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23 diciembre 2019

23 de diciembre: Oh Emmanuel.


OH EMMANUEL,
REY Y LEGISLADOR NUESTRO,
ESPERANZA DE LAS NACIONES
Y SALVADOR DE LOS PUEBLOS.
VEN A SALVARNOS,
SEÑOR DIOS NUESTRO.

Ven a salvarnos,
Señor Dios nuestro…

Una vez más, el Señor habló a Ajaz en estos términos: «Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas». Pero Ajaz respondió: «No lo pediré ni tentaré al Señor». Isaías dijo: «Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios? Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel. (Is 7,10-14)

Emmanuel. Dios con nosotros. No es fácil escribir esta palabra: Emmanuel. Necesitamos la sabiduría de Aquella que le acoge en su seno. De aquella que fue una buena y perfecta discípula en la escucha de la Palabra. Aquella que respondió bien, porque escuchó bien. Y viene a ser, como le decimos en las letanías, la sede de la Sabiduría. Santa María tiene en su interior la letra, ha ido guardando la letra de la Palabra, a la vez que el Amado iba poniendo la melodía. Hasta que María, incapaz de guardar tanta belleza en su interior, la desborda en un canto de amor, el profundo canto de amor de Dios a su criatura.

En tiempo de Adviento, a las puertas de la Navidad, también nosotros somos invitados a acoger la Palabra que se hace carne en el hoy de nuestra historia. Vivir HOY la experiencia de Dios. Pues cuando Dios planta su tienda entre nosotros, cuando el Verbo de Dios se reviste de nuestra fragilidad humana, la eternidad de Dios penetra nuestro tiempo efímero y lo transforma en ese HOY de la experiencia permanente de la eternidad, pues como enseña el mismo Jesús: «Esta es la vida eterna, que te conozcan a Ti y a tu enviado…» (Jn 17,3)

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