En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: Pues ¿qué debemos hacer?. Y él les respondía: El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo. Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: Maestro, ¿qué debemos hacer?. Él les dijo: No exijáis más de lo que os está fijado. Preguntáronle también unos soldados: Y nosotros, ¿qué debemos hacer?. Él les dijo: No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada.
Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga. Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva.
Reflexión.
Hoy la Palabra de Dios nos presenta, en pleno Adviento, al Santo Precursor de Jesucristo: san Juan Bautista. Dios Padre dispuso preparar la venida, es decir, el Adviento, de su Hijo en nuestra carne, nacido de María Virgen, de muchos modos y de muchas maneras, como dice el principio de la arta de los hechos. Los patriarcas, los profetas y los reyes prepararon la venida de Jesús.
Hoy la Palabra de Dios nos presenta, en pleno Adviento, al Santo Precursor de Jesucristo: san Juan Bautista. Dios Padre dispuso preparar la venida, es decir, el Adviento, de su Hijo en nuestra carne, nacido de María Virgen, de muchos modos y de muchas maneras, como dice el principio de la arta de los hechos. Los patriarcas, los profetas y los reyes prepararon la venida de Jesús.
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