Buscar en este blog

02 febrero 2013

¿Cómo de “llena” siento y percibo mi vida?


Dios nos sueña como personas llenas, arraigadas, integradas, y no nos deja solos en este proceso de búsqueda vital, sino que Él mismo se nos regala y se nos ofrece como alguien que quiere caminar con nosotros y habitar todo lo que somos, nuestras luces y sombras, nuestras iniciativas y cobardías. Ante esto podemos decir como Job: ¡Ojalá supiera yo cómo encontrarlo, cómo llegar hasta el lugar de su morada! (Job 23,3), y escuchar cómo Jesús nos habla al corazón: Confiad en Dios y confiad también en mí. En la casa de mi Padre hay lugar para todos. Yo soy el camino, la verdad y la vida. (Jn 14,1-2.6). Dios desea entrar en nuestra vida, que le abramos la puerta y le hagamos un hueco en nuestra casa, con la promesa de que Él llena y plenifica, nos acoge y nos sueña como nadie, porque nos conoce más que nosotros mismos.
Cuando Dios habita nuestra vida y tiene un hueco en nosotros nos va enseñando y transformando por dentro. Él nos ayuda a mirar todas las cosas que tenemos en el interior para darle a cada una su lugar correspondiente, Él nos enseña a valorar lo valioso y a prescindir de lo que no nos da verdadera vida, Él es el que ensancha nuestro corazón para que quepan más realidades, Él es el que nos enseña a confiar en Él y nos va regalando el deseo de querer vivir con Él.

“Mira que estoy llamando a la puerta. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” Ap 3,20

No hay comentarios:

Publicar un comentario