“No se puede seguir a Jesús sin seguir a la Iglesia. Quien cede a la tentación de ir por su cuenta corre el riesgo de no encontrar nunca a Cristo". (Papa Benedicto XVI).
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06 abril 2020
Reflexión Lunes Santo (A)
Estos días vamos a ir recorriendo con Jesús, los acontecimientos diarios que él iba viviendo.
Os animo, a que cada día saquemos un ratito para ponernos delante de nuestros sagrados titulares, y le pidamos que nos ayuden a vivir este tiempo con fidelidad y sobre todo, con esperanza cristiana.
En la Primera Lectura de Isaías,
es una especie de poema que presenta a un hombre, que es siervo de Yahvéh, que es elegido por él, Dios. Su espíritu lo consagra para que sea él quien revele la ley de Dios. El siervo, se presenta humilde, sencillo y fiel. Dios le guía amorosamente y le confía como liberador de los oprimidos.
El Salmo 26: El Señor es mi luz y mi salvación,
un canto de confianza y seguridad en Dios, aun en medio de las pruebas. Es la oración del Siervo, que es puesto aprueba, sí, pero no es abandonado por Dios.
Que mejor oración que este salmo, para este tiempo que nos toca vivir por el COVID-19, y que podemos aún más sentirnos tranquilo y llenarnos de paz, porque Dios no nos abandona, aunque a veces tengamos la tentación de que está sordo o es ajeno a lo que pasa en nuestro mundo.
En el Evangelio de Juan,
vamos a ver como Jesús, sabe lo que le espera. Va a anunciar su muerte y por eso adelanta que la unción a su cuerpo, ya que en ese tiempo había costumbre de ungir los cadáveres con perfume, y para Jesús, es más urgente que el cuidado de los pobres, como Judas, menciona hipócritamente. Y nos puede parecer raro, pero aquí, el papel de Judas, es clave, ya que muestra su avaricia y quiera poner a prueba a María. Son sus últimas horas aquí en la tierra y sabe que tiene que volver al Padre.
Tanto la actitud de María, como la de Judas, son indicios, un preludio a la muerte y sepultura de Jesús. La clave está en tomar el camino de María, de lavar los pies a Jesús y la ungirle para la sepultura y que nos llene de la fragancia que nos lleva a la Resurrección, o, de coger el camino de Judas, y que la codicia y la traición nos lleve solamente a la muerte.
¿Con cuál nos identificamos? Porque según optemos, la Semana Santa tendrá un final perpetuo de Vida, o temporal, vacía de sentidos.
Que nuestra Madre, interceda a su Hijo por todos los enfermos y contagiados por esta pandemia.
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