El tiempo de Pascua va llegando a su fin, pero el Señor Jesús no nos deja solos. Hoy sube al cielo, pero no para dejarnos huérfanos, sino, que nos mandará su Espíritu (Pentecostés) que será nuestra fuerza para testimoniar en medio del mundo.Jesús, asciende al cielo, nos abre el camino que un día nosotros tendremos que recorrer para vivir eternamente con Él.
---------- En la Primera Lectura de los Hechos de los Apóstoles,
vemos como nos sitúa en dos momentos claves: la Ascensión del Señor (Jesús movido por el Espíritu Santo, sube al cielo), y Pentecostés (el Espíritu descenderá sobre cada uno de nosotros y nos dará una fuerza extraordinaria). El mismo Espíritu Santo presente en la vida de Jesús ahora envía a los apóstoles a la misión. La subida de Jesús, no es un fracaso, o un proyecto temporal… Dios glorifica a su Hijo Jesús como anticipo de nuestra propia gloria. Mientras que llega “la hora”, nos toca, junto a los apóstoles ser testigos del resucitado en medio de nuestros ambientes.
---------- En la Segunda de Lectura de la Carta de Pablo a los Efesios,
---------- En la Segunda de Lectura de la Carta de Pablo a los Efesios,
nos muestra a Cristo sentado a la derecha del Padre. No como alguien que “pisotea” con poder al resto, sino su misericordia es tan grande, que nos supera a todos. Cristo, es la cabeza del cuerpo místico de la Iglesia. Por ello, el creyente, vive con esperanza porque conoce a Dios y participa de su gloria. Cristo, es Señor Resucitado, Señor de todo el orbe. Por eso, como diría el Papa emérito hace unos años “A Cristo no se le puede seguir sin seguir a la Iglesia. Quien cede a esa tentación, corre el riesgo de no encontrar nunca a Cristo” porque Cristo e Iglesia van unidos, es un solo cuerpo.
---------- En el Evangelio de Marcos,
resume con el relato de la Ascensión del Señor todo lo que ha ido hablando de Jesús en su Evangelio, y abre la puerta a la misión de los discípulos, en concreto, la Iglesia. Jesús comenzó su misión en Galilea y es allí donde la va a terminar. El texto nos relata lo que hemos vivido en el Tiempo Pascual. Contemplamos a Jesús Resucitado en relación con el Padre, y por eso, nosotros como hicieron los discípulos, intentamos recorrer con responsabilidad el camino que ellos recorrieron: escuchar su Palabra y centrar la relación con Él y con el Padre. En nosotros queda la responsabilidad y la misión de testimoniar que Cristo Resucitado sigue presente en nosotros y en medio de la Iglesia. Ser comunicador de la Buena Noticia.
Pidamos a nuestra Madre la Virgen María, que nos ayude a ser verdaderos cristianos en cada acontecimiento de nuestra vida, y a que seamos consciente de que Cristo sigue con nosotros, en medio de nosotros.
Pidamos a nuestra Madre la Virgen María, que nos ayude a ser verdaderos cristianos en cada acontecimiento de nuestra vida, y a que seamos consciente de que Cristo sigue con nosotros, en medio de nosotros.
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