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16 julio 2018

Evangelizar con sobriedad, no somos divos de gira.


- El Bautismo nos hace misioneros.

De ahí que “un bautizado que no siente la necesidad de anunciar el Evangelio, de anunciar a Jesús, no es un buen cristiano”.

Por esp el pasaje evangélico de San Marcos que relata el momento en que Jesús envía a los Doce en misión. Una especie de “práctica” de lo que harán tras la Resurrección del Señor con el poder del Espíritu Santo”.

- El estilo misionero tiene su centro en Jesús.

El evangelista se detiene en el “estilo del misionero”, cuyo centro es Jesús y cuyo rostro es la pobreza de los medios.

Asimismo este episodio nos implica también a nosotros, y no sólo a los sacerdotes, sino a todos los bautizados, llamados a testimoniar, en los diversos ambientes de su vida, el Evangelio de Cristo.

“El bastón y las sandalias son la dotación de los peregrinos”, puesto que así son los mensajeros del reino de Dios, quien quiere que vayamos por el mundo predicando libres y ligeros. Por eso afirmo que los misioneros no son “managers omnipotentes, ni funcionarios inamovibles o divos de gira”.

- Misión auténtica a partir de su centro.

De manera que también para nosotros esta misión es auténtica sólo a partir de su centro inmutable que es Jesús. Y que no se trata de una iniciativa individual de los fieles o de los grupos, puesto que es la misión de la Iglesia, unida inseparablemente a su Señor.

De manera que ningún cristiano anuncia el Evangelio “por cuenta propia”, sino sólo enviado por la Iglesia “que ha recibido el mandato del mismo Cristo".


(Angeles. Papa Francisco, 15-7-2018)

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