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10 abril 2020

Hoy, comparto un testimonio de un amigo mío y hermano de la Cofradía Malacitana de la Cena: "Llegó el Jueves Santo."


Cientos, miles, millones de personas lo esperan. Un día especial para muchos, por motivos evidentes.

Hermano de la Hermandad de la Sagrada Cena, y su bendita madre, madre nuestra, Virgen de la Paz. Sin duda, Dios ya tenía pensado que mi vinculación con cada Jueves Santo sería muy especial, ¿por qué si no nací un Jueves Santo? Llámenlo casualidad…

Sin duda es un día bonito y especial, no porque salga el Señor y la Santísima Virgen, que también. Su significado es aún más profundo, va más allá.

El Jueves Santo es sinónimo de caridad y amor fraterno. Sin duda, esencial en nuestra vida. Y, aún los es más en estos momentos donde hemos perdido a algún ser querido, o no disfrutamos de la salud que quisiéramos. No dudéis, que con cada acción con la que estáis ayudando a vuestro prójimo, es una demostración de que Xto sigue entre nosotros. Pero tranquilos, este no es el fin. Casi sin darnos cuenta, estamos acercándonos a uno de los días más importante como cristianos, se acerca la Pascua de Resurrección. Ese es nuestro verdadero objetivo, ese misterio es el que nos alienta a todos nosotros.

Como dirían mis hermanos de la Cena, “siempre arriba”. Siempre con esa ilusión, fuerza y cariño, con los que cada Jueves Santo hacemos testimonio público de fe. Siempre con esperanza en que vuelva a reinar la Paz que tanto necesitamos. No temáis a este mal que vivimos, ni a ninguno que nos aceche, recuerden que nuestra mejor protección espiritual, es la FE. Con ella, ningún miedo nos hará caer. Él les dijo: <<¿Por qué tenéis miedo?¿Aún no tenéis Fe?>> (Mc 4, 40) 


Carlos Moreno.

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