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29 noviembre 2020

Reflexión. Domingo I de Adviento.


Comenzamos un nuevo año litúrgico con el Tiempo del Adviento, que significa “Avenida del Redentor” y la litúrgica de la palabra nos exhorta a que este camino que comenzamos hoy, nos vayamos preparando para la venida del Señor. Es una invitación a estar atentos, vigilantes. La palabra común a las tres lecturas es “Velad”. Velad para estar atentos y preocupados a las necesidades de los hermanos que más sufren, de los últimos de la sociedad, de los enfermos, contagiados. Este tiempo nos tiene que ayudar a caer en la cuenta en que tenemos que vivir la esperanza y ser transmisores de ella para un mundo desesperanzado. Ojalá no tengamos miedo a contagiar la esperanza y a quitarnos los miedos.

----------En la Primera Lectura del Libro de Isaías,

el pueblo de Israel está en una situación desesperada por la esclavitud y se le añade la opresión del pecado, que degrada al ser humano y lo lleva al fracaso, lo hace impuro y se aleja de Dios. Por eso, el pueblo lo invoca y Dios no es indiferente al comportamiento de Israel, se aíra, pero los ha creado libres, capaces de tomar sus propias decisiones. El texto describe esa parte de un Dios que es Misericordioso, que respeta la libertad de cada hombre y cada mujer en sus actos y sus consecuencias, y, por otra parte, la experiencia humana, la del peso de la culpa y como Dios abre el camino de la reconciliación,

----------En la Carta de Pablo a los Corintios,

vemos un fragmento de la carta y como empieza con unas palabras de agradecimiento. La comunidad de Corinto ha recibido del Señor los dones de la palabra y del conocimiento, dones que aluden a los carismas que ha regalado Dios a cada uno de los que componen esa comunidad, pero que por encima de todo está la caridad. Sin caridad no hay vida cristiana. Por eso, Pablo, enfoca su experiencia de Dios a partir del conocimiento de Jesucristo, es decir, en él, se ha revelado el mayor regalo, la reconciliación. Y de ahí, el otro enfoque, la construcción de la comunidad. ¿Y cómo se construye la comunidad? Poniendo los dones que cada uno ha recibido de Dios al servicio de la comunidad. Y ese es el camino para empezar la edificación de la Ekklesía.

----------Evangelio de San Marcos,

nos exhorta por tres veces a que estemos vigilantes. Pero esto no puede ser una espera que nos lleve a desentendernos del mundo. No podemos quedarnos parados mirando al cielo. La espera es un compromiso activo. El Señor vendrá al final de los tiempos, es el que vino, y el que viene cada día a nuestras vidas en la persona de cada hombre y mujer, en cada acontecimiento, especialmente en la persona de los últimos de la sociedad. Tenemos que estar vigilantes para saber reconocerlo. Descubramos a Dios en este camino de Adviento y sepamos ser agradecidos por lo que nos regala cada día.

Que la Virgen María nos ayude a estar en vela y sepamos ser en medio de nuestra sociedad ese toque de luz y sal para poder llegar directos a celebrar dignamente la Navidad.



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