Desde hace siglos, la Iglesia ha querido hacer énfasis en el nombre de la Virgen, nombre por el cual la invocamos a diario y aquél que el Ángel mencionó cuando le anunció su vocación.
La Madre de Dios fue elegida desde antes de nacer por el Señor para traernos la Salvación. Esta predilección, hizo que Dios quisiera que la Primera Portadora de Cristo tuviera una Concepción Inmaculada, sin pecado original, dentro de una familia santa, y también, que fuera llamada por el más dulce de los nombres.
El nombre de María, conocido en arameo como Miriam, tiene tres significados: doncella, señora y princesa. Todos éstos cumple la Santísima Virgen, que permaneciendo doncella concibió a Nuestro Señor por gracia del Espíritu Santo.
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