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11 mayo 2018

El Nombre de María.


1.° Importancia del nombre.  Es uno de los primeros actos que se realizan al nacer un niño, el de imponerle un nombre. Todos recuerdan con cariño la fiesta de su nombre, y suele celebrarse con solemnidad semejante, y a veces aún mayor que el mismo cumpleaños. Es una de las fiestas de familia, donde al celebrarse el santo del padre o de la madre, se ponen de relieve las suavísimas expansiones y las alegrías profundas de los hijos.  Recuerda estas fiestas y las que con motivo de tu mismo santo habrás celebrado..., felicidades, obsequios, regalos, visitas... etc., todo esto es lo propio de este día.  Pues bien, hoy meditamos en la fiesta del nombre de María..., la fiesta del día del Santo de la Santísima Virgen... ¡Gran día, gran fiesta debe de ser para sus devotos, para sus hijos amantes! Piensa, además, que la importancia del nombre depende de la conformidad con la persona, esto es, que cuanto mejor la represente, más apto será aquel nombre. En el mundo, muchas veces se imponen los nombres por capricho de los padres; por recuerdos de familia... nunca se atiende a que sea digno y represente adecuadamente a la persona.  Pero en María no fue, así. No era conveniente que se la impusiera cualquier nombre, sino uno que reuniese todas las gracias y maravillas que Dios había encerrado en Ella.  Por eso nadie podía darla un nombre completo y adecuado sino el mismo Dios... ¡y ese nombre es María! 

2.° Grandeza de este nombre.  Ya se comprende cuál será esta grandeza si es Dios el autor del mismo. Tanto más, si Dios nos dio en él un como resumen de lo que es la Santísima Virgen. Cuando el Señor elegía a uno para algo extraordinario, lo primero que hacía era darle o cambiarle el nombre, para que ese nuevo nombre que Él le daba correspondiese al altísimo fin que destinaba a aquella persona.  Así cambió el nombre de Abraham..., impuso el nombre de Isaac... por medio de un ángel, designa a Zacarías cómo se llamará el precursor y le dice que será Juan... El mismo Cristo, al fundar la Iglesia y elegir entre los apóstoles al que será su cabeza y fundamento, a Simón, también le cambia el nombre y le llama Pedro. Ahora pregúntate ¿qué vale la dignidad e importancia del oficio confiado a Abraham, a Isaac, al Bautista y a San Pedro, en comparación de la dignidad y del destino de María? ¿Quién pudo, pues, darla un 37 nombre digno de esta grandeza sino el mismo Dios? Nosotros pudimos llamarnos de muchas maneras, y como ahora, por voluntad de nuestros padres, tenemos este nombre actual, pudimos tener otro muy distinto.  Pero la Santísima Virgen no fue así..., se llamó María y no pudo tener otro nombre, porque el mismo Dios no encontró otro modo mejor de llamarla. Mira, pues, qué grande y magnífico y sublime es este santísimo y dulcísimo nombre. En cierto modo puedes decir que vale tanto cuanto la misma Santísima Virgen, puesto que a Ella representa. Por eso el Evangelio que tan pocas palabras dice de la vida de la Santísima Virgen, no omite este detalle de tanta importancia, y expresamente dice: «y el nombre de la Virgen era María». Así dice San Pedro Damiano «que el nombre de María fue sacado desde la eternidad de los tesoros mismos de la Divinidad, cuando en el Cielo fue decretada la Redención mediante la Encarnación del Verbo». 

3.° Utilidad. Deduce de aquí cómo debemos de respetar y venerar este santísimo nombre y cómo después del nombre de Jesús no hay otro ni más santo, ni más dulce, ni más útil, para nosotros, que el nombre de María Si el nombre de Jesús es santificador, también santifica el nombre de María si sabemos pronunciarlo con todo el respeto y amor que se merece. He aquí por qué después del nombre de Dios y el de Jesús, es el más popular de todos Las madres lo enseñan a sus hijos..., los enfermos y atribulados así la llaman..., los moribundos, de este modo la invocan... ¡Cuántas Iglesias! ¡Cuántas ermitas en todo el mundo levantadas en honor del nombre de María!... ¡Cuántos pecadores sólo con esta invocación se han convertido!... ¡Cuántos milagros efectuados con la invocación del nombre de María! No hay nada más dulce a las almas santas, ni más provechoso a las pecadoras, que juntar esos dos nombres benditos de Jesús y María y pronunciarlos e invocarlos muy a menudo para acostumbrarse a sacar de ellos la inmensa utilidad que su frecuente repetición lleva a las almas.  ¿Lo haces así tú?  ¿Te has preocupado de estudiar la importancia y la grandeza divina de esta santísimo nombre?  ¿Lo dices muchas veces con verdadero fervor, especialmente en las tentaciones, dificultades, contrariedades y penas de la vida? ¿Lo tienes sobre todo bien grabado en el fondo de tu corazón?... 

Si este santísimo nombre no puede sernos indiferente, antes bien debe interesarnos mucho el saberlo conocer y pronunciar con fervor, es muy importante el que nos detengamos a examinar y meditar lo que significa. Es muy difícil acertar con su verdadero significado... Se dan más de trescientas significaciones del mismo, y fue providencia del Señor el que este nombre significase muchas cosas y muy buenas todas, para darnos a entender que en la Santísima Virgen se recopilan todas las excelencias y perfecciones. De todas estas interpretaciones veamos las más probables, que son las siguientes: 

4.° Hermosa. Mejor aún «la Hermosura», por excelencia. Como si quisiera significar que Ella sola es «la hermosura» y que toda otra fuera de Ella no existe más que en apariencia.  «Hermosa como la luna», la canta la Iglesia, porque así como en las oscuridades de la noche, donde todo es feo y triste, aparece la luz plácida, serena y bella de la luna, destacando en medio de las tinieblas y brillando más que todas las estrellas juntas... así María destaca y descuella por su blanca hermosura y la comunica a todos los que de Ella quieren participar. También la dice Tota pulchra. Toda hermosa  fíjate en esa palabra Toda, esto es, que en Ella no hay nada que no sea hermoso; su cuerpo, su alma, sus ojos, sus sentidos, su corazón... todo; porque en Ella no hay nada feo, ni manchado con ninguna cosa que mancille esa hermosura.  Piensa en lo que el mundo llama hermoso y te convencerás de que no conoce siquiera lo que es la hermosura. A una belleza corporal, muchas veces artificial, siempre aparente, pues es algo exterior nada más... a eso llama hermosura..., con esa hermosura se contenta..., no conoce otra. En cambio, mira a María y siempre y en todo momento la verás hermosísima, y Toda hermosa; ¡qué bien, pues, la cuadra este nombre de María, si María significa eso! 

5.° Señora y Dominadora. Y qué cierto es que es verdadera Señora  nunca fue esclava, ni sierva del demonio... del pecado... de las pasiones. Sólo esclava del Señor..., pero por eso mismo Reina y Señora.  El pueblo cristiano así lo entiende y por eso la llama Nuestra Señora. Recuerda cómo es Señora de los ángeles que se glorían en poderla servir. Los ángeles fueron muchas veces sus criados; en la Anunciación, en la huída a Egipto, en la cueva de Belén...,. en el mismo Calvario, ángeles de dolor fueron a sostenerla y a llorar con Ella. Es Señora de los demonios, que la temen al oír tan sólo su nombre, huyen.  Ante este unto nombre doblan las rodillas los Cielos, la tierra y los abismos.  El demonio teme a la Señora, aún más que a Jesús, pues así Dios lo quiso, para que la humillación fuera mayor y más admirable el triunfo de María.  Es, en fin, Señora los hombres.  Pero Señora y Reina de Misericordia.  Jesús ha dividido su reino y su cetro, y, quedándose Él con la justicia como Juez que es e vivos y muertos, ha dado a María el poder de la misericordia.  Su Majestad y grandeza no ofende, no aterra, sino que arrastra amorosa, pero violentamente, aunque sea muy dulce esta violencia.  Mira si no sientes en ti esto mismo al ponerte a los pies de esta Gran Señora.  Por eso es Reina y Señora de corazones.  Nadie sino Ella, tiene derecho a mandar en nuestro corazón.  Examina si es Ella la que realmente manda y dispone como Señora absoluta de tu corazón. 

6.° Mar y estrella del mar. El mar es el conjunto de todas las aguas de la tierra y del cielo, que caen por medio de la lluvia y a él van a parar. Así, dice el Génesis, que al crear Dios la tierra, reunió todas las aguas en un punto y las llamó el mar.  Del mismo modo sucedió con María; todas las gracias que el Señor repartió entre todas las criaturas, ángeles y hombres, las reunió en María... y por eso, es el mar de gracias, donde se encuentran todas las que queramos buscar. Del mar se levantan las nubes, que luego caen en forma de lluvia para fecundar la tierra; así derrama María del océano inmenso de sus gracias, las que hacen fructificar a las almas en virtud y santidad. Las aguas del mar son amargas, como fueron amargas las penas del corazón de María, verdadero mar de amargura, pues sufrió más que todos los corazones juntos en la Pasión de su Hijo. Por eso, se la llama Reina de los Mártires; por haber padecido más que todos ellos.  En fin, es Estrella del mar. Porque es la luz que guía a los navegantes de este mar del mundo..., del mar de las pasiones, en el que fácilmente podemos naufragar..., en el que navegamos generalmente a oscuras, pues en todo instante nos ciega el amor propio y la fuerza de la pasión dominante. Ella es la estrella que está en lo alto para que siempre la podamos mirar..., siempre la podamos encontrar. Por eso la colocó Dios tan alto, para que desde cualquier parte la veamos.  Pero por eso mismo también, no la podemos ver si no levantamos los ojos..., cuanto más los bajes a ver cosas de la tierra, menos la encontrarás. ¿Ves, qué bien la cuadra a la Virgen este nombre en todos y cada uno de estos significados?  ¿Comprendes, pues, por qué sólo a Ella la conviene nombre tan excelso?  ¿Trabajo por imitarla y tenerla siempre delante, repitiendo sin cesar este dulcísimo nombre, como el amante no gusta sino en repetir constantemente el nombre de la persona que ama?

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