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29 octubre 2017

Reflexión. Domingo XXX del Tiempo Ordinario.


En este Domingo XXX del Tiempo Ordinario, todas las lecturas tienen un verbo en común: AMAR. No se puede amar a Dios sin amar al prójimo. Dios y el prójimo van enlazados. No podemos separar uno de otro. Si miramos la vida de Jesús, fue un continuo recorrido de hacer amar al que prójimo, en especial, a las personas más necesitadas y a su Padre Dios.
Hoy, deberíamos pararnos y pensar como es nuestra relación con el prójimo y como es con Dios. Mirar a la cruz y ver como la relación con Dios y con el prójimo se une en Cristo, verdadero amor de los amores.

En la Primera Lectura del Libro del Éxodo

Vemos como el pueblo judío recibe que no solamente se ama a Dios por encima de todo, sino, que hay que tratar bien al prójimo, en especial, al más necesitado. Los mandamientos no solo es no matar, no cometer adulterio o no mentir.
Toda la ley, se encierra en dos pilares fuerte: amar a Dios y al prójimo como a uno mismo.
El Dios de Israel se pone al lado de los débiles que él mismo ha instituido para defender al pueblo de la esclavitud.

En la Segunda Lectura de la Carta de Pablo a los Tesalonicenses

Nos enseñan una comunidad que es ejemplo de cristianos porque han acogido la Palabra de Dios y han sido capaces de convertirse. No han sido privados de tentaciones ni de problemas, sino, que a pesar de las dificultades, se han refugiado en la Palabra de Dios.
Anunciar el  Evangelio y construir una comunidad sólida, era primordial para Pablo.
Que el ejemplo de Pablo, nos ayude a ser verdaderos anunciadores del  Evangelio con nuestra actitud en medio de un mundo que tan alejado de Dios se halla.

En el Evangelio de Mateo

Nos habla del grupo de saduceos (que eran el grupo de hombres justos y rectos) y los fariseos  eran los que  controlaban) que le ponen a prueba a Jesús preguntándole cual es la doctrina fundamental. 

Ellos recitaban el “Shema”  al comenzar la jornada y al  finalizarla y decían: “ Escucha Israel. El Señor es nuestro Dios. Es uno. Amarás a Dios con tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser” y Jesús, viendo que le hacían una encerrona, les plantea una nueva novedad. Une amar a Dios y al prójimo. Porque (como dije más arriba) no pueden ir separados estos dos mandamientos. Van entrelazados.
Corremos el riesgo en muchas ocasiones quedarnos en amar a Dios, hacerle cultos, cumplir doctrina hasta la última tilde y dejar a un lado al hermanos que está a nuestro lado y que necesita de nosotros. Y, si esto lo hacemos, nuestro pecado es mayor.
Que no solo decidamos adorar y amar a Dios en nuestra vida, sino que nos preguntemos cómo nos comportamos con nuestros hermanos más necesitados y en dónde ponemos más nuestro interés.

Pidamos a la Virgen María, Madre del Rosario, que nos ayude a comprender que el verdadero amor es el que enlaza el culto a Dios y la ayuda al necesitado. Que nos de valentía para anunciar el Evangelio a pesar de estos tiempos difíciles que estamos viviendo.


En especial, tengamos una oración por nuestros hermanos que sufren cautiverio y persecución a causa de testimoniar su fe en Cristo Jesús.
Que así sea.


Más en:
http://www.revistaecclesia.com/author/fray-jose-borja/

27 octubre 2017

Padre Jerónimo Mariano Usera, fundador de las Religiosas del Amor de Dios.


Familia e Infancia.

El 15 de septiembre de 1810 nacieron los hermanos gemelos Mariano y María en la madrileña calle del Lobo (hoy Echegaray), barrio del Congreso.

Al día siguiente fueron bautizados en la Parroquia de San Sebastián.
Sus padres se llamaban Marcelo Usera Pérez, madrileño, y Bernarda Alarcón Castillejo, natural de Villaescusa de Haro, Cuenca.
El amor se hizo visible en una fecundidad generosa. Mariano y María ocuparon el quinto y sexto lugar de dieciséis hermanos, aunque sólo conocemos el nombre de once.

El matrimonio Usera-Alarcón estaba entroncado con la nobleza e hidalguía; pero no fue esa la dimensión que cultivaron, porque tampoco daba mucho de sí.
D. Marcelo, que recibió una amplia formación humanista, llegó a ser Director de la Real Academia Greco-Latina y miembro de la Academia de Santo Tomás.
Doña Bernarda, como mujer de su tiempo, se dedicó a la casa y a atender a su familia.

La formación teológica de D. Márcelo y la sencilla espiritualidad de Doña Bernarda centraban su vida creyente en los misterios de la Trinidad, de la Eucaristía, de la Cruz y en la devoción cercana y entrañable a María.

Por tradición familiar sabemos que en el hogar se vivía una fe sencilla y profunda, amorosamente orientada hacia la caridad fraterna, la participación en los sacramentos y la oración diaria.
La infancia de Mariano se desarrolló en un Madrid convulsionado y violento por la Guerra de la Independencia.

En este  ambiente de odios y enfrentamientos, el matrimonio Usera—Alarcón se esforzó por proteger el ámbito familiar, favoreciendo la vida cultural en su interior, estrechando las relaciones fraternas y viviendo intensamente la fe.

Ahí fue donde sintió Mariano la llamada de Dios que le invitaba a dejarlo todo e iniciar el seguimiento de Jesús.
Mariano dijo si, y aceptó hacerlo de la forma más radical: en la austeridad y el silencio del monje contemplativo.

Noviciado y formación.

Mariano Usera, llegó a Oseira a comienzos de 1824. 
No había cumplido los 14 años todavía, le hicieron un examen de gramática, le pusieron un maestro y pasó una corta estancia en la hospedería, preparándose para la toma de hábito con otro compañero.

El 3 de marzo de 1824, recibió el hábito blanco del Cister de manos del P. Abad.
Y, con el hábito, el nuevo nombre, Jerónimo.
Era otro signo de que iniciaba una nueva vida dentro de la Familia de San Bernardo.

Con ojos de adolescente, inició el camino del noviciado por la belleza del claustro, el silencio, la oración litúrgica gregoriana, y el comienzo de la espiritualidad cisterciense: camino de sobriedad, sencillez y conversión de corazón. Se dejó transformar en la escuela del amor de Cristo, piedra angular sobra la que se construyó la unidad y la fraternidad de la vida comunitaria.

El 4 de marzo de 1825, hizo la profesión religiosa ante la comunidad y el abad fray Rosendo García.
Después de trasladó a Meira (Lugo) para comenzar el estudio de la filosofía.

Ordenación Sacerdotal.

El 17 de diciembre de 1831, recibió el subdiaconado.
Dos años después, 20 de diciembre, el diaconado; ambos en Madrid.
Por razones de edad, esperó hasta cumplir los 24 para ordenarse de sacerdote en Uclés, el 20 de septiembre de 1834.


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26 octubre 2017

Entrevista a Olga Salvat, sobrina de Santa María Purísima de la Cruz.


P. ¿Dónde nació Santa María Purísima?

R. El 20 de febrero 1926 nació en Madrid una niña llamada María Isabel Salvat Romero. A pesar de los lazos familiares que le unían con las religiosas irlandesas y de ser alumna de su colegio en la calle Velázquez, María Isabel vio dar forma a su vocación en la Compañía de la Cruz fundada por Sor Ángela.

P. ¿Cómo era de Pequeña?

R. Dicen de María Isabel que era una niña alegre y bondadosa, espiritual y profunda.
El ejemplo de su madre, bondadosa y generosa influyó en su inclinación por los más necesitados.

P. ¿En qué año ingresó en las Hermanas de la Compañía de la Cruz?

R. Segura de su vocación y su deseo de santidad, tuvo que vencer algunas dificultades hasta ingresar como postulante en el convento de las hermanas en Sevilla en 1944. “Hacerse pobre con los pobres para acercarlos a Cristo”, el lema de Sor Ángela que sor María de la Purísima hizo suyo de por vida atraída por la espiritualidad humilde y sacrificada de Sor Ángela.

P. Una vocación muy particular.

R. Las hermanas de la Cruz visitaban la casa de María Isabel en sus rondas como limosneras por el barrio de salamanca y en esas visitas ella fue conociendo a las monjas y su carisma.
Sabía que atendían a enfermos y necesitados y que tenían colegios para niñas pobres; un día tuvo la oportunidad de conocer el convento de las hermanas en la calle Rey Francisco de Madrid y quedó cautivada por el ambiente de pobreza, espiritualidad y sacrificio que allí se respiraba, tanto que allí mismo dijo: “éste es mi sitio”.
Desde entonces se mantuvo fiel a su vocación y al carisma de las Hermanas de la Cruz. “pase lo que pase, sea lo que sea, cueste lo que cueste, siempre fiel” solía decir.

Fue Superiora en varios conventos de la Compañía, maestra de novicias y General del Instituto.

P. Una Santa de nuestro hoy. Del siglo XXI.

R. Santa María de la Purísima es una santa cercana. Muchas personas la han conocido y tratado.
La mayoría de las Hermanas de la Cruz desde luego, pero también las que fueron sus alumnas, enfermos a los que asistió, sacerdotes etc… y también su familia y amigos de la infancia.

Al mirar atrás, los momentos con ella están bañados con su sonrisa serena, su interés por nuestras cosas haciendo suyas las preocupaciones de cada uno aunque fueran pequeñeces y dando a todo, lo bueno y lo malo, una visión sobrenatural.

Según pasaban los años o según nos hacíamos nosotros mayores nos fuimos dando cuenta que nuestra tía irradiaba una luz especial. En los inicios del proceso de canonización otras personas que la trataron nos decían que habían tenido una sensación igual.

Decía Madre María de la Purísima que la santidad radicaba en gran parte en hacer lo ordinario extraordinariamente bien. Y fue ejemplo de ello.

P. ¿Qué recuerdos tienen sus alumnas?

R. Sus alumnas la recuerdan como una madre preocupada y cariñosa que si las reñía, lo hacía con dulzura. Se reservaba los trabajos más duros y hay muchos testimonios de ello especialmente cuando estuvo de superiora en Villanueva del Río y Minas donde se enfrentó a la suciedad, la enfermedad y la pobreza de modo especialmente intenso.

A las niñas les enseñaba a rezar y a confiar en el Señor como ella hacía. En un vuelo a Argentina, viaje que realizaba cada año para visitar a las hermanas de la Cruz que estaban más alejadas, hubo problemas por una amenaza de bomba y ella permaneció tranquila, con los ojos cerrados como si nada ocurriera ante el asombro de la Hermana que la acompañaba y el resto de los viajeros.

P. ¿Podría englobar toda su vida en una frase que la destacara?

R. “Lo más hermoso de la tierra es buscar a Dios, encontrarse con Él, llenarse de su amor y de Él repartir a otros”. Este pensamiento de Santa María de la Purísima es para muchos resumen de su vida.

P. El proceso de beatificación y canonización, ha sido uno de los más rápidos en la Iglesia.

R. Si.
Ella falleció con olor de santidad el 31 de octubre 1998.
Tan sólo doce años después de su fallecimiento fue beatificada en Sevilla.
En 2015, tres años más tarde, el 18 de octubre de 2015 se celebró su canonización en Roma.

Muchas gracias a Doña Olga Salvat, por acercarnos un poco más a la vida de Santa María de la Purísima de la Cruz.



Más en:
http://www.revistaecclesia.com/entrevista-la-sobrina-santa-maria-purisima-la-cruz-fray-jose-borja/

23 octubre 2017

La Familia Trinitaria celebra hoy al Santísimo Redentor.


En 1682 los redentores españoles Miguel de Jesús María, Juan de la Visitación y Martín de la Resurrección dieron la libertad a 211 cautivos, recogidos en Mequínez, Fez y Tetuán, y rescataron a su vez 17 imágenes sagradas (15 esculturas y dos cuadros) que estaban en las mazmorras musulmanas. Para el rescate de las quince imágenes, el rey de Fez exigió el canje de quince moros cautivos en Ceuta y Málaga, los trinitarios pagaron por los moros y los enviaron a Fez, consiguiendo así la redención de las imágenes. Del mismo modo que hacían con los cautivos redimidos, como signo de haber pagado por ellos el rescate exigido, colocaron a las imágenes el escapulario con la cruz trinitaria.

La principal de las diecisiete imágenes rescatadas fue la de Jesús Nazareno, de estatura natural, con las manos cruzadas adelante y túnica tafetán morado. Se desconoce el origen de la imagen, ni se sabe cuándo, cómo, ni quién la llevó a Mámora. Las muchas leyendas que a lo largo de los siglos han rodeado esta imagen no son más que eso, leyendas. Lo que sí es cierto es que participó en la procesión de cautivos de Madrid y la imagen fue expuesta en la iglesia de los trinitarios descalzos de Madrid, donde pronto le construyeron una suntuosa capilla. Los duques de Medinaceli, D. Juan Francisco de la Cerda y Doña Catalina de Aragón y Sandoval, concedieron de limosna el 2 de octubre de 1686 al convento trinitario "un sitio de cuarenta y cuatro pies de longitud y doce pies de latitud para hacer y labrar en dicho sitio una capilla de la milagrosa imagen de Jesús Nazareno del Rescate, aplicando dicha capilla al patronato de sus Excelencias".

A esta imagen está ligada estrechamente la fiesta del Santísimo Redentor, que se celebra en la Orden Trinitaria cada 23 de octubre desde el siglo XVIII. Pronto todas las casas de trinitarios descalzos encargaron copias de aquel Redentor rescatado, y hasta el día de hoy es, tal vez, una de las imágenes del Señor y devociones trinitarias más extendidas en el mundo. Muchas cofradías y hermandades de penitencia se fundaron en las casas trinitarias descalzas en torno a esta imagen.

A causa de la exclaustración general de 1835, los trinitarios tuvieron que abandonar su casa e iglesia de Madrid. En 1891 se hicieron cargo de la capilla los franciscanos capuchinos, que en 1930 levantaron un nuevo templo consagrado poco después como Basílica de Jesús Nazareno de Medinaceli, nombre que adoptó a finales del siglo XIX a causa del patronazgo de la casa ducal homónima, pero que no corresponde con la historia de la imagen.


Más en:
http://www.revistaecclesia.com/author/fray-jose-borja/

Campaña DOMUND 2017. "Sé valiente. La misión te espera".



Oración.

L evanto el corazón a ti, Señor:
A yúdame a lanzarme, hazme valiente.

M uéveme con tu impulso a donde quieras,
I nventa los caminos de mi vida.
S é que Tú me guiarás, y eso me basta.
I ncluso con mis dudas y mis miedos,
O yendo tu llamada, daré el salto:
N o importa nada más, si vas conmigo.

T u alegría, Señor, será mi fuerza,
E vangelio que es luz para los pobres.

E nvíame a anunciar esta Noticia,
S embrando la ternura y la esperanza
P or las mil periferias de este mundo.
E n tu misión confío, porque es tuya.
R enueva esta ilusión de darme a todos,
A mándote en quien sufre, en mis hermanos.

Vídeo del Domunnd 2017: "Super héroes".



Reflexión. Domingo XXIX del Tiempo Ordinario.


¡Feliz Día del Señor!
En este Domingo XXIX del Tiempo Ordinario, las lecturas nos presentan un esquema diferente a los planes que la mayoría de las veces nos hacemos y tenemos: A Dios lo que es de Dios.

Somos anunciadores del Reino de Dios en medio del mundo. No podemos estar “nadando y guardando la ropa”. No podemos querer seguir a Dios y querer seguir al César… Si seguimos al César, entramos en su “reino” donde la desigualdad, la intolerancia, el pecado es el escudo.
Si seguimos el “Reino” de Dios, se nos promete un camino de rosas y también de espinas, donde todos somos iguales, cada uno es importante, tenemos una dignidad, somos hijos de Dios… El Reino de Dios requiere personas fieles y valientes.

También celebramos el día del DOMUND.
Es una Jornada universal que se celebra cada año para apoyar a los misioneros en su labor evangelizadora, desarrollada entre los más pobres.
De una manera especial, acordémonos de la Familia Claretiana que celebró con gratitud y devoción la Beatificación ayer en Barcelona de 109 Mártires Claretianos.
Que ellos sean ejemplo de fidelidad, compromiso y valentía por ser anunciadores del Evangelio en medio de este mundo.

En La Primera Lectura del Libro de Isaías.
Vemos como Dios rompe los esquemas. El pueblo esperaba a un “Dios todopoderoso”, que lo salvase y le diera la libertad. Pero Israel se extraña, porque Dios escoge a una persona normal, inclusive, podría haber escogido a personas que nosotros hemos rechazado en algún momento de nuestra vida, le da ese encargo, y lo salva; Dios escoge a quién menos nos lo esperamos y vemos como en esa persona actúa su gracia.
¡Cuántos ideales nos rondan por la cabeza! En ocasiones, somos Israel.
Dejemos que Dios sea el que  nos conduzca y abramos nuestra vida para que su misericordia y sueño se realice.

En la Segunda Lectura de Pablo a los Tesalonicenses.
Nos muestra los pilares fundamentales que deben tener una verdadera comunidad de seguidores de Cristo.
Por un lado, nos recuerda que la comunidad debe estar siempre guiada por el Espíritu Santo. El Espíritu es la fuerza que une y alienta a los hermanos. Es la cuerda que mantiene unido a todos. Por otro lado, la oración debe ser el sustento de cada día. No puede haber una comunidad unida y que no ore en común. Si no hay oración, no hay relación con Dios. Y si no hay relación con Dios, ¿a quién se sigue? Seremos un grupo de amigos, una pandilla, pero no una comunidad de hermanos cristianos. Sin oración, no hay relación con Dios.
Y seguramente, por ser fiel a esos pilares, habrá personas que se vayan, o serán pocos, pero no importa la cantidad de personas, sino, la calidad con que se viva el Evangelio y la fraternidad.
Y seguramente, como dijo un obispo “nuestra vida de cristiano, será el Evangelio que muchas personas leerán”.

En el Evangelio de Mateo.
Los fariseos trasladan a Jesús una pregunta-trampa para detenerle: “¿Es lícito pagar impuesto al Cesar o no?”. En aquella sociedad, creían que los gobernantes-emperadores estaban puestos por el mismo Dios. Por eso, Jesús les responde diciendo “dar al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios”.
Cada oficio tiene su autonomía y su libertad. Lo temporal, que lo lo administra el César, que lo haga con justicia y valentía. Buscando el bien común de todos y respetando.
El ámbito religioso, es cosa de Dios y de su Reino presente en medio del mundo. No podemos mezclar el Reino de Dios con el gobierno del César. Cada cosa tiene su camino y unas directrices. No podemos igualar a uno y a otro. El hombre, es imagen de Dios y solamente se debe a Dios. El César busca su propia imagen, su propio ego… Como dice un refrán popular “no mezclemos las churras con las meninas”.
Lo sabio sería encontrar un acuerdo, para que así, aunque sean diferentes caminos, vayan paralelos hacia la meta de la paz y la justicia de todos.
Que María, madre del Rosario, nos ayude a ver en los otros el rostro de Cristo.
A crear comunidades abiertas, que sea verdadera familia y todos sus componentes sean hermanos y que no mezclemos las cosas temporales con el Reino de Dios.
Que así sea.


Más en:
http://www.revistaecclesia.com/reflexion-domingo-xxix-del-tiempo-ordinario-fray-jose-borja/

18 octubre 2017

Hoy celebramos el III aniversario de la canonización de Madre Purísima de la Cruz.



Oración

Te damos gracias Señor y Padre nuestro por haber glorificado en tu Iglesia a Madre María de la Purísima de la Cruz, que renunció a todo para seguirte por el camino de humildad y pobreza, imitando así a tu Hijo Jesucristo Nuestro Señor. Haz que el ejemplo de su vida suscite en muchas almas el deseo de seguirte más de cerca, siviéndote en la persona de los pobres y enfermos necesitados. Dignate concedernos por tu intercesión, la gracia que te pedimos. Amen.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.


16 octubre 2017

El Reino de Dios no admite...



Reflexión. Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario.


En este Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario, las lecturas nos hacen una invitación a un banquete. Una invitación, que necesita una respuesta clara, inmediata y firme.
Dejemos las medias tintas y las dudas a un lado. Es el mismo Dios el que nos llama, nos invita a pasar sin mirar qué somos o de dónde procedemos. El paso no está cerrado a nadie. Es gratis para todas las personas y pueblos. La única condición, es que nos vistamos con el mejor traje de amor para tratar a los demás. La mejor y pura fraternidad para con los otros y tener ganas de participar.
Aquí no tenemos que aparentar nada, ni ser mejor que nadie. Solamente hace falta (repito de nuevo) el vestido del amor y de la fraternidad. ¿Te apuntas?

En la Primera Lectura del Libro de Isaías

Vemos como Isaías es el profeta por excelencia de la salvación. La salvación que está centrada en el Monte Sión, tiene dos “brazos” el festín y el universal. De ahí, que el monte sea donde se cimienta el templo, lugar donde está Dios. Un monte, que está en medio del pueblo.
Dios habita en medio de ellos. La segunda idea que se puede sacar del texto es cuando Isaías habla del banquete de fiesta. El banquete formaba parte de la vida comunitaria, social y religiosa.
Por eso, el profeta anuncia un banquete universal, sin excepción que se celebrará en el monte Sión. Un banquete, que lo preparará el mismo Dios y que los invitados recibirán muchos dones. Dios enjuga las lágrimas de su pueblo y los hace partícipe de la alegría entera.

En la Segunda Lectura de Pablo a los Filipenses

Nos muestra como Pablo en su segundo viaje misionero, en medio de la gran ciudad pagana que era estilo romano, busca la pequeña comunidad, que al no tener sinagoga, se reunían al lado de un río, y allí les predica y Evangeliza. A pesar de las contrariedades, Pablo, les exhorta a que sean fuertes antes las dificultades. Que confíen en Dios y sean firmes. Y los catequizas no con grandes dogmas ni teologías, sino con su propia persona, su vida coherente. Ese es el mejor testimonio creíble. Porque, las palabras se las lleva el viento, y, las actitudes permanecen.

En el Evangelio de Mateo
Jesús, nos cuenta la parábola de un rey que celebraba la boda de su hijo.
Invitó a todos sus amigos, preparó un gran banquete, organiza una fiesta y cuando está todo listo, ninguno va. Todos ponen excusas. El rey se enfada y al no querer ninguno de los invitados ir, abre las puertas y llama a todos a que entren.

¿Qué indirectas tiene el Evangelio de hoy?
En primer lugar, el Rey es Dios, que invita a todos al convite. El segundo lugar, hace ver que esos invitados que no quisieron ir al banquete, son las autoridades del pueblo de Israel que no quisieron ir. No oyeron la invitación de Jesús que venía de parte de Dios.

Hoy, Jesús Resucitado, sigue llamando e invitándonos a su fiesta. Una fiesta gratuita, acogedora y en donde todos somos iguales.
Todos llevamos las mismas vestiduras: la dignidad de Hijos de Dios.
Participar de este banquete, es entrar en comunión con Dios y con los hermanos. Somos partes de este gran regalo que es ser colaboradores de esta viña a la que Jesús nos espera e invita.

Pidamos a la Virgen, Madre de Dios y madre nuestra, que nos haga valientes para decir SI como ella lo dijo, siendo fieles y coherentes a esta invitación de participar de este gran regalo que es la Eucaristía. Sacramento que nos da la fuerza para testimoniar con nuestra vida el Evangelio.
Que así sea.


Más en:
http://www.revistaecclesia.com/en-este-domingo-xxviii-del-tiempo-ordinario-las-lecturas-nos-hacen-una-invitacion-a-un-banquete/

08 octubre 2017

Evangelio. Domingo XXVII del Tiempo Ordinario.


Según San Mateo 21, 33 - 43.

En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores y se ausentó. Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos. Pero los labradores agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a otro le mataron, a otro le apedrearon. De nuevo envió otros siervos en mayor número que los primeros; pero los trataron de la misma manera. Finalmente les envió a su hijo, diciendo: ‘A mi hijo le respetarán’. 

»Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron entre sí: ‘Este es el heredero. Vamos, matémosle y quedémonos con su herencia’. Y agarrándole, le echaron fuera de la viña y le mataron. Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?». Dícenle: «A esos miserables les dará una muerte miserable arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo». Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos? Por eso os digo: Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos».



Reflexión.

Hoy contemplamos el misterio del rechazo de Dios en general, y de Cristo en particular. Sorprende la reiterada resistencia de los hombres ante el amor de Dios.
La parábola hoy se refiere más específicamente al rechazo que los judíos tuvieron con Cristo.
No es fácil entender esto: porque Cristo vino a redimir al mundo entero, y los judíos esperan a su “mesías” particular.

La Orden Trinitaria celebra mañana día 8 de octubre a su Patrona, la Virgen del Buen Remedio.


El fundador de la Orden trinitaria, San Juan de Mata, puso la Orden bajo la protección de la Virgen del Buen Remedio, indicando con el título a aquella que sana todos los males de la humanidad.

Cuando fue a Marsella en 1202, fundó un convento donde estableció la devoción a la Virgen.
Refiere la tradición que cierto día se hallaba San Juan de Mata rescatando cautivos y no le alcanzaba el dinero.  Entonces, acudió lleno de confianza a la Virgen del Buen Remedio y obtuvo por su intercesión una bolsa con el dinero suficiente para continuar rescatando cautivos.

El 29 de Abril de 1606 San Juan Bautista de la Concepción le impone a la imagen el hábito tricolor de los trinitarios.

En el Capítulo General de 1959, la Santa Sede otorga a la familia trinitaria tomar como Patrona a la Virgen Santísima bajo el título de "Buen Remedio" y celebrar su fiesta todos los años el 8 de Octubre.


Canto Templo de Gracia y de Gloria

Templo de gracia y de gloria
Templo de la Trinidad
Santa Madre del Remedio
Patrona de nuestro hogar.
Los trinitarios te veneramos
Y te queremos en comunidad
Pura Virgen doncella
Esposa buena, madre ideal.
Vives presente en nuestras vidas
Y en nuestras almas por siempre estarás
Somos una familia
Y en la familia no puedes faltar.
Tú nos enseñas en tu silencio
Como escuchar la palabra de Dios
Para llevar al hombre
Una esperanza de redención.


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04 octubre 2017

Onomástica del P. Francisco Méndez Casariego.


Francisco Méndez Casariego nace en Madrid el día 21 de junio de 1850 en el seno de una familia cristiana. Su padre era Pintor de cámara y académico de Bellas Artes de san Fernando. De niño destaca por su fina sensibilidad y su apertura a los demás, por sus cualidades prácticas, habilidad manual y gusto por la mecánica; pero lo más sorprendente era su profunda vivencia religiosa y su emotividad con los más pobres…

Después de ser ordenado sacerdote, fue nombrado coadjutor, y luego párroco de la iglesia de la Encarnación, entonces parroquia de la corete. Pero no se queda en el mundo de la nobleza y el poder, sino que llega al bajo mundo de los pobres y humillados, en los suburbios y callejas de Madrid. Más adelante será nombrado canónigo. Compaginará sus obligaciones en el primer templo diocesano con su ministerio pastoral entre los más abatidos y necesitados.

Acudían a él con mucha frecuencia toda clase de gentes. Él se daba a los últimos tanto en su ámbito pastoral como en sus salidas constantes por la periferia de su parroquia, a la calle, a los hospitales y cárceles. Su ministerio y vida sacerdotal estaban marcados por una constante pasión: Pasión por Dios y pasión por los últimos, los más pequeños y pobres.

Dios le mostró su rostro en las jóvenes humilladas y en los “golfillos” que pululaban por las calles de Madrid. Acudía a los hospitales, a las cárceles, se paraba a hablar con ellos y ellas en la misma calle e incluso los atendía en el confesionario: La condición indigna en la que eran tratadas aquellas jóvenes y aquellos chicos le quemaba las entrañas con el mismo fuego que Cristo había venido a traer a la tierra. Busca a su prójimo por las calles y caminos, plazas y estaciones, cárceles y hospitales, para mostrarle el rostro del padre que tiene entrañas de amor u misericordia.

Sale de noche con lluvia o nieve a buscar a sus “golfillos” que se cobijaban bajo un banco, envueltos en periódicos, los arropa bajo su manteo, hasta llevarlos a una casa que sea para ellos su casa familiar.

Encuentra su felicidad cuando el que se ha marchado vuelve a casa y él le insiste: “Es tu casa, esto es tuyo, y yo estoy contento porque has vuelto…”Sale en busca del que se ha perdido o escapado del rebaño. Tiene tanta paciencia que hasta dieciséis veces vuelve a salir en busca de uno de ellos. Su pasión era buscar y acoger a los que la sociedad marginaba.


Más en:
http://www.revistaecclesia.com/celebramos-la-onomastica-del-venerable-padre-francisco-de-asis-mendez-casariego/

Hoy celebramos a San Francisco de Asís.


San Francisco fue un santo que vivió tiempos difíciles de la Iglesia y la ayudó mucho. Renunció a su herencia dándole más importancia en su vida a los bienes espirituales que a los materiales.

Francisco nació en Asís, Italia en 1181 ó 1182. Su padre era comerciante y su madre pertenecía a una familia noble. Tenían una situación económica muy desahogada. Su padre comerciaba mucho con Francia y cuando nació su hijo estaba fuera del país. Las gentes apodaron al niño “francesco” (el francés) aunque éste había recibido en su bautismo el nombre de “Juan”.

En su juventud no se interesó ni por los negocios de su padre ni por los estudios. Se dedicó a gozar de la vida sanamente, sin malas costumbres ni vicios. Gastaba mucho dinero pero siempre daba limosnas a los pobres. Le gustaban las románticas tradiciones caballerescas que propagaban los trovadores.

Cuando Francisco tenía como unos veinte años, hubo pleitos y discordia entre las ciudades de Perugia y Asís. Francisco fue prisionero un año y lo soportó con alegría. Cuando recobró la libertad cayó gravemente enfermo. La enfermedad fortaleció y maduró su espíritu. Cuando se recuperó, decidió ir a combatir en el ejército. Se compró una costosa armadura y un manto que regaló a un caballero mal vestido y pobre. Dejó de combatir y volvió a su antigua vida pero sin tomarla tan a la ligera. Se dedicó a la oración y después de un tiempo tuvo la inspiración de vender todos sus bienes y comprar la perla preciosa de la que habla el Evangelio. Se dio cuenta que la batalla espiritual empieza por la mortificación y la victoria sobre los instintos. Un día se encontró con un leproso que le pedía una limosna y le dio un beso.

Visitaba y servía a los enfermos en los hospitales. Siempre, regalaba a los pobres sus vestidos, o el dinero que llevaba. Un día, una imagen de Jesucristo crucificado le habló y le pidió que reparara su Iglesia que estaba en ruinas. Decidió ir y vender su caballo y unas ropas de la tienda de su padre para tener dinero para arreglar la Iglesia de San Damián. Llegó ahí y le ofreció al padre su dinero y le pidió permiso para quedarse a vivir con él. El sacerdote le dijo que sí se podía quedar ahí, pero que no podía aceptar su dinero. El papá de San Francisco, al enterarse de lo sucedido, fue a la Iglesia de San Damián pero su hijo se escondió. Pasó algunos días en oración y ayuno. Regresó a su pueblo y estaba tan desfigurado y mal vestido que las gentes se burlaban de él como si fuese un loco. Su padre lo llevó a su casa y lo golpeó furiosamente, le puso grilletes en los pies y lo encerró en una habitación (Francisco tenía entonces 25 años). Su madre se encargó de ponerle en libertad y él se fue a San Damián. Su padre fue a buscarlo ahí y lo golpeó y le dijo que volviera a su casa o que renunciara a su herencia y le pagara el precio de los vestidos que había vendido de su tienda. San Francisco no tuvo problema en renunciar a la herencia y del dinero de los vestidos pero dijo que pertenecía a Dios y a los pobres. Su padre le obligó a ir con el obispo de Asís quien le sugirió devolver el dinero y tener confianza en Dios. San Francisco devolvió en ese momento la ropa que traía puesta para dársela a su padre ya que a él le pertenecía. El padre se fue muy lastimado y el obispo regaló a San Francisco un viejo vestido de labrador que tenía al que San Francisco le puso una cruz con un trozo de tiza y se lo puso.

San Francisco partió buscando un lugar para establecerse. En un monasterio obtuvo limosna y trabajo como si fuera un mendigo. Unas personas le regalaron una túnica, un cinturón y unas sandalias que usó durante dos años.

Luego regresó a San Damián y fue a Asís para pedir limosna para reparar la Iglesia. Ahí soportó las burlas y el desprecio. Una vez hechas las reparaciones de San Damián hizo lo mismo con la antigua Iglesia de San Pedro. Después se trasladó a una capillita llamada Porciúncula, de los benedictinos, que estaba en una llanura cerca de Asís. Era un sitio muy tranquilo que gustó mucho a San Francisco. Al oir las palabras del Evangelio “...No lleven oro....ni dos túnicas, ni sandalias, ni báculo..”, regaló sus sandalias, su báculo y su cinturón y se quedó solamente con su túnica sujetada con un cordón. Comenzó a hablar a sus oyentes acerca de la penitencia. Sus palabras llegaban a los corazones de sus oyentes. Al saludar a alguien, le decía “La paz del Señor sea contigo”. Dios le había concedido ya el don de profecía y el don de milagros.

San Francisco tuvo muchos seguidores y algunos querían hacerse discípulos suyos. Su primer discípulo fue Bernardo de Quintavalle que era un rico comerciante de Asís que vendió todo lo que tenía para darlo a los pobres. Su segundo discípulo fue Pedro de Cattaneo. San Francisco les concedió hábitos a los dos en abril de 1209.

Cuando ya eran doce discípulos, San Francisco redactó una regla breve e informal que eran principalmente consejos evangélicos para alcanzar la perfección. Después de varios años se autorizó por el Papa Inocencio III la regla y les dio por misión predicar la penitencia.

San Francisco y sus compañeros se trasladaron a una cabaña que luego tuvieron que desalojar. En 1212, el abad regaló a San Francisco la capilla de Porciúncula con la condición de que la conservase siempre como la iglesia principal de la nueva orden. Él la aceptó pero sólo prestada sabiendo que pertenecía a los benedictinos. Alrededor de la Porciúncula construyeron cabañas muy sencillas. La pobreza era el fundamento de su orden. San Francisco sólo llegó a recibir el diaconado porque se consideraba indigno del sacerdocio. Los primeros años de la orden fueron un período de entrenamiento en la pobreza y en la caridad fraterna. Los frailes trabajaban en sus oficios y en los campos vecinos para ganarse el pan de cada día. Cuando no había trabajo suficiente, solían pedir limosna de puerta en puerta. El fundador les había prohibido aceptar dinero. Se distinguían por su gran capacidad de servicio a los demás, especialmente a los leprosos a quienes llamaban “hermanos cristianos”. Debían siempre obedecer al obispo del lugar donde se encontraran. El número de compañeros del santo iba en aumento.


C.N.T.

02 octubre 2017

Ángeles Custodios. Congregación fundada por la Beata Rafaela Ibarra.


Nace en Bilbao, la Beata Rafaela de Vilallonga Ybarra.

Era madre de siete hijos y con el consentimiento de su marido, hizo la profesión religiosa y fundó el Instituto de las Hermanas de los Ángeles Custodios, para la protección de las jóvenes y para enseñarles el camino de los preceptos del Señor.

Murió en 1900.

Fue Beatificada el 30 de septiembre de 1984 por el Papa Juan Pablo II.

Hoy celebramos a los Santos Ángeles Custodios.


A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Den gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres. Den gracias y digan entre los gentiles: «El Señor ha estado grande con ellos.» Señor, ¿qué es el hombre para que le des importancia, para que te ocupes de él? Porque te ocupas ciertamente de él, demuestras tu solicitud y tu interés para con él. Llegas hasta enviarle tu Hijo único, le infundes tu Espíritu, incluso le prometes la visión de tu rostro. Y, para que ninguno de los seres celestiales deje de tomar parte en esta solicitud por nosotros, envías a los espíritus bienaventurados para que nos sirvan y nos ayuden, los constituyes nuestros guardianes, mandas que sean nuestros ayos.

A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Estas palabras deben inspirarte una gran reverencia, deben infundirte una gran devoción y conferirte una gran confianza. Reverencia por la presencia de los ángeles, devoción por su benevolencia, confianza por su custodia. Porque ellos están presentes junto a ti, y lo están para tu bien. Están presentes para protegerte, lo están en beneficio tuyo. Y, aunque lo están porque Dios les ha dado esta orden, no por ello debemos dejar de estarles agradecidos, pues que cumplen con tanto amor esta orden y nos ayudan en nuestras necesidades, que son tan grandes.

Seamos, pues, devotos y agradecidos a unos guardianes tan eximios; correspondamos a su amor, honrémoslos cuanto podamos y según debemos. Sin embargo, no olvidemos que todo nuestro amor y honor ha de tener por objeto a aquel de quien procede todo, tanto para ellos como para nosotros, gracias al cual podemos amar y honrar, ser amados y honrados.

En él, hermanos, amemos con verdadero afecto a sus ángeles, pensando que un día hemos de participar con ellos de la misma herencia y que, mientras llega este día, el Padre los ha puesto junto a nosotros, a manera de tutores y administradores. En efecto, ahora somos ya hijos de Dios, aunque ello no es aún visible, ya que, por ser todavía menores de edad, estamos bajo tutores y administradores, como si en nada nos distinguiéramos de los esclavos.

Por lo demás, aunque somos menores de edad y aunque nos queda por recorrer un camino tan largo y tan peligroso, nada debemos temer bajo la custodia de unos guardianes tan eximios. Ellos, los que nos guardan en nuestros caminos, no pueden ser vencidos ni engañados, y menos aún pueden engañarnos. Son fieles, son prudentes, son poderosos: ¿por qué espantarnos? Basta con que los sigamos, con que estemos unidos a ellos, y viviremos así a la sombra del Omnipotente.


(San Bernardo Abad)

¿Qué son los Ángeles Custodios?


La misión de los ángeles custodios es acompañar a cada hombre en el camino por la vida, cuidarlo en la tierra de los peligros de alma y cuerpo, protegerlo del mal y guiarlo en el difícil camino para llegar al Cielo.

Se puede decir que es un compañero de viaje que siempre está al lado de cada hombre, en las buenas y en las malas.

No se separa de él ni un solo momento. Está con él mientras trabaja, mientras descansa, cuando se divierte, cuando reza, cuando le pide ayuda y cuando no se la pide.

No se aparta de él ni siquiera cuando pierde la gracia de Dios por el pecado.

Le prestará auxilio para enfrentarse con mejor ánimo a las dificultades de la vida diaria y a las tentaciones que se presentan en la vida.