada, la otra dejada.
Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre
Reflexión.
(Tomada de la página web de la Diócesis de Cartagena. De su Obispo: José Manuel Lorca Planes)
(Tomada de la página web de la Diócesis de Cartagena. De su Obispo: José Manuel Lorca Planes)
La liturgia nos hace una llamada a los ‘viatores’, a todos los que peregrinamos en la vida, para que vaciemos nuestras mochilas y eliminemos los pesos muertos, para que dejemos atrás lo inútil, lo que nos impide caminar con soltura. Este ejercicio es siempre conveniente, porque nos centra en lo esencial y nos libra de la pereza, para sacudirnos la negligencia, olvidarnos de las presiones de los señores de este mundo que nos fuerzan al egoísmo, al poco respeto a los otros, a la injusticia y falsedad, a vender humo. Poco a poco irás descubriendo como Dios quiere tu libertad, para que puedas disfrutar de la salvación, que está más cerca que cuando empezaste a creer. Si podemos resumirlo todo, diremos: ¡Revestíos de Cristo!
Se trata de preparar bien la Navidad, las velas de Adviento nos lo recuerdan pedagógicamente, así que, cada vez que entremos a la Iglesia este signo nos está catequizando. Vosotros a lo esencial, a la verdadera conversión, sin caer en las trampas de hacer desaparecer los signos cristianos de la Navidad, la gente felicita las fiestas y no menciona la palabra Navidad; se distrae en la marabunta de la publicidad y de los regalos, turrones, cavas, músicas, colonias, loterías y juguetes… con demasiado ruido exterior, cuando lo importante es serenar y poner paz en el interior, para fijar dentro lo esencial, para contemplar el Misterio.
Pero, sobre todo, compartid en familia, el gozo y la alegría, que este es también el tiempo de la familia unida en la fe.
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