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13 febrero 2013

Hoy miércoles de ceniza.


Significado de la ceniza.

Con la imposición de las cenizas, se inicia una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para la vivir el Misterio Pascual, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús.
Wn la Iglesia, el Miércoles de Ceniza, el cristiano recibe una cruz en la frente con las cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos previo.
Mientras el ministro impone la ceniza dice estas dos expresiones, alternativamente: "Arrepiéntete y cree en el Evangelio" y "Acuérdate de que eres polvo y al polvo has de volver": un signo y unas palabras que expresan muy bien nuestra caducidad, nuestra conversión y aceptación del Evangelio, o sea, la novedad de vida que Cristo cada año quiere comunicarnos en la Pascua.


Evangelio y Reflexión.



Según San Lucas 5, 1-11.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.


Reflexión.

Hoy comenzamos nuestro itinerario hacia la Pascua, y el Evangelio nos recuerda los deberes fundamentales del cristiano, no sólo como preparación hacia un tiempo litúrgico, sino en preparación hacia la Pascua Eterna: Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. La justicia de la que habla Jesús consiste en vivir conforme a los principios evangélicos, sin olvidar que si vuestra justicia no supera la justicia de los doctores de la ley y de los fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos. La justicia nos lleva al amor, manifestado en la limosna y en obras de misericordia. No es que se deban ocultar las obras buenas, sino que no debe pensarse en la alabanza humana al hacerlas, ni desear algún otro bien. En otras palabras, debo dar limosna de tal modo que ni yo tenga la sensación de estar haciendo una cosa buena que merece una recompensa por parte de Dios y elogio por parte de los hombres. 
Ése sería el verdadero gesto de justicia y caridad cristiana, «y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

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