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19 marzo 2018

San José, el hombre de la Obediencia silenciosa.


"El Papa Francisco volvió a proponer las emociones de José cuando en María comenzaron a ser “visibles” los signos de la maternidad, cuando regresó de la casa de Isabel.
Aludió a las dudas de este hombre, a su dolor y a su sufrimiento, mientras en torno a él comenzaban las murmuraciones. Y dijo que él no comprendió, si bien sabía que María era “una mujer de Dios”, razón por la cual había decidido “dejarla en silencio”, sin acusarla públicamente, hasta que intervino el Señor mediante el ángel que se le apareció en sueños y que le explicó que el niño “generado en Ella” provenía “del Espíritu Santo”. De este modo – prosiguió diciendo – José “creyó y obedeció”.

“José luchaba por dentro y en esa lucha, la voz de Dios: “Pero levántate – ese ‘levántate’ (que aparece) tantas veces al inicio de una misión en la Biblia: ‘¡Levántate!’ – toma a María, llévala a tu casa. Hazte cargo de la situación: toma en tus manos esta situación y ve adelante”. José no fue a consolarse con sus amigos, no fue al psiquiatra para que interpretara el sueño… No. Creyó. Y fue adelante. Tomó en sus manos la situación. Pero, ¿qué debía tomar José en sus manos? ¿Cuál era la situación? ¿De qué cosa José debía hacerse cargo? De dos cosas. De la paternidad y del misterio”.

Añadió que, por lo tanto, José debió “hacerse cargo” de la paternidad. Y esto ya se intuye en la “genealogía de Jesús”, en que se explica cómo “se pensaba que fuese el hijo de José”:

“Él se hizo cargo de una paternidad que no era suya: venía del Padre. Y llevó adelante la paternidad con lo que significa: no sólo sostener a María y al Niño, sino también hacer crecer al Niño, enseñarle un oficio, llevarlo a la madurez de hombre. ‘Hazte cargo de la paternidad que no es tuya, es de Dios’. Y esto, sin decir una palabra. En el Evangelio no hay ninguna palabra dicha por José. El hombre del silencio, de la obediencia silenciosa”.

Dijo también de San José que fue un hombre que tomó en sus manos el misterio, tal como se explica en la Primera Lectura. El misterio de “volver a conducir al Pueblo de Dios”; el misterio “de la re-Creación” que – como dice la Liturgia – “es más maravillosa que la Creación”.

“José toma en sus manos este misterio y ayuda: con su silencio, con su trabajo, hasta el momento en que Dios lo llama a sí. De este hombre que se hizo cargo de la paternidad y del misterio, se dice que era la sombra del Padre: la sombra de Dios Padre. Y si Jesús hombre aprendió a decir “papá”, “padre”, a su Padre que conocía como Dios, lo aprendió de la vida, del testimonio de José: el hombre que custodia, el hombre que hace crecer, el hombre que lleva adelante toda paternidad y todo misterio, pero que no toma nada para sí mismo”.

Concluyó su reflexión afirmando que éste es el “gran José”, de quien Dios tenía necesidad para llevar adelante “el misterio de la re-conducción del pueblo hacia la nueva Creación”".


Homilía del Papa Francisco. Roma 2017.

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