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10 diciembre 2012

El ADVIENTO que Dios quiere...


El adviento que Dios quiere no es sólo un tiempo, es una actitud profunda. No es tiempo cronológico, sino tiempo espiritual. Y, siempre puede ser adviento, superando los límites del calendario.

El adviento auténtico -”en espíritu y verdad”- es el que cultiva y desarrolla la esperanza, es el que enciende todas las lámparas de la espera, es el que abre todos los oídos de la escucha, es el que dispone cuidadosamente el alma para la acogida. Tiempo de esperanza, decimos, pero esperanza significa muchas cosas. Decir esperanza es decir deseo, confianza, paciencia, vigilancia, compromiso, valentía, alegría, humildad, paz.

El adviento que Dios quiere es que abras bien las velas de tu nave y que pongas el motor en marcha; que salgas una vez más del puerto de ti mismo y que te arriesgues en busca de la tierra prometida; que venzas tus apegos y comodidades, los que te impiden crecer; que superes tus miedos, que te paralizan; que sacudas tus rutinas, pura mediocridad; que confíes.

Y una vez que te hayas revestido con los hermosos trajes de la esperanza, predícala, siémbrala, sé su testigo. Da la mano al que te pide, levanta al que está caido, fortalece las rodillas vacilantes, di palabras de consuleo alos corazones tristes, ofrece razones para luchar a los que están desencantados, pinta de color toda la vida. Son muy necesarioslos profetas de la esperanza

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