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29 noviembre 2020

Fake news sobre el Papa y bendición urbi et orbi circula en WhatsApp.





En los últimos días ha circulado en redes sociales un fake news (noticia falsa) que anuncia una nueva bendición Urbi et Orbi por el Papa Francisco para este viernes 27 de noviembre.

La falsa noticia que se ha difundido por redes sociales y WhatsApp asegura que a las 6:00 p.m. (hora de Italia) el Santo Padre exhibirá el Santísimo Sacramento en la Plaza San Pedro completamente vacía.

“Se impartirá a TODO EL MUNDO La Bendición ‘Urbi et Orbi’ a la que se adjuntará la posibilidad de recibir INDULGENCIA PLENARIA. ES UN HECHO EPOCAL DE IMPORTANCIA CRUCIAL”, asegura el texto.

La cadena pide a todos detenerse para recibir la bendición papal y afirma que será “el momento en el que el Papa puede tener la fuerza espiritual para detener todo esto. Es muy importante”.

Con un pedido de difusión máxima, el mensaje insta a todos los fieles a transmitir el bulo “antes de que sea demasiado tarde”.

Cabe resaltar que el Vaticano no ha anunciado ninguna bendición Urbi et Orbi para noviembre.

La última ocasión en la cual el Papa Francisco realizó esta bendición extraordinaria fue el viernes 27 de marzo a las 6:00 p.m. (hora local) en la Basílica de San Pedro, tras el rezo con la Palabra de Dios y la Adoración al Santísimo Sacramento.

Esta especial bendición suelen impartirla los Pontífices solamente dos veces al año, el 25 de diciembre y el Domingo de Pascua.

En el evento de marzo estuvieron el icono mariano de la Salus Populi Romani (Salud del pueblo romano) y el Cristo milagroso de San Marcelo, ante el que también rezó pidiendo el fin de la pandemia de coronavirus.

Ya en diciembre de 2015, el Vaticano pidió a los fieles tener cuidado con textos o hechos en Internet falsamente atribuidos al Papa e instó a acudir a fuentes vaticanas para comprobar información relacionada al Santo Padre.

Los sitios webs oficiales en los que se puede corroborar la veracidad de los mensajes atribuidos al Papa Francisco incluyen el Twitter oficial del Santo Padre @Pontifex_es, el sitio web del Vaticano, la Oficina de Prensa de la Santa Sede, la página de Facebook de Vatican News, y el periódico del Vaticano L’Osservatore Romano.

Reflexión. Domingo I de Adviento.


Comenzamos un nuevo año litúrgico con el Tiempo del Adviento, que significa “Avenida del Redentor” y la litúrgica de la palabra nos exhorta a que este camino que comenzamos hoy, nos vayamos preparando para la venida del Señor. Es una invitación a estar atentos, vigilantes. La palabra común a las tres lecturas es “Velad”. Velad para estar atentos y preocupados a las necesidades de los hermanos que más sufren, de los últimos de la sociedad, de los enfermos, contagiados. Este tiempo nos tiene que ayudar a caer en la cuenta en que tenemos que vivir la esperanza y ser transmisores de ella para un mundo desesperanzado. Ojalá no tengamos miedo a contagiar la esperanza y a quitarnos los miedos.

----------En la Primera Lectura del Libro de Isaías,

el pueblo de Israel está en una situación desesperada por la esclavitud y se le añade la opresión del pecado, que degrada al ser humano y lo lleva al fracaso, lo hace impuro y se aleja de Dios. Por eso, el pueblo lo invoca y Dios no es indiferente al comportamiento de Israel, se aíra, pero los ha creado libres, capaces de tomar sus propias decisiones. El texto describe esa parte de un Dios que es Misericordioso, que respeta la libertad de cada hombre y cada mujer en sus actos y sus consecuencias, y, por otra parte, la experiencia humana, la del peso de la culpa y como Dios abre el camino de la reconciliación,

----------En la Carta de Pablo a los Corintios,

vemos un fragmento de la carta y como empieza con unas palabras de agradecimiento. La comunidad de Corinto ha recibido del Señor los dones de la palabra y del conocimiento, dones que aluden a los carismas que ha regalado Dios a cada uno de los que componen esa comunidad, pero que por encima de todo está la caridad. Sin caridad no hay vida cristiana. Por eso, Pablo, enfoca su experiencia de Dios a partir del conocimiento de Jesucristo, es decir, en él, se ha revelado el mayor regalo, la reconciliación. Y de ahí, el otro enfoque, la construcción de la comunidad. ¿Y cómo se construye la comunidad? Poniendo los dones que cada uno ha recibido de Dios al servicio de la comunidad. Y ese es el camino para empezar la edificación de la Ekklesía.

----------Evangelio de San Marcos,

nos exhorta por tres veces a que estemos vigilantes. Pero esto no puede ser una espera que nos lleve a desentendernos del mundo. No podemos quedarnos parados mirando al cielo. La espera es un compromiso activo. El Señor vendrá al final de los tiempos, es el que vino, y el que viene cada día a nuestras vidas en la persona de cada hombre y mujer, en cada acontecimiento, especialmente en la persona de los últimos de la sociedad. Tenemos que estar vigilantes para saber reconocerlo. Descubramos a Dios en este camino de Adviento y sepamos ser agradecidos por lo que nos regala cada día.

Que la Virgen María nos ayude a estar en vela y sepamos ser en medio de nuestra sociedad ese toque de luz y sal para poder llegar directos a celebrar dignamente la Navidad.



Evangelio. Domingo I de Adviento.


+ Lectura del Santo Evangelio según San Marcos.


En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento. Al igual que un hombre que se ausenta deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele; velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de madrugada. No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos. Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!».

Primer Domingo de Adviento.




La corona de adviento, representa en su forma circular, el amor infinito de Dios que no tiene principio ni fin.

El color verde es signo de la esperanza y de la vida que va a venir con el nacimiento de Jesús, nuestro Salvador.

Y las cuatro velas, representan cada uno de los domingos de Adviento, que vamos a recorrer hasta llegar a la Navidad, donde nace Jesús, que es la Luz del mundo.

Y esas llamas, simbolizan nuestra fe. Cuanto más cercanos a Cristo, más iluminamos.

22 noviembre 2020

Reflexión. Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.



Hoy último domingo del año cristiano, la Iglesia celebra el triunfo final de Cristo, como Rey glorioso para juzgar a vivos y muerto. Unos criterios de juicios que se nos examinará del amor y del compromiso que hayamos tenido con nuestros hermanos, nuestro prójimo.

La liturgia de la Palabra, resalta en la Segunda Lectura, su poder sobre el pecado y sobre la muerte. Cristo muerto y resucitado para la salvación de la humanidad es noticia para que los que han creído en él y resucitaran un día a la vida eterna. Y si por un hombre vino la muerte, por un hombre viene la Resurrección que nos dará una nueva vida que no pasará, que no tendrá final. Por Adán entró el pecado y la muerte, por Cristo todos volverán a la vida que un día perdimos por desobediencia (pecado), y participaremos de su vida perpetua.

En la escena del juicio final, Jesús aparece como Buen Pastor. Ese pastor que buscaba y, que sigue buscando incansablemente a las ovejas perdidas. Cristo, Rey del universo, un pastor grandioso. Un Rey, no como nosotros pensamos o podemos catalogarlo con palabras humanas. Un Rey que ha gobernado dando ejemplo con su vida, ayudando, estando con los necesitados, dando una dignidad a las personas que la sociedad había apartado, que ha sido objeto de burla y matado como un malhechor. Un rey, que es “señor de señores y rey de reyes” porque el AMOR ha triunfado a pesar de los contras que ha tenido en el camino.
Un AMOR que tiene la última palabra, y que por mucho que lo intenten ahogar, sale a flote SIEMPRE.

El AMOR es la síntesis del mensaje Evangélico. No hará falta ni doctorados, ni máster, ni grandes dogmas o cumplimientos. Jesucristo nos preguntará si hemos amado, servido, acompañado y tratado al prójimo como yo quiero que lo hagan conmigo.

Por eso, esta solemnidad nos debe ayudar a ver a Dios como un Rey que es Padre, que trata, ayuda y tiene misericordia de los que le siguen. Un pastor, que vela sin descanso por cada una de sus ovejas. Que gobierna la tierra no con promesas falsas temporales, sino, con AMOR, que cumple su promesa y que hace de su vida un auténtico servicio.

Pidamos a la Virgen María, que nos ayude a saber estar al lado de quién nos necesita sin juzgar ni estar por encima de nadie. Y que ella sea nuestro ejemplo para que nos preparemos de corazón para la nueva oportunidad que nos dará el domingo que viene, al comienzo de un nuevo año litúrgico.


Evangelio. Domingo Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.


+ Lectura del Santo Evangelio según San Mateo.


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de Él todas las naciones, y Él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

»Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme’. Entonces los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?’. ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’. Y el Rey les dirá: ‘En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis’.

»Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis’. Entonces dirán también éstos: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’. Y Él entonces les responderá: ‘En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo’. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna».

15 noviembre 2020

Mensaje del papa Francisco para la IV Jornada Mundial de los Pobres.



Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario
15 de noviembre de 2020



“Tiende tu mano al pobre” (cf. Si 7,32)



“Tiende tu mano al pobre” (cf. Si 7,32). La antigua sabiduría ha formulado estas palabras como un código sagrado a seguir en la vida. Hoy resuenan con todo su significado para ayudarnos también a nosotros a poner nuestra mirada en lo esencial y a superar las barreras de la indiferencia. La pobreza siempre asume rostros diferentes, que requieren una atención especial en cada situación particular; en cada una de ellas podemos encontrar a Jesús, el Señor, que nos reveló estar presente en sus hermanos más débiles (cf. Mt 25,40).

1. Tomemos en nuestras manos el Eclesiástico, también conocido como Sirácida, uno de los libros del Antiguo Testamento. Aquí encontramos las palabras de un sabio maestro que vivió unos doscientos años antes de Cristo. Él buscaba la sabiduría que hace a los hombres mejores y capaces de escrutar en profundidad las vicisitudes de la vida. Lo hizo en un momento de dura prueba para el pueblo de Israel, un tiempo de dolor, luto y miseria causado por el dominio de las potencias extranjeras. Siendo un hombre de gran fe, arraigado en las tradiciones de sus antepasados, su primer pensamiento fue dirigirse a Dios para pedirle el don de la sabiduría. Y el Señor le ayudó.

Desde las primeras páginas del libro, el Sirácida expone sus consejos sobre muchas situaciones concretas de la vida, y la pobreza es una de ellas. Insiste en el hecho de que en la angustia hay que confiar en Dios: «Endereza tu corazón, mantente firme y no te angusties en tiempo de adversidad. Pégate a él y no te separes, para que al final seas enaltecido. Todo lo que te sobrevenga, acéptalo, y sé paciente en la adversidad y en la humillación. Porque en el fuego se prueba el oro, y los que agradan a Dios en el horno de la humillación. En las enfermedades y en la pobreza pon tu confianza en él. Confía en él y él te ayudará, endereza tus caminos y espera en él. Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia y no os desviéis, no sea que caigáis» (2,2-7).

2. Página tras página, descubrimos un precioso compendio de sugerencias sobre cómo actuar a la luz de una relación íntima con Dios, creador y amante de la creación, justo y providente con todos sus hijos. Sin embargo, la constante referencia a Dios no impide mirar al hombre concreto; al contrario, las dos cosas están estrechamente relacionadas.

Lo demuestra claramente el pasaje del cual se toma el título de este Mensaje (cf. 7,29-36). La oración a Dios y la solidaridad con los pobres y los que sufren son inseparables. Para celebrar un culto que sea agradable al Señor, es necesario reconocer que toda persona, incluso la más indigente y despreciada, lleva impresa en sí la imagen de Dios. De tal atención deriva el don de la bendición divina, atraída por la generosidad que se practica hacia el pobre. Por lo tanto, el tiempo que se dedica a la oración nunca puede convertirse en una coartada para descuidar al prójimo necesitado; sino todo lo contrario: la bendición del Señor desciende sobre nosotros y la oración logra su propósito cuando va acompañada del servicio a los pobres.

3. ¡Qué actual es esta antigua enseñanza, también para nosotros! En efecto, la Palabra de Dios va más allá del espacio, del tiempo, de las religiones y de las culturas. La generosidad que sostiene al débil, consuela al afligido, alivia los sufrimientos, devuelve la dignidad a los privados de ella, es una condición para una vida plenamente humana. La opción por dedicarse a los pobres y atender sus muchas y variadas necesidades no puede estar condicionada por el tiempo a disposición o por intereses privados, ni por proyectos pastorales o sociales desencarnados. El poder de la gracia de Dios no puede ser sofocado por la tendencia narcisista a ponerse siempre uno mismo en primer lugar.

Mantener la mirada hacia el pobre es difícil, pero muy necesario para dar a nuestra vida personal y social la dirección correcta. No se trata de emplear muchas palabras, sino de comprometer concretamente la vida, movidos por la caridad divina. Cada año, con la Jornada Mundial de los Pobres, vuelvo sobre esta realidad fundamental para la vida de la Iglesia, porque los pobres están y estarán siempre con nosotros (cf. Jn 12,8) para ayudarnos a acoger la compañía de Cristo en nuestra vida cotidiana.

4. El encuentro con una persona en condición de pobreza siempre nos provoca e interroga. ¿Cómo podemos ayudar a eliminar o al menos aliviar su marginación y sufrimiento? ¿Cómo podemos ayudarla en su pobreza espiritual? La comunidad cristiana está llamada a involucrarse en esta experiencia de compartir, con la conciencia de que no le está permitido delegarla a otros. Y para apoyar a los pobres es fundamental vivir la pobreza evangélica en primera persona. No podemos sentirnos “bien” cuando un miembro de la familia humana es dejado al margen y se convierte en una sombra. El grito silencioso de tantos pobres debe encontrar al pueblo de Dios en primera línea, siempre y en todas partes, para darles voz, defenderlos y solidarizarse con ellos ante tanta hipocresía y tantas promesas incumplidas, e invitarlos a participar en la vida de la comunidad.

Es cierto, la Iglesia no tiene soluciones generales que proponer, pero ofrece, con la gracia de Cristo, su testimonio y sus gestos de compartir. También se siente en la obligación de presentar las exigencias de los que no tienen lo necesario para vivir. Recordar a todos el gran valor del bien común es para el pueblo cristiano un compromiso de vida, que se realiza en el intento de no olvidar a ninguno de aquellos cuya humanidad es violada en las necesidades fundamentales.

5. Tender la mano hace descubrir, en primer lugar, a quien lo hace, que dentro de nosotros existe la capacidad de realizar gestos que dan sentido a la vida. ¡Cuántas manos tendidas se ven cada día! Lamentablemente, sucede cada vez más a menudo que la prisa nos arrastra a una vorágine de indiferencia, hasta el punto de que ya no se sabe más reconocer todo el bien que cotidianamente se realiza en el silencio y con gran generosidad. Así sucede que, sólo cuando ocurren hechos que alteran el curso de nuestra vida, nuestros ojos se vuelven capaces de vislumbrar la bondad de los santos “de la puerta de al lado”, «de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios» (Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 7), pero de los que nadie habla. Las malas noticias son tan abundantes en las páginas de los periódicos, en los sitios de internet y en las pantallas de televisión, que nos convencen que el mal reina soberano. No es así. Es verdad que está siempre presente la maldad y la violencia, el abuso y la corrupción, pero la vida está entretejida de actos de respeto y generosidad que no sólo compensan el mal, sino que nos empujan a ir más allá y a estar llenos de esperanza.

6. Tender la mano es un signo: un signo que recuerda inmediatamente la proximidad, la solidaridad, el amor. En estos meses, en los que el mundo entero ha estado como abrumado por un virus que ha traído dolor y muerte, desaliento y desconcierto, ¡cuántas manos tendidas hemos podido ver! La mano tendida del médico que se preocupa por cada paciente tratando de encontrar el remedio adecuado. La mano tendida de la enfermera y del enfermero que, mucho más allá de sus horas de trabajo, permanecen para cuidar a los enfermos. La mano tendida del que trabaja en la administración y proporciona los medios para salvar el mayor número posible de vidas. La mano tendida del farmacéutico, quién está expuesto a tantas peticiones en un contacto arriesgado con la gente. La mano tendida del sacerdote que bendice con el corazón desgarrado. La mano tendida del voluntario que socorre a los que viven en la calle y a los que, a pesar de tener un techo, no tienen comida. La mano tendida de hombres y mujeres que trabajan para proporcionar servicios esenciales y seguridad. Y otras manos tendidas que podríamos describir hasta componer una letanía de buenas obras. Todas estas manos han desafiado el contagio y el miedo para dar apoyo y consuelo.

7. Esta pandemia llegó de repente y nos tomó desprevenidos, dejando una gran sensación de desorientación e impotencia. Sin embargo, la mano tendida hacia el pobre no llegó de repente. Ella, más bien, ofrece el testimonio de cómo nos preparamos a reconocer al pobre para sostenerlo en el tiempo de la necesidad. Uno no improvisa instrumentos de misericordia. Es necesario un entrenamiento cotidiano, que proceda de la conciencia de lo mucho que necesitamos, nosotros los primeros, de una mano tendida hacia nosotros.

Este momento que estamos viviendo ha puesto en crisis muchas certezas. Nos sentimos más pobres y débiles porque hemos experimentado el sentido del límite y la restricción de la libertad. La pérdida de trabajo, de los afectos más queridos y la falta de las relaciones interpersonales habituales han abierto de golpe horizontes que ya no estábamos acostumbrados a observar. Nuestras riquezas espirituales y materiales fueron puestas en tela de juicio y descubrimos que teníamos miedo. Encerrados en el silencio de nuestros hogares, redescubrimos la importancia de la sencillez y de mantener la mirada fija en lo esencial. Hemos madurado la exigencia de una nueva fraternidad, capaz de ayuda recíproca y estima mutua. Este es un tiempo favorable para «volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo [...]. Ya hemos tenido mucho tiempo de degradación moral, burlándonos de la ética, de la bondad, de la fe, de la honestidad [...]. Esa destrucción de todo fundamento de la vida social termina enfrentándonos unos con otros para preservar los propios intereses, provoca el surgimiento de nuevas formas de violencia y crueldad e impide el desarrollo de una verdadera cultura del cuidado del ambiente» (Carta enc. Laudato si’, 229). En definitiva, las graves crisis económicas, financieras y políticas no cesarán mientras permitamos que la responsabilidad que cada uno debe sentir hacia al prójimo y hacia cada persona permanezca aletargada.

8. “Tiende la mano al pobre” es, por lo tanto, una invitación a la responsabilidad y un compromiso directo de todos aquellos que se sienten parte del mismo destino. Es una llamada a llevar las cargas de los más débiles, como recuerda san Pablo: «Mediante el amor, poneos al servicio los unos de los otros. Porque toda la Ley encuentra su plenitud en un solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. [...] Llevad las cargas los unos de los otros» (Ga 5,13-14; 6,2). El Apóstol enseña que la libertad que nos ha sido dada con la muerte y la resurrección de Jesucristo es para cada uno de nosotros una responsabilidad para ponernos al servicio de los demás, especialmente de los más débiles. No se trata de una exhortación opcional, sino que condiciona de la autenticidad de la fe que profesamos.

El libro del Eclesiástico viene otra vez en nuestra ayuda: sugiere acciones concretas para apoyar a los más débiles y también utiliza algunas imágenes evocadoras. En un primer momento toma en consideración la debilidad de cuantos están tristes: «No evites a los que lloran» (7,34). El período de la pandemia nos obligó a un aislamiento forzoso, incluso impidiendo que pudiéramos consolar y permanecer cerca de amigos y conocidos afligidos por la pérdida de sus seres queridos. Y sigue diciendo el autor sagrado: «No dejes de visitar al enfermo» (7,35). Hemos experimentado la imposibilidad de estar cerca de los que sufren, y al mismo tiempo hemos tomado conciencia de la fragilidad de nuestra existencia. En resumen, la Palabra de Dios nunca nos deja tranquilos y continúa estimulándonos al bien.

9. “Tiende la mano al pobre” destaca, por contraste, la actitud de quienes tienen las manos en los bolsillos y no se dejan conmover por la pobreza, de la que a menudo son también cómplices. La indiferencia y el cinismo son su alimento diario. ¡Qué diferencia respecto a las generosas manos que hemos descrito! De hecho, hay manos tendidas para rozar rápidamente el teclado de una computadora y mover sumas de dinero de una parte del mundo a otra, decretando la riqueza de estrechas oligarquías y la miseria de multitudes o el fracaso de naciones enteras. Hay manos tendidas para acumular dinero con la venta de armas que otras manos, incluso de niños, usarán para sembrar muerte y pobreza. Hay manos tendidas que en las sombras intercambian dosis de muerte para enriquecerse y vivir en el lujo y el desenfreno efímero. Hay manos tendidas que por debajo intercambian favores ilegales por ganancias fáciles y corruptas. Y también hay manos tendidas que, en el puritanismo hipócrita, establecen leyes que ellos mismos no observan.

En este panorama, «los excluidos siguen esperando. Para poder sostener un estilo de vida que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia. Casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 54). No podemos ser felices hasta que estas manos que siembran la muerte se transformen en instrumentos de justicia y de paz para el mundo entero.

10. «En todas tus acciones, ten presente tu final» (Si 7,36). Esta es la expresión con la que el Sirácida concluye su reflexión. El texto se presta a una doble interpretación. La primera hace evidente que siempre debemos tener presente el fin de nuestra existencia. Acordarse de nuestro destino común puede ayudarnos a llevar una vida más atenta a quien es más pobre y no ha tenido las mismas posibilidades que nosotros. Existe también una segunda interpretación, que evidencia más bien el propósito, el objetivo hacia el que cada uno tiende. Es el fin de nuestra vida que requiere un proyecto a realizar y un camino a recorrer sin cansarse. Y bien, la finalidad de cada una de nuestras acciones no puede ser otra que el amor. Este es el objetivo hacia el que nos dirigimos y nada debe distraernos de él. Este amor es compartir, es dedicación y servicio, pero comienza con el descubrimiento de que nosotros somos los primeros amados y movidos al amor. Este fin aparece en el momento en que el niño se encuentra con la sonrisa de la madre y se siente amado por el hecho mismo de existir. Incluso una sonrisa que compartimos con el pobre es una fuente de amor y nos permite vivir en la alegría. La mano tendida, entonces, siempre puede enriquecerse con la sonrisa de quien no hace pesar su presencia y la ayuda que ofrece, sino que sólo se alegra de vivir según el estilo de los discípulos de Cristo.

En este camino de encuentro cotidiano con los pobres, nos acompaña la Madre de Dios que, de modo particular, es la Madre de los pobres. La Virgen María conoce de cerca las dificultades y sufrimientos de quienes están marginados, porque ella misma se encontró dando a luz al Hijo de Dios en un establo. Por la amenaza de Herodes, con José su esposo y el pequeño Jesús huyó a otro país, y la condición de refugiados marcó a la sagrada familia durante algunos años. Que la oración a la Madre de los pobres pueda reunir a sus hijos predilectos y a cuantos les sirven en el nombre de Cristo. Y que esta misma oración transforme la mano tendida en un abrazo de comunión y de renovada fraternidad.


Roma, en San Juan de Letrán, 13 de junio de 2020, memoria litúrgica de san Antonio de Padua.

Francisco

Reflexión. Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario.


Ya estamos en el final del año litúrgico y las lecturas de hoy nos invitan a estar vigilantes en la espera de la venida del Señor, que, en boca del Apóstol Pablo, nos dice que vendrá como un ladrón en la noche. Por eso, para nuestra reflexión personal y comunitaria, debemos reflexionar sobre si nuestra vida es fértil, si somos comprometidos y audaces en la misión y si somos fieles y cumplidores. A pesar de nuestros fallos, caídas y pecados, nuestros talentos debemos de multiplicarlo y salir de nuestra zona de confort para que el Espíritu nos transforme y así, podamos irradiar al mundo de la verdadera luz y del ejemplo coherente.


----------Primera Lectura del Libro de los Proverbios,

 nos muestra que la verdadera riqueza del ser humano no está en la abundancia de cosas materiales, sino en la buena administración de lo que tenemos, de nuestra casa, abriéndonos a las necesidades de los que nos rodean, comprendiendo que todo es de Dios y que tenemos que hacer su voluntad. Esto no quiere decir que la tradición bíblica rechace ni desprecia el trabajo o el esfuerzo, sino que nos pide que seamos conscientes de que somos colaboradores en la obra que Dios nos ha regalado de quien procede todo.


----------Segunda Lectura de Pablo a los Tesalonicenses,

 San Pablo escribe esta carta a los cristianos que se habían “despistados”. Han confundido la llegada del Reino de Dios, que es una realidad viva para los creyentes, y se han puesto en contar días y horas. No tenemos que tener miedo, como los que piensan que será de una forma catastrófica y que atemorizan a la humanidad, no. Los truenos y relámpagos no anuncian la venida del Señor. La venida del Señor se realizará en un tiempo determinado, pero desconocido. De ahí se deduce que los cristianos debemos de estar en continua vigilancia, en espera de la Venida del Señor. Por eso, Pablo nos invita a vivir de una forma confiada ese encuentro. Se nos examinará del AMOR que hayamos puesto en nuestras acciones y la forma de como hayamos tratamos a nuestro prójimo. ¿Aprobarías ese examen ahora?


----------Evangelio de Mateo,

 Dios ha hecho al ser humano “señor de las obras de sus manos”, y para ello reparte sus dones sin acepción de personas, con una misión determinada por cumplir en su plan. Hemos recibido diversos dones y todo nos ha sido dado para la edificación en el amor. La falta de respuesta en un miembro del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, repercute en todos. El Reino de Dios se construye con espíritu de acogida a Dios, y con el esfuerzo para luchar contra todo lo que nos separa de su camino. Para Mateo, no caben excusas ni caraduras en que responden diciendo en que hay otros mejores o más capaces y que sean ellos los trabajen. Cada uno de los hijos de Dios es corresponsable de la Buena Noticia. Y lo mismo que el Maestro pasó por el camino de la Cruz, los discípulos debemos pasar por lo mismo y desterrar el miedo y las inseguridades para construir un mundo más Evangélico.

Que la Virgen María, en esta Jornada Mundial de los Pobres que estamos celebrando hoy, nos ayude a que seamos sembradores de justicia y de amor. Repartiendo no solo el dinero sino nuestro tiempo con los que nos necesitan.



Evangelio. Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario.


+ Lectura del Santo Evangelio según San Mateo. 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó.
»Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor.

»Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado’. Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor’.

»Llegándose también el de los dos talentos dijo: ‘Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado’. Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor’.

»Llegándose también el que había recibido un talento dijo: ‘Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo’. Mas su señor le respondió: ‘Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes’».

13 noviembre 2020

Hoy celebramos la Solemnidad de Todos los Santos de la Orden y Familia Trinitaria.





Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!


Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.


Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?


Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:


rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.


Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!

09 noviembre 2020

Actualización de las normas para el culto público en la Diócesis de Málaga.




Tras las medidas adoptadas por los distintos organismos en referencia a aforos, toque de queda y servicios esenciales, el Obispado de Málaga viene a aclarar lo siguiente. 

- El Real Decreto 926/2020, de 25 de octubre, por el que se declara el estado de alarma para contener la propagación de infecciones causadas por el SARS-CoV-2, delegaba a las Comunidades Autónomas la fijación de aforos para lugares de culto atendiendo al riesgo de trasmisión sin que en ningún caso se limitara el ejercicio privado e individual de la libertad religiosa, derecho fundamental regulado por el artículo 16.1 de la Constitución Española y por la Ley Orgánica de 6 de Julio de Libertad Religiosa. Hay que tener en cuenta, que en el anterior estado de alarma los templos se cerraron por acuerdo de la propia Iglesia Católica.

- El Decreto del Presidente 9/2020, de 8 de noviembre, por el que se establecen medidas en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Andalucía en aplicación del Real Decreto 926/2020, de 25 de octubre, por el que se declara el estado de alarma para contener la propagación de infecciones causadas por el SARS-COV-2 mantiene igual que el Decreto anterior de 29 de octubre el aforo en los lugares de culto al 50% en las zonas en nivel dos y tres, y al 30% en el nivel cuatro.

- La Orden de 8 de noviembre de 2020, por la que se modifica la Orden de 29 de octubre de 2020, por la que se establecen los niveles de alerta sanitaria y se adoptan medidas temporales y excepcionales por razón de salud pública en Andalucía, para la contención de la COVID-19 al desarrollar la excepción a la limitación horaria de las 18.00 horas no hace referencia alguna a los lugares de culto. Esto es obvio al no tratarse la libertad religiosa de un “servicio o establecimiento”. En ningún caso contradice esta Orden las dos normas anteriormente referenciadas, más si cabe por el principio de jerarquía normativa.

En base a todo ello, este Obispado aclara lo siguiente:

1- Dada la restricción de entradas y salidas de todos los municipios de Andalucía, aquellos sacerdotes que por encargo pastoral deban realizar desplazamientos intermunicipales deben ponerse en contacto con la Secretaría General a fin de que pueda emitir el correspondiente Certificado en función de la encomienda pastoral.

2- El horario de cierre de los templos no puede superar las 21.30 horas, facilitando así el retorno a sus hogares de los fieles.

3- Con respecto al aforo de los lugares de culto, éste será del 50% o 30% en función del nivel asignado a cada localidad para las distintas reuniones y celebraciones (puede consultarse el nivel de alerta en la web https://www.mapacovid.es/).

4- Puede mantenerse el horario habitual de celebración de las eucaristías vespertinas.

5- Manténgase, como dice la Orden de 8 de Noviembre, el principio de precaución en todas las actividades, de cualquier índole, colaborando todos activamente en el cumplimiento de las medidas sanitarias preventivas.

La normativa íntegra vigente puede consultarse en este enlace.

Málaga, 9 de noviembre de 2020




Aquí puedes recordar de nuevo la Misa de Beatificación de la Beata María Emilia Riquelme y Zayas hace un año.




Beata María Emilia Riquelme y Zayas, RUEGA POR NOSOTROS.



Hoy hace un año que subió la Granadina María Emilia Riquelme y Zayas al honor de los Altares como Beata.



06 noviembre 2020

Hoy celebramos la onomástica del Beato Juan Duarte Martín.




El Beato Juan Duarte Martín nació en Yunquera (Málaga) el 17 de marzo de 1912 y fue bautizado el día 25. Sus padres se llamaban Juan y Dolores.

En 1924 entró en el seminario diocesano de Málaga. Pasaba las vacaciones con sus padres, ayudando en las labores del campo y en la catequesis. Fue ordenado de diácono el 6 de marzo de 1936.

La persecución religiosa de julio de 1936 le sorprendió de vacaciones en casa de sus padres. Estuvo escondido, en una especie de semisótano del piso de entrada, hasta que una vecina lo delató. Unos milicianos lo secuestraron y lo llevaron a la cárcel de Álora, donde fue torturado con corrientes eléctricas, clavándole agujas en el cuerpo.

Le quisieron hacer blasfemar y renegar de la fe, pero no cedió ante los tormentos. Cuando le proponían que dijera ¡Viva el Comunismo! él gritaba ¡Viva Cristo Rey!.

Fue martirizado en el Arroyo Bujía (Álora – Málaga) el 15 de noviembre de 1936. Tenía 24 años de edad.

Le rociaron con gasolina, y le prendieron fuego.

Durante varios días continuaron disparando al cadáver, que permaneció insepulto hasta que fue enterrado en el mismo arroyo. El día 3 de mayo de 1937 sus restos fueron trasladados al cementerio de Yunquera. Tenía las piernas partidas y estaba destrozado.

05 noviembre 2020

Hoy celebramos la onomástica de Santa Angéla de la Cruz.




Ángela de la Cruz Guerrero nace en Sevilla el 30 de enero de 1846, hija de padres honrados y pobres. Su padre, José Guerrero, había venido a Sevilla, de Grazalema, pueblo de la serranía de Ronda, entre aquellas oleadas de emigrantes a las grandes ciudades en busca de mejor colocación, que suelen acompañar al desarrollo de la civilización industrial.

Casado en Sevilla con la joven Josefa González, cuyos padres eran también procedentes de Arahal y Zafra. Los dos esposos, Francisco Guerrero y Josefa González, piadosos cristianos, llegaron a tener hasta catorce hijos, de los cuales sólo seis, tres hijos y tres hijas, sobrevivieron hasta edad adulta. Ambos trabajaban para el convento de Padres Trinitarios, poco distante de la calle Santa Lucía, 13, donde ellos tenían su casa cuando nació Angelita. El padre hacía de cocinero y la madre lavaba, cosía y planchaba la ropa de los frailes. La niña fue bautizada en la parroquia de Santa Lucía, el 2 de febrero, con el nombre de María de los Ángeles, pero para los que la conocen será siempre Angelita.

El padre, hombre aficionado a la lectura de libros piadosos, se hizo querer y respetar de sus hijos. En el barrio tenía buena estimación. Llevará consigo a la niña aún pequeña a los rosarios de la aurora. La madre, bondadosa, vivaracha, imaginativa como buena sevillana, trabajadora y limpia, tenía a su cuidado un altar de la parroquia, lo cual facilitará a la niña Angelita entrar con frecuencia en la iglesia y postrarse a los pies de la Virgen de la Salud, donde la encontraban de niña rezando de rodillas.

En su casa aprendió los buenos ejemplos de piedad, pero también el celo de su madre, que cuidaba con sus pocos recursos que fueran bautizados cuanto antes los niños pobres del barrio, haciendo de madrina de muchos. En una habitación de la casa ponía un altar a la Virgen en el mes de mayo, y allí se rezaba el rosario y se obsequiaba particularmente a la Virgen.

Angelita fue siempre bajita, vivaz y expresiva. A los ocho años hizo su primera comunión. A los nueve fue confirmada. Asistiendo pocos años a la escuela, aprendió los elementos de gramática, cuentas, leer y escribir lo suficiente para comunicarse, pues aun en su mayor edad lo hará con faltas de ortografía. Llegada a la edad de poder trabajar, sus padres la colocaron como aprendiz en un taller de zapatería, con todas las garantías para que en el mundo del trabajo no perdiera su inocencia y virtud cristiana. La maestra de taller, doña Antonia Maldonado, era dirigida espiritual del canónigo don José Torres Padilla, que tenía en Sevilla fama de preparar santos, le llamaban «el santero» por el tipo de personas que con él se confesaban y dirigían. Con él pondrá en contacto doña Antonia a la ferviente discípula Angelita Guerrero. Allí se organizaba diariamente el rezo del rosario entre las empleadas y se leían las vidas de santos.

Cuando Angelita conoció al p. Torres Padilla, tenía 16 años. Tres años después pedirá su entrada como lega en el convento de las carmelitas descalzas del barrio de Santa Cruz. No la consideraron con la salud y energías físicas suficientes para los trabajos de lega y no la admitieron en el convento. Por aquel tiempo se declaró la epidemia de cólera en Sevilla y Angelita tuvo ocasión, bajo la dirección del p. Torres, de emplearse con generosa entrega al servicio de los pobres enfermos hacinados en los corrales de vecindad, las víctimas más propicias de esa enfermedad.

Sus deseos de vivir sólo para Dios y para el servicio en una consagración total de su persona en la vida religiosa aumentaban. Bajo el consejo del p. Torres intentó hacer el postulantado en el hospital de las Hijas de la Caridad de Sevilla. Lo comenzó en el año 1868. Y, aunque su salud era precaria, las religiosas hicieron esfuerzos por conservarla, procurando enviarla a Cuenca y a Valencia para ver si se fortalecía. Tuvieron que devolverla a Sevilla para probar de nuevo con sus aires natales, siendo novicia; pero todo fue inútil, sus vómitos frecuentes no le permitían retener la comida. Tuvo que salir del noviciado. Y lo más doloroso para ella es que todo esto sucedía cuando su director, el p. Torres, se encontraba en Roma, como consultor teólogo del concilio Vaticano I. En su casa la acogieron de nuevo con gran cariño, y en poco tiempo el Señor permitió que recobrara su salud. También volvió al taller de zapatería.

Regresó pronto el p. Torres, al tener que suspenderse el Concilio en 1870. También él la acogió con todo cariño y siguió guiándola por los caminos difíciles por los que Dios quería conducirla. Ambos preveían que Dios la quería para algo que no adivinaban aún. El 1 de noviembre de 1871 Angelita prometió en un acto privado, a los pies de Cristo en la cruz, vivir conforme a los consejos evangélicos.

En 1873 tendrá la visión fundamental que le definirá su carisma en la Iglesia: subir a la cruz, frente a Jesús, del modo más semejante posible a una criatura, para ofrecerse como víctima por la salvación de sus hermanos los pobres. Bajo la guía y mano firme de su director espiritual, irá recibiendo de Dios los caracteres específicos del instituto que Dios deseaba inaugurar por su medio en la Iglesia, la Compañía de las Hermanas de la Cruz. Ella siguió trabajando en el taller como «zapaterita», a la vez que, por encargo de su padre espiritual, dedicaba su tiempo libre a recoger las luces que Dios le daba sobre su vocación y futuro instituto, hasta que recibió la orden de dejar el taller y dedicar todo su tiempo a la fundación.

En junio de 1875 tenía ya otras tres que deseaban seguir la aventura de esa vida que el Señor
inspiraba a Angelita. El 2 de agosto de ese mismo año se inauguraba la vida de comunidad en un cuartito con derecho a cocina, alquilado con el dinero que dejaba la mayor de las tres primeras compañeras, en la casa número 13 de la calle San Luis. Desde aquel día comenzaron sus visitas y asistencias a los pobres, con tal fervor que aquel día se olvidaron de preparar la propia comida. De aquella pobre habitación, en sucesivas etapas, irán pasando primero a una casa del barrio de San Lorenzo, donde encontrarán la protección del párroco (después cardenal, actualmente beato) don Marcelo Spínola. Luego, a la calle Lerena. Más tarde, en 1881, a la calle Cervantes y finalmente, en 1887, a la calle Alcázares (hoy denominada Sor Ángela de la Cruz), donde morirá sor Ángela.

En 1877 se había fundado la primera casa filial en Utrera, de la provincia de Sevilla. En 1878 falleció el p. Torres Padilla, que había conducido hasta entonces, como primer director, la Compañía. Ese mismo año es nombrado segundo director el p. don José María Álvarez y se inaugurará otra casa en Ayamonte (Huelva). En 1879 el señor arzobispo de Sevilla aprueba las Constituciones de la Compañía, redactadas por el p. Álvarez, en conformidad con los papeles e ideas recibidas por el p. Torres de las inspiraciones y conversaciones con sor Ángela. En 1880 se fundará la casa de Carmona (Sevilla). Y aún seguirán 23 fundaciones más en vida de sor Ángela de la Cruz. Entre otras, la de Málaga, propiciada particularmente por su obispo, don Manuel González, hoy también ya beato, y la de Madrid.

A la vez que las fundaciones, se multiplicaban las vocaciones de almas generosas. Los ejemplos de sacrificio, caridad y humildad de las Hermanas de la Cruz llegaron a ser un elemento connatural con el paisaje ciudadano de Sevilla. Tan querido que, aun en época de persecución, los sevillanos decidieron que a las Hermanas de la Cruz no se las tocaba, mientras se llegaron a quemar otros conventos e iglesias. Su ejemplo de caridad, pobreza y humildad se extendió por Andalucía, Extremadura y, poco a poco, a otras regiones de España. También a Argentina e Italia.

La Madre acudía a las fundaciones, trataba con los fundadores bienhechores, procuraba que las casas fueran de acuerdo con el espíritu de la Compañía: pobres y austeras, con lo necesario para su ministerio propio. Lo mejor, para la capilla. El resto, desprovisto de todo adorno y lo más propio de pobres y penitentes. Una vez establecida la superiora y las hermanas, exhortándolas a vivir según el Instituto, las dejaba en las manos de Dios y se comunicaba maternalmente con ellas por cartas, para fomentar ante todo su espíritu y responder a las cuestiones que se presentaban.

Así se inició una correspondencia epistolar de tal calidad espiritual, que la pobre «zapaterita, negrita, y tontita», como se consideraba ella ante Dios, ha dejado un verdadero tesoro de enseñanza espiritual. Pocos autores espirituales se le podrán comparar en la capacidad de penetración en las almas, la sintonía y luz que ofrece para encarnar la sabiduría de la cruz en la vida concreta.

En 1898 León XIII dio el «decretum laudis» del Instituto y san Pío X en 1904 su aprobación pontificia. La madre Angelita, como la llamaban con cariño en Sevilla, se convirtió también con su palabra hablada, de conversación sencilla y profunda, en una institución. La consultaban grandes y pequeños, y le pedían su consejo y bendición. Cuanto más se ocultaba y se humillaba, tanto más la buscaban.

En todos los capítulos celebrados durante su vida la reeligieron. Las hermanas no concebían otra cosa posible. Pero en el de 1928, cuando ya tenía 82 años de edad, la Santa Sede remitió el asunto de la confirmación de su elección a la discreción del cardenal, para que se eligiera otra religiosa distinta de la fundadora. Cuando se leyó, ante todas, que habría que elegir esta vez otra religiosa, quedaron consternadas las demás. La Madre se arrodilló ante los pies del visitador, se los besó y añadió una expresión originalísima suya: «Dios se lo pague a Dios», para indicar que agradecía a Dios la manifestación de su voluntad y que era lo que ella deseaba. Salió elegida la hermana Gloria. La Madre quedó oficialmente como superiora general honoraria y consejera espiritual de todas.

A los 85 años de edad, en junio de 1931, se presentaron los primeros síntomas de su última enfermedad: tuvo una embolia cerebral gravísima. En julio perdió el habla y, después de nueve meses clavada en la cruz, desde su tarima alzó el busto, levantó los brazos al cielo, abrió los ojos y sonrió dulcemente, suspiró tres veces y se apagó su respiro en este mundo, cayendo recostada sobre su tarima. Su espíritu estaba desde hacía tiempo en las manos del Señor.

02 noviembre 2020

Hoy celebramos la conmemoración de los Fieles Difuntos.


Hoy recordamos a todas esas personas que han pasado de este mundo a la casa del Padre. Personas, que ya no están entre nosotros y que no están muerta, sino, que duermen en paz junto al Señor.

La liturgia pone para nuestra reflexión el Evangelio de Mateo, y nos narra cuántos le importamos a Dios, que es capaz de morir en una Cruz, para salvarnos; su muerte es consecuencia de un amor hasta el extremo, hasta su última gota de sangre la derrama porque nos quiere, porque quiere que nos salvemos, pero, siempre respetando nuestra libertad.

La experiencia de la muerte, es una de las que todos los seres humanos hemos compartido. A todos se nos ha ido a alguien, hemos pasado por el trance del dolor, de la ausencia de un ser querido. Esta conmemoración nos debe ayudar a reflexionar sobre la muerte, no con miedo, sino con serenidad, paz y confianza.

Nuestra vida está enmarcada por el tiempo, ya que desde el minuto uno que nos engendran, estamos predestinados a morir. Vivimos aquí en la tierra, somos peregrinos hacia la vida eterna. La fe nos habla de que no vivimos en vano, sino, que vivimos en Cristo, morimos con Cristo y resucitamos con Cristo. La muerte es el paso a la vida verdadera, allí, donde no habrá dolor, ni llanto, ni angustia, porque contemplaremos a Cristo tan cual es.

Estas palabras no tienen que ser tanto bonitas, como testimonio de fe en la resurrección, y que la muerte, no tiene la última palabra. Nuestra fe, repito, se cimienta en la Resurrección. Como diría San Agustín:

“La muerte no es nada. Yo solo he ido a la habitación de al lado. Yo soy yo, tú eres tú.
Lo que éramos el uno para el otro, lo seguimos siendo.
Llámame por el nombre que me has llamado siempre, háblame como siempre lo has hecho.
No lo hagas con un tono diferente, de manera solemne o triste. Sigue riéndote de lo que nos hacía reír juntos. Que se pronuncie mi nombre en casa como siempre lo ha sido, sin énfasis ninguno, sin rastro de sombra.
La vida es lo que es lo que siempre ha sido.
El hilo no está cortado. ¿Por qué estaría yo fuera de tu mente, simplemente porque estoy fuera se tu vista?
Te espero... No estoy lejos, justo del otro lado del camino... Ves, todo va bien.
Volverás a encontrar mi corazón. Volverás a encontrar mi ternura acentuada.
Enjuaga tus lágrimas y no llores si me amas.”

Recemos en especial en este día por todos nuestros familiares difuntos, por todos los que no han precedido y ya gozan de Dios, para que, perdonados todas sus faltas por la misericordia de Dios, descansen en Cristo y sean intercesores por nosotros en la eterna casa de Dios Trinidad.


https://www.revistaecclesia.com/

01 noviembre 2020

Reflexión. Domingo Solemnidad de Todos los Santos.


Hoy domingo, celebramos la Solemnidad de Todos los Santos. Santos: aquellos cristianos que vivieron y viven tras las huellas de Jesucristo. Que su vocación está en vivir enraizados a ese AMOR que nos hace bienaventurados. Celebrar esta fiesta, no es recordar a superhombres y supermujeres perfectas. Son personas como nosotros, que antes de alcanzar la gloria del cielo para siempre, han vivido como nosotros. Algunas veces han podido llegar a ser modelos universalmente y la Iglesia los ha elevado a los altares, otras veces, han sido personas que han vivido en nuestra familia, en la parroquia, en la congregación… Santos como popularmente se les llama de “zapatillas”. Ojalá que celebremos esta gran fiesta recordando a tantas personas que por amor a Dios no le pusieron condiciones a Él en su vida. Que gastaron sus vidas al servicio de los demás para servir al prójimo; que sufrieron adversidad, pero perdonaron y como dijo el Papa Francisco: “Los santos no odiaron nunca”.

----------En la Primera Lectura del Apocalipsis,

vemos como estas letras son expresión de fe de unos cristianos perseguidos, que a pesar de todas las dificultades, creen firmemente que la historia pertenece a Dios y que el triunfo final es el mismo Cristo. Por eso, cuando leemos la cifra de 144.000, se refiere simbólicamente a la plenitud. Es decir, que todo el pueblo, se reúne entorno al Cordero. Que todos, sin excepción reconocen a Cristo. Al final, la victoria es de Dios. Cristo se entrega plenamente. Cuando todo indica que la historia está condenada a acabar mal, que no tiene rumbo, este texto es revolucionario. El testimonio de los creyentes en medio del mundo está avalado por los primeros testigos y confirmado por el mismo Dios. Abramos sin miedo nuestra vida de par en par a Cristo.

----------En la Segunda Lectura de la Carta del apóstol San Juan,

nos llama a que fijemos nuestra mirada en el amor que Dios nos tiene. Dios Padre, al crearnos, nos llama Hijos, y nos eligió para que vivamos en el amor. La prueba de que somos hijos es que el Dios Padre, por medio de Jesucristo, nos ha enviado su propio Espíritu. Gracias al Espíritu, podemos llamar a Dios “ABBÁ” decir, “Papá-Papaito”. Para San Juan, las personas somos consecuencia del AMOR desbordante de Dios, ya que somos en verdad Hijos de Él. Estamos llamados a participar de la plenitud divina. No olvidemos, que el ser humano no está llamado a sufrir, ni al fracaso, sino a la plenitud por ser hijos de Dios, (repito) ya que él nos AMA permanentemente a pesar de nuestros fallos, caídas y tropiezos.

----------El Evangelio de Mateo,

presenta la carta de presentación, las recetas del Reino de Dios. Estas bienaventuranzas son actitudes fundamentales para ser buenos seguidores de Cristo: misericordioso, pacífico, obediente a Dios… Jesús, invita a ir a más allá del mero cumplimiento externo de la ley de Moisés. Hoy, Jesús, nos invita a que miremos más allá de los dogmas, normas y preceptos. El que quiere seguir a Jesús tiene un programa que cumplir. El Reino de Dios ha llegado y los oficialmente marginados, excluidos y últimos de nuestra sociedad, son los primeros en beneficiarse de Alegría. No por cumplir leyes y normas dogmática tienes asegurado el pase. Las bienaventuranzas es un choque radical con nuestros pensamientos. Es la proclamación de la voluntad definitiva de Dios. Si cumplimos y creemos las bienaventuranzas, estaremos construyendo el Reino de Dios. Los santos son aquellos que, contagiados del virus AMOR por el Señor, viven desde la fe. Todos estamos llamados a la santidad. Pero poco son lo que se dejan contagiar por el AMOR en sus vidas.

Que la Santísima Virgen María nos ayude a poder saborear las bienaventuranzas a pesar de los momentos de dificultad que podamos estar pasando e irradiemos el mensaje de Cristo en nuestros ambientes.


Evangelio. Domingo Solemnidad de Todos los Santos.


+ Lectura del Santo Evangelio según San Mateo.


En aquel tiempo, viendo Jesús la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos».

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS