La Cruz que Dios nos da es como un ancla que te sujeta a la realidad, y de alguna manera hace que tengas que aprender a vivir con paciencia un ritmo lento que no nos gusta porque es contrario a nuestra voluntad.
Mi voluntad sería correr, que todo lo que quiero se realizara rápido, que la vida estuviera en mis manos, pero, amigo mío, la Cruz es tu ayuda que te ancla a la realidad de que tú no eres Dios. La vida no esta en tus manos, pero la gran sorpresa es que si Dios te concede aceptar la cruz y entrar en la realidad que Dios quiere y no la que uno quiere, pues ves que no te mueres, que está llena de regalos y a la larga es muchísimo mejor que lo uno quería.
Ejemplo: Somos como esos niños malcriados que no quieren en absoluto obedecer en nada, que son independientes, pero un día obedecen y se dan cuenta de lo mucho que están equivocado.
¿Quién eres tú? ¿Y quien soy yo?
¿Qué quieres de mi Señor? ¿Y que quiero yo?
Por Fran, un sacerdote de la Región de Murcia.
Por Fran, un sacerdote de la Región de Murcia.
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