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31 marzo 2018

Epístola y San Evangelio.



- Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos.

Hermanos:

Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo, fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con Él en la muerte, para que, así como Cristo fue despertado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. Porque, si nuestra existencia está unida a Él en una muerte como la suya, lo estará también en una resurrección como la suya. Comprendamos que nuestra vieja condición ha ido crucificada con Cristo, quedando destruida nuestra personalidad de pecadores y nosotros libres de la esclavitud al pecado; porque el que muere ha quedado absuelto del pecado.

Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con Él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre Él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús Señor Nuestro.

Palabra de Dios


- Salmo:  ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA.

Dad gracias al señor porque es bueno,

porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel:

eterna es su misericordia. R.-

La diestra del Señor es poderosa,

la diestra del Señor es excelsa.

No he de morir, viviré,

para contar las hazañas del Señor. R.-

La piedra que desecharon los arquitectos,

es ahora la piedra angular.

Es el Señor quien lo ha hecho,

Ha sido un milagro patente. R.


- Lectura del Santo Evangelio según San Marccos.

Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé. Compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy temprano, el primer día de la Semana, al salir el sol, fueron al sepulcro. Y se decían unas a otras:

-- Quién nos correrá la piedra a la entrada del sepulcro.

Al mirar vieron que la piedra estaba corrida, y eso que era muy grande. Entraron al sepulcro y vieron un joven sentado a la derecha, vestido de blanco. Y se asustaron. Él les dijo:

-- No os asustéis. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Mirad el sitio donde le pusieron. Ahora id a decir a sus discípulos y a Pedro: Él va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis, como os dijo.

Palabra del Señor

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