Está en el Catecismo de la Iglesia Católica (CEC), entre los números 232 a 267.
En el 234 dice que es el MISTERIO CENTRAL de la vida del cristiano. Es la primera y más importante afirmación de fe.
Esto nos remite a que hay una Jerarquía en las verdades de fe, y da razón al denodado esfuerzo de Juan Pablo II, del que es partícipe todo cristiano, por el ecumenismo, es decir, la reunión en una sola Iglesia de todos los que creemos en Jesús, en la Santísima Trinidad, tenemos un solo bautismo y la misma revelación en la Biblia.
En el 235 trata del esquema de exposición: cómo se revela el Misterio de la Santísima Trinidad (I) (nros. 237-241.243.244), la doctrina de la Iglesia sobre ella (II) (242.245-248) y la Misiones Divinas (III).
En el 236 llama Teología a las misiones de Dios dentro de Sí Mismo, y Oikonomia las que realiza fuera de Sí. La primera se refiera a Dios en Sí Mismo, y la segunda a su Plan de Salvar.
El nro. 25l trata sobre algunos términos filosóficos que nos ayudan a comprender este Misterio.
PERSONAS DIVINAS
Son 3 Personas Distintas en una Sola Naturaleza Divina.
En el Catecismo, esto está explícitamente en los números 232.233 y 252.253.254.
Se distinguen por su origen. El Padre es tal porque de nadie procede y engendra al Hijo, desde toda la eternidad. Del Padre y del Hijo, por vía de amor, procede el Espíritu Santo.
Los tres se inhabitan. Donde está el Padre están los otros Dos, y así con cada uno. A esto se lo llama “pericóresis” o “circumincesión”: Los Unos están en el Otro y viceversa con cada Uno.
239: El Padre es origen, autor. Se puede expresar también mediante la imagen de la maternidad.
242: El Hijo es engendrado por el Padre desde toda la eternidad por vía de generación intelectual. Se conoce y admira en Él.
243-245: El Espíritu Santo.
246.247: Procede del Padre “y” del Hijo (filioque).
248: La tradición oriental: El Espíritu Santo procede del Padre “por” el Hijo.
PROCESIONES DIVINAS
Pertenece a lo llamado en el número 236 “Theología” (palabra griega), es decir, al conocimiento de Dios en Sí Mismo.
Partamos de que en Dios hay Inteligencia y Voluntad, Conocimiento y Amor. También podríamos agregar según San Juan de la Cruz: Memoria y Vida.
Hay dos procesiones en el Seno de la Santísima Trinidad:
El Hijo procede del Padre por el camino de la generación intelectual, por medio del conocer de Dios (vía intelectiva).
El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo por el camino de la generación por el Amor, que es el camino volitivo, de la Voluntad Amorosa del Padre y del Hijo, y ese Amor se transforma en la tercera Persona Divina.
Estas relaciones se descubren en el catecismo entre los números 238-248, en especial el 242 y el 246.
RELACIONES EN DIOS.
También pertenece a la “Teología”, al Dios en Sí Mismo.
Hay 4 relaciones en Dios, que se dan mediante la oposición relativa de las Personas, lo que no rompe su Unidad de naturaleza ni la pericóresis o circumincesión, por la que donde está Una de Ellas están también las otras Dos.
La Paternidad. Del Padre con referencia al Hijo. Es la primera relación.
La Filialidad. Del Hijo con referencia al Padre, de Quien procede desde toda la eternidad por vía de conocimiento intelectual.
La Espiración Activa. El Padre y el Hijo se aman de tal manera que generan una Nueva Persona, el Espíritu Santo, por vía volitiva, “espiran activamente” el Amor.
La Espiración Pasiva. Es el Amor espirado por el Padre y el Hijo contemplado desde el Espíritu Santo. Desde Él, que recibe y es generado, la espiración del Padre y del Hijo es recibida, por lo tanto es una “espiración pasiva”.
Esto también se descubre en el Catecismo, principalmente al final del número 252, y en los números 254 y 255.
MISIONES TRINITARIAS
Las Misiones pertenecen a lo que el número 236 denomina “Oikonomia”, del griego, que significa “Economía de Salvación”, al Plan que Dios tiene para salvar.
Por lo tanto, éstas suceden hacia fuera del Seno Trinitario, apuntan al Plan de Salvación y presuponen un Envío.
Hay 2 Misiones “hacia fuera”:
La del Hijo enviado por el Padre. Es la encarnación redentora.
La del Espíritu Santo, enviado por el Padre y el Hijo, para dar testimonio de Jesús Resucitado, recrear la Iglesia y santificar a los hombres.
El Padre no es enviado, pero viene al alma en gracia, tal como leemos en Jn. 14,23 y Ap. 3,20.
En el Catecismo, esto lo descubrimos principalmente en los números 257 y 258 al final.
(De todas maneras, las operaciones divinas son comunes a las Tres Divinas Personas, por el misterio ya visto de la circumincesión o pericóresis).
ATRIBUCIONES DIVINAS
Tal como decíamos al fin del bloque anterior, las operaciones divinas son comunes a las Tres Divinas Personas, porque donde está Una de Ellas están también inhabitándose las Otras Dos. Están “como Una metida dentro de las Otras” (la pericóresis o circumincesión). La Trinidad tiene “una sola y misma operación”. Por lo tanto, crean las Tres, redimen las Tres y santifican las Tres.
Pero, por Apropiación o Atribución, se adjudica a alguna de Ellas determinada Obra: Por ejemplo, la Creación se “atribuye” al Padre. La Redención, al Hijo. La Santificación, al Espíritu Santo.
En el Catecismo, encontramos este tema en los números 257, 258 y 259.
Tal como decíamos al fin del bloque anterior, las operaciones divinas son comunes a las Tres Divinas Personas, porque donde está Una de Ellas están también inhabitándose las Otras Dos. Están “como Una metida dentro de las Otras” (la pericóresis o circumincesión). La Trinidad tiene “una sola y misma operación”. Por lo tanto, crean las Tres, redimen las Tres y santifican las Tres.
Pero, por Apropiación o Atribución, se adjudica a alguna de Ellas determinada Obra: Por ejemplo, la Creación se “atribuye” al Padre. La Redención, al Hijo. La Santificación, al Espíritu Santo.
En el Catecismo, encontramos este tema en los números 257, 258 y 259.
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