Comenzamos el tiempo de cuaresma. Esto conlleva prepararnos más íntimamente para celebrar la pasión muerte y resurrección del Señor. En la celebración del miércoles de ceniza, se nos impondrá la ceniza en nuestras cabezas mientras el sacerdote nos dice: “Conviértete y cree en el Evangelio” o también “En polvo eres y en polvo de convertirás.
En el Antiguo Testamento, ya se venía celebrando el rito de
la ceniza, cuando se cubrían entero la cabeza, señal de penitencia, de duelo.
Era un gesto exterior acompañado de un cambio interior de la persona.
Que esta Santa Cuaresma no nos limitemos a gestos externos.
Que la conversión y el cambio sea radical desde nuestro interior, de nuestro
corazón. Oración, penitencia y ayudo (no sólo deja de comer alimentos, sino de
otras muchas cosas que nos tienen atados).
----------En la Primera Lectura de la Profecía de Joel,
vemos como está cargada de rituales. Un pueblo que vive una situación
“inapropiada”, que ha sido infiel a Yahvé, necesita un cambio radical. Empiezan
un ritual de llantos y luto, para que se asemeje a un tiempo penitencial. La
idea no es cambiar a Dios, es que el pueblo se de cuenta que el camino que
andan no es el correcto. Ellos necesitan un cambio para que corrijan el error.
Al cambiar de actitud, vuelve a tener una oportunidad, porque Dios perdona y es
misericordioso.
----------En la Segunda Lectura de la Carta de Pablo a los Corintios,
es una de las más bonitas. En ella se expresa como la reconciliación de Dios
con el hombre y con la mujer ya ha tenido lugar. No es una reconciliación
futura. No es una reconciliación de “si nos portamos bien, tendremos el premio
al final…” no. Este premio de la reconciliación ya se nos ha dado por medio de
Cristo. Otra cosa es que nosotros elijamos ser cada día mejores o hacer lo que
queremos en cada momento… Pero el perdón y la salvación ya la tenemos. De
nosotros depende (como dije antes) escoger ese camino, o escoger otro. Dios
perdona todo, pero respeta nuestra libertad.
----------En el Evangelio de Mateo,
nos narra una de las cosas en la que solemos caer bastantes veces: practicar
para que las personas nos vean, dar limosna y contarlo… Esto es lo que Jesús
nos viene a decir hoy: CUIDADO. Eso que les gustan los primeros puestos, los
que cuentan si dan limosna o encienden muchas luces para que vean que están
rezando: Cuidado. Algo falla. Como hemos visto en la primera lectura, el pueblo
de Israel hacía muchos actos rituales cara al exterior, y esto mismo en el
Evangelio dice Jesús que no. Que no tenemos que hacer las cosas para que nos
vean. Seguir a Jesús, es ir en silencio por la vida, pero actuando
coherentemente con el Evangelio. Lo importante es ir cambiando nosotros mismos,
ir haciendo una conversión radical de nuestras actitudes. Lo importante es que
Dios ve en lo escondido y él nos premiará.
Le pedimos a la Virgen María, que interceda por nosotros para que nos ayude a integrar esta Santa Cuaresma en nuestro día a día y que nos ayude a desprendernos de esas cosas que nos separan del evangelio y fortalecer nuestra voluntad. Buen comienzo de Cuaresma.
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