“Nuestra Señora del Buen Consejo”, nos recuerda que hemos de ser sembradores de esperanza. “En la Casa de Dios, esperando se sirve”. Sembradores del bien, del buen trigo, nunca de “cizaña”. Aunque nosotros no recojamos ni veamos los frutos. Lo nuestro es sembrar en el campo del Señor, no en nuestro campo propio.
No tenemos parcelas propias. Por eso, lo nuestro no es recoger el fruto. Lo ha de recoger el Señor. Tampoco hagamos nuestra la cosecha de lo que otros han sembrado. Nosotros somos “campo de Dios”, “sementera de Dios”, “arada de Dios”, según San Pablo. El Señor siembra en nosotros, lo nuestro es acoger la semilla. Le dejemos actuar. Nos dejemos convertir. Lo nuestro es plantar y regar. Él da el crecimiento. “Das al vespertino lo que al mañanero, son tuyas las horas y tuyo el viñedo”.
“Nuestra Señora del Buen Consejo” nos ayuda a discernir cuál es el buen camino, y a buscar siempre la verdad. Le pidamos con audaz confianza que nadie equivoque el camino; que los que van por el buen camino no se cansen de caminar. Muchos que andan alejados de Dios no están alejados del todo de la Virgen a la que invocan a su manera, vienen a visitarla en los Santuarios, son como “mechas humeantes”. Sopla tú sus cenizas y reaviva la llama, Santa Madre del Buen Consejo. Lo pidamos con audaz confianza en este acontecimiento salvífico que estamos viviendo. Nuestra Señora lleva en brazos al Buen Consejo, Jesús: es Madre del Buen Consejo.
“Madre del Buen Consejo”, enséñanos a pensar bien, a buscar siempre la verdad, encontrarla, vivirla y proclamarla. Aparta de nosotros la ignorancia, para conocer al Señor. Dinos a dónde tenemos que mirar, para ver al Señor y no andar mirando cosas que no pueden salvar. Dinos por quién tenemos que preguntar para encontrar al Señor, cómo tenemos que mirar todo, para ver en todo al Señor. Enséñanos cómo llegar a Él, que es la Verdad, el Amor y la Belleza. Santa Madre de Dios.
Madre del Buen Consejo, haz que preguntemos y busquemos incesantemente a Dios, y que nada ni nadie nos salga al encuentro en lugar de Dios.
Santa María. Madre del Buen Consejo, ruega por nosotros.
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