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16 diciembre 2015

Siete pasos para ser un buen religioso y sacerdote en este Año Jubilar de la Misericordia.


1.- Sacerdotes santos


Cristo necesita sacerdotes y diáconos santos y lo serán en la medida que sean testigos auténticos. Que haya coherencia entre lo que piensan, hablan y hagan.

2.- Oración y humildad

Exhortó a los sacerdotes y diáconos a rezar siempre y ser humildes: ese signo visible cuando se postran en la ordenación es una señal de humildad que la deben recodar a lo largo de toda la vida. Conviene que cada uno de nosotros muera a sí mismo, con ayuda y gracia para que resplandezca Cristo.
Permanezcamos siempre unidos a Cristo en la oración con un amor sincero y solícito por los pobres y por los enfermos. Tengan una vida de pobreza concreta y tangible. Son ustedes ordenados en estos tiempos.

3.- Castidad

Pedid a nuestra madre: ‘Madre María cuida mi corazón y mi castidad’. Que el Señor nos ayúdame a guardar el celibato por el Reino de los Cielos para el servicio de Dios y de los hombres; que podamos decir al mundo material que busca el placer que el amor más supremo, intenso y puro se da en ese celibato en el Reino de los Cielos”.
El celibato, es algo que alumbra, que entusiasma, que no es un ser soltero, es un amor esponsal,
Amor intenso, total, absoluto, apasionado y tierno. Demos una cruzada auténtica de limpieza en el corazón y en el cuerpo.

4.- Obediencia al obispo o provinciales


Esto, no solamente como aspecto jurídico sino afectivo. Deben amar al Padre y al Pastor sea quien sea. Esa unidad y esa lealtad se manifiestan en la obediencia.
Hago hincapié porque en estos tiempos de enorme desobediencia y de enorme desorden en la familia, en las calles e instituciones, la iglesia debe ser ese faro que alumbra porque mantiene ese don que Dios le ha dado: la obediencia.
La desobediencia muchas veces se manifiesta en la crítica al obispo o al provincial y hace mucho daño. Hagamos ese propósito hoy.
Obediencia y amor en la unidad. No solo teologal, también afectiva. Por eso "Consumados en la unidad" esa oración de Jesús momentos antes de la pasión.

5.- Confesores como el Cura de Ars

Qué importante la vida de los sacerdotes en el servicio que prestan en el confesionario. Los encomiendo a San Juan María Vianney (el Cura de Ars) para que lo imiten en el heroico servicio en el confesionario.
Sean dispensadores del perdón en el sacramento de la Confesión.

6.- La importancia de la formación.

La casa de formación o seminario es para un obispo o un provincial, la pupila de sus ojos. Si la pupila no está bien, uno está ciego. Por eso la alegría es grande cuando el Señor da vocaciones a su Iglesia. No olvidemos nunca la iniciativa es de Dios. Es Él quien los ha llamado.

7.- La semilla vocacional y la familia


Agradecer la familia por haber sembrado la semilla vocacional.
Los padres y las familiass,son las que sembraron con educación y cariño esa semilla tal vez sin darse cuanta; pero Dios ha querido en sus hogares ese tesoro de escoger a sus ministros. No dejen de acompañarlos. Ustedes especialmente.
El que está enamorado de Cristo atrae jóvenes y chicas a la vocación sacerdotal y religiosa, cultiva ese amor conyugal de los matrimonios que conoce. Cuando hay amor, el Señor se mueve.
(...)


Cardenal Juan Luis Cipriani

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