“No se puede seguir a Jesús sin seguir a la Iglesia. Quien cede a la tentación de ir por su cuenta corre el riesgo de no encontrar nunca a Cristo". (Papa Benedicto XVI).
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05 abril 2012
Significados y lecturas del Evangelio del Jueves y Viernes Santo.
----->JUEVES SANTO<----- Con la misa vespertina del Jueves Santo da inicio el triduo pascual, que es la preparación a la pascua y el comienzo de su celebración.
Este día nos recuerda la Última Cena del Señor con sus discípulos para celebrar la Pascua, que para los judíos representaba la conmemoración de la liberación de Egipto. Siguiendo la costumbre, Pedro y Juan siguieron las disposiciones de Jesús y cuidaron que todo estuviera correctamente dispuesto para la cena.
Según San Juan 13, 1-15.
Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin.
Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo, sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios, se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura.
Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura.
Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: "¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?".
Jesús le respondió: "No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás".
"No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!". Jesús le respondió: "Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte".
"Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!".
Jesús le dijo: "El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos".
El sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: "No todos ustedes están limpios".
Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: "¿comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy.
Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros.
Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.
Oración-Reflexión:
Gracias Señor por tu amor hasta el extremo y por el mandamiento nuevo del AMOR fraternocomo tu nos amas. Gracias por la Eucaristía, donde te haces presente en el Pan y en el Vino, siendo realmente tu cuerpo y tu sangre.
Gracias por el orden sagrado del sacerdocio que es SERVICIO de entrega como tu lo fuistes.
Ayúdanos a no quedarnos dormidos y rezar contigo hoy.
----->VIERNES SANTO<-----
En la celebración del Viernes Santo lo más importante es participar en el significado profundo que la pasión y muerte de Cristo tiene para nosotros y para el mundo entero. No basta recordar que Jesús padeció, murió y fue sepultado, sino que es necesario reconocer y proclamar con fe viva que “Cristo entregó su cuerpo y derramó su sangre por nosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados”. Así se comprenden algunas oraciones propias de este día: “Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos, que por tu santa cruz redimiste al mundo” y también aquella otra que dice: “Bendita y alabada sea la pasión de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre al pie de la cruz”. Bendecimos la terrible tragedia de la pasión y muerte de Jesucristo porque ha sido en nuestro favor.
Hoy es un día para mirar a Cristo crucificado y sentirnos “culpables”;
Hoy es un día para mirar a Cristo crucificado y sentirnos “partícipes” de su pasión;
Hoy es un día para mirar a Cristo crucificado y sentirnos “beneficiados".
Viernes Santo: Cristo murió por nuestros pecados y fue sepultado. Pero la fe también nos dice que resucitó al tercer día y vive para siempre. Por eso, creemos que el agua y la sangre que brotaron del costado de Cristo en la cruz, sigue brotando hoy, a través de los sacramentos de la Iglesia, como una fuente permanente de salvación para cuantos creen El.
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