... ayer domingo, por la mañana, me acercaba a un convento de clausura. La foto que he subido es el "torno". Ahí es por donde las monjas te hablan y te dan lo que has pedido... Etcétera.
Pero, ¿por qué he subido esta foto?
Porque me parece súper interesante e importante la vida que las monjas contemplativas llevan y viven.
No son mujeres raras, ni huyen de nada ni de nadie.
Son mujeres que al consagrarse a Dios, lo hacen desde el silencio, el no ruido ni la publicidad. Una vida y una misión callada.
Habrá gente que no lo entienda, o inclusive, la mayoría pensaréis que es una vida perdida, pero cuando hablas con alguna de ellas, o bien por el torno o en el locutorio, cuando te vas, te quedas pensando...
porque sin quererlo, te enseñan indirectamente que la vida NO es tener, ni atesorar, o, cuanto más cosas y público mas reconocimientos y más feliz eres o vives... No. No. Nos equivocamos.
Lo importante es vivir. Simplemente vivir. La felicidad es mucho más sencilla de lo que la hacemos, o creemos.
La vida se cimienta en amar y sobre todo, en ser feliz.
La vida de esas mujeres consagradas, que aunque no lo creamos, están más cerca y atentas del mundo actual, que muchos de nosotros, su vida se basa en rezar por cada uno de nosotros, sostenernos y ser como esa madre que mira al hijo, desde el silencio, sin estorbar, pero sin quitarle ojos, cuidándonos y llevándonos a Dios.
Una vida que han optado por dejar todo, para ganar lo más importante. Un estilo de vida concreto que a muchas no solo les merece la pena, sino que viven así porque han sabido encontrar la felicidad y el amor más puro.
Y si estás pasando por un bache o quieres que recen por algo, no tengas miedo. Acércate a ellas, llama a la puerta del convento.
Ellas como madre nos sostienen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario