Por un lado, celebramos el día de la PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO.
La ley de Moisés mandaba que a los 40 días de haber nacido un niño, fuera presentado en el templo. Hoy 2 de febrero, si contamos desde el 25 de diciembre, van 40 días desde que celebramos el nacimiento del Niño Jesús.
Los católicos seguimos teniendo la misma costumbre de llevar a los niños al templo para presentarlos ante el Señor y la Virgen. Esta es una costumbre que tiene sus raíces en la Santa Biblia. Cuando hacemos la presentación de nuestros niños en el templo, estamos recordando lo que José y María hicieron con el Niño Jesús.
Y por otra parte, celebramos el día de la VIDA CONSAGRADA.
Pensemos en miles y miles de mujeres (hermanas), varones (hermanos) y presbíteros que forman familias con un carisma propio dentro de la Iglesia.
Empezando por las hermanas y hermanos de vida en clausura. Que gracias a su consagración total bajo la oración y el silencio dentro de sus conventos, sostienen (aunque no lo veamos) a la Iglesia. Y que sus semillas, dan mucho frutos y muy abundante. Pasando también por los religiosos y religiosas de vida activa. (Sean de colegios e institutos, cuidando a enfermos, niños, pobres, tareas varias…etc).
Y que con su ejemplo en el día a día, nos muestran a Dios cercano y pobre…
Y comparto con ustedes, una cosa que escuché hace pocos días, en una Misa: La vida consagrada son como los medicamentos.
Hay mucha variedad, y dependiendo de la necesidad de la Iglesia y las personas, el Espíritu Santo toca el corazón de una persona, que será el fundador para esa misión y necesidad concreta.
Recemos por ellos y ellas, para que en la misión que han elegido, sean EVANGELIOS VIVOS.
Y por tantos que son mártires, que el Señor les ayude y les otorgue el regalo de su FE.
muy bien explicado.
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